0.27 Alba

194 23 33
                                    

Eres mi cielo

°
°
°

4 días antes.

Fue con un movimiento torpe que inició su día, parpadeó varias veces esperando que sus ojos se mantuvieran abiertos y luego se estiró un poco en su lugar tensando su cuerpo, la sensación fue gratificante, pero no más que aquella irreal figura a su...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Fue con un movimiento torpe que inició su día, parpadeó varias veces esperando que sus ojos se mantuvieran abiertos y luego se estiró un poco en su lugar tensando su cuerpo, la sensación fue gratificante, pero no más que aquella irreal figura a su lado destilando su fragancia preferida.

Le encantaba la sensación que impregnaba el aire, esa que envolvía cada parte de su cuerpo como si estuviera enterada de cuánta falta le hacía tener aquel prodigioso aroma a su alrededor. Su pecho latía impaciente por inundarse aún más en aquel océano cristalino que se exhibía sin traba para él.

Durante ese tardío amanecer, disfrutaba de la forma en que el silencioso brillo invadía vagamente algunas parte de su recámara, su destello resultaba devastador si se reflejaba sobre la esbelta silueta que dormía bonancible y completamente ajena sobre su cama, aquella que hacía sentir su corazón como si estuviera dentro de un puño. Se sentía pequeño e insignificante a su lado, pero al mismo tiempo amado y estúpidamente afortunado.

Las sombras se le pegaban a cada tramo de su desnudo cuerpo y delineaban su superficie perfectamente como si fuese el único reflector de luz dentro de la habitación. Sus rojos iris estaban ávidos de viajar por esa contorneada figura y no pasó mucho para que así lo hicieran, deslizándose por sus extremos y fijándose aún más en aquellos rastros que rasgan la superficie de su brazo derecho —esos pliegues que emanan sublimidad pura—, su mano no tarda en viajar al mismo unísono que sus orbes para poder recorrer su piel, siente el cambio de textura y solo puede esbozar una sonrisa meliflua mientras sus yemas siguen sin perder el contacto que han hecho.

Sus cicatrices reflejan tanto que una vida no sería suficiente para darle el significado que él puede propiciarle. De a poco despega el roce que mantiene en él y se dedica a observarlo.

Estaba siendo espetado por la imagen de su blanca espalda que quedaba al descubierto del cobertor, aquella que adquiere la bruma del cuarto pero la misma donde sus pecas reflejan el brillo del exterior, amaba la gama de colores que se adhería a su piel y disfrutaba de la vista que se ofrecía a sus carmines que no demoraron en recorrer más allá de sus hombros. Las cafesinas gotas salpicadas sobre su dermis hacían una revolución ante la bienvenida de nuevas manchas adornando su cremosa superficie y sus revueltos mechones no parecían ser suficientes para poder disimular las marcas alrededor de todo su cuello, incluida la razón del suspiro que no tardó en soltar.

La prueba de que su lazo había sido reanudado, sencillamente le encantaba la manera en que su cuerpo portaba cada marca que había dejado en él.

Sin poder evitarlo, se removió entre las acolchadas sábanas hasta acercarse más a él, sus labios dieron suaves besos a su estrellada epidermis y nuevamente disfrutó de su fragancia de olivo y fresias colándose por su entero sistema, de a poco acarició con su bermellón los márgenes del prestigioso delineado que había plasmado sobre su piel y con suaves pinceladas de su lengua, limpió los bordes rojizos que había descuidado durante la noche.

SEMPITERNO  [Katsudeku]Where stories live. Discover now