SEMPITERNO [Katsudeku]

0.15 Ikigai

No quiero llorar... Pero mis lágrimas siguen brotando.

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1 semana 4 días antes

—Sí, Recovery Girl dijo que era mejor no ir hoy al trabajo —comenta sonriendo tenuemente para el alfa que preparaba algo en la cocina. Al parecer si existían los días sin soba. Sin embargo la vergüenza del pasado día le inunda el rostro. Pero, si puedes hablar de lo que te abruma, estás de suerte: eso significa que no es tan importante —según él—. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra. Sin embargo, la fragilidad que ha demostrado es suficiente para que ahora baje la vista y la fije en el tablero frente a él ocupado con el reporte que Endeavor le ha hecho llegar por la mañana.

—Sí, deberías preocuparte más por tu salud. Por eso me alegra que te hayas quedado en casa.

—Yo no —responde sin mirar al chico, pero sabe que está negando con la cabeza y suspirando. Siempre lo hace. Además, ¿Cómo podía estar en casa cuando sentía cada parte de él estarse desmoronando por el recuerdo amargo del rubio? Era una imagen que hacía temblar su cuerpo—… es decir —murmura rechazando la calma que su corazón pedía por estar cerca del alfa —, soy el representante de Mirio y estoy en casa.

—Él lo entenderá, no sólo eres su Héroe preferido. También eres su amigo, pero ¿aún no has hablado con él, cierto?

—No. Desde el primer informe que me dio Endeavor-san, aunque supongo que ellos ya lo hablaron, no estoy siendo de ayuda aquí —dice agotado y después suelta un suspiro, aunque agradece por el medicamento que ha tomado en la noche y el cual pudo ayudarlo a dormir. Probablemente se sentiría peor si no fuera por ello.

—Por eso debes descansar más. Cuando regreses podrás hacer todo bien.

—Gracias. Por cierto Todoroki-kun, ayer se cumplieron los cuatr…

—Me quedaré unos días más —interrumpió con su misma voz neutral, pero en un tono más alto debido a la distancia—, aprovecharé también para visitar más tiempo a mi madre. Además, no quiero dejarte solo en este estado.

—No estoy solo.

—Pero parece que quieres estarlo al apartar a todos de ti —objetó haciendo memoria—. Uraraka me dijo que ayer te encerraste en tu oficina sin más.

—Y le debo una disculpa por eso —declaró, sus dedos inquietos abandonaron la hoja que leía para llevar su mano a la frente y dar leves masajes a esta, se sentía mareado.

—Midoriya, también necesito que me hables de algo —dijo caminando al borde de la entrada para verlo mientras hablaba.

—¿Sobre qué?

—Será cuando te sientas mejor, ¿Sí?

—De acuerdo —responde a medias, su pecho parecía estarse oprimiendo y le costaba respirar. El verdadero dolor que siente es indecible. Es ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultado por un alud. Y así estás. Tan enterrado bajo esas pedregosas toneladas de pena que aún si puedes hablar.  Cree que nadie podrá oírlo, entenderlo —. T-tal vez podríamos hablar mañan...