Capítulo 21

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Narra T/n

Sentí de repente uno brazos rodeándome, fue como si me despertaran de un profundo sueño de recuerdos. Sentí calidez, pude reconocerla de inmediato, pues ya había sentido aquella calidez en mis brazos, veces anteriores. Era increíble como aquel chico ya por segunda vez aparecía en mis peores momentos.

-¿Camilo?

El chico me tomó de las mejillas.

-____ estás helada, ¿por qué te haces esto?- pude notar preocupación en su mirada. Luego se quitó la ruana y la puso encima mío, me cubría con ella. 

-Yo...- no pude evitar quebrarme, no quería ni siquiera hablar. Era el primer cumpleaños de mi padre donde no estaríamos con él, solo esperaba que él pudiera pasar al menos su cumpleaños con nosotros, cuando estaba tan enfermo. Pero no se pudo, todo por una maldita enfermedad.

-No te preocupes, imagino que te has de estar sintiendo realmente mal. 

El chico tomó mi cabeza y suavemente la puso en su hombro, vaya que necesitaba esto.

-Entonces ya sabes por qué estoy aquí.

-Sí, tu madre me contó, disculpa si no te sentías cómoda para que me enterara aún.

-No es nada, solo que no suelo hablar de mi padre- decir aquella palabra me hacía sentir aún peor, es que me era imposible no recordarlo. Nuevamente salieron sollozos de mi parte.

-____, por favor no llores, es que no sabes cuanto me duele verte así- el chico me tomó nuevamente de las mejillas y pegó su frente a la mía.

-Pero ¿Por qué pones esa cara de angustia?- me daba algo de gracia pero seguía llorando, es que no entiendo por qué siempre me pasa así, me siento realmente mal pero es como si me impidiera mostrarme triste.

-Ay, señorita, no me gusta verte así.

-Es que recordarlo, recordar a mi padre me... ¡agh! Maldita sea, duele, es como si ejercieran una presión en mi pecho- no podía evitar que las lágrimas cayeran.

Camilo retiró su frente de la mía y estiró sus piernas, tomó nuevamente mi cabeza y me recostó en sus piernas. Mi corazón en aquel momento era como una especie de cambios al mismo tiempo, sentía cómo me destrozaba y a la vez lo sentía palpitar fuertemente.

-Cierra los ojos, creo que te deben estar ardiendo. En todo caso aquí estoy- Vaya palabras reconfortantes. Él no tenía ni idea de cómo esa simple frase: "aquí estoy", podía hacerme sentir realmente segura con él.

-Gracias... pequeño Madrigal.

Cerré mis ojos, realmente sentí un ardor en ellos. Llorar trae sus consecuencias, sin embargo, cerrar mis ojos hacía que viera imágenes claras de escenas con mi padre, verlo cuando me cargaba de niña, verlo feliz porque celebramos su cumpleaños a modo de sorpresa, por último, verlo como en los últimos meses se había desgastado en tanto su apariencia, como se veía de débil y que se parara de cama era casi imposible. Era como si no quedara de la persona que alguna vez fue. Eso si que me quebraba, imposible no recordarlo en esta fecha tan especial y ahora dolorosa. 

A pesar de tener los ojos cerrados, lentamente por mi rostro rodaban gotas.

Tal vez debía estar con mi madre, pero hoy quería estar sola, no pasarla con nadie. No pensé que aquel Madrigal vendría a esta hora a buscarme, no tenía fuerzas para pedirle que se fuera y su calidez ya me había reconfortado, tanto al punto que no quería que se fuera.

~Este don no te define~{Camilo Madrigal y tú}Where stories live. Discover now