0.05 Recuerdos

651 106 14
                                    

Recuerdo la tarde en que después de tanto tiempo… estuviste ahí para mí, aún percibo el aroma de tus feromonas rodearme detrás tuyo, la firmeza de tu voz y aquella mirada a la cual me aferré para decirme que todo estaría bien.

Recuerdo ese día, te recuerdo a ti.

°
°
°

Ser un omega para muchos era "caer" en lo más bajo de la sociedad, ser un quirkless era aún peor

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Ser un omega para muchos era "caer" en lo más bajo de la sociedad, ser un quirkless era aún peor. Y Midoriya Izuku era ambos.

Su vida había rondado en los constantes recordatorios de su entorno por ser un "error", un "pecado de la naturaleza".

La sociedad era tan cruel… tan injusta.

—Vamos, no tenemos todo el día —dijo uno de los dos chicos que lo mantenían cautivo en el suelo.

—Ni siquiera puede hablar —habló un pelinegro que permanecía agachado detrás suyo, sosteniéndolo con fuerza de los hombros para pegarlo a él—. ¿No es verdad?

Estaba en silencio; sentado en el empolvado piso mientras sus brazos rodeaban sus piernas intentando protegerse, su cuerpo temblaba y no podía hablar, no entendía si era debido a lo asfixiante que el celo volvía las feromonas de un alfa o al miedo que parecía concentrarse como un nudo en su garganta. Quemaba.

—Incluso un perdedor luce bien con ese aspecto. ¿No, Midoriya?

Siente que su cabeza da vueltas, su estómago se revuelve dándole ganas de vomitar y las náuseas crecían en él cada vez que sentía una grotesca respiración impactar en su cuello. Anhelaba salir de ahí, pero para ese punto ni siquiera percibía fuerza en sus piernas. Entonces quiso llorar de impotencia y gritar con toda la ira y asco que sentía que se alejen, pero su cuerpo permanecía inmóvil, sus ojos miraban perdidos a la nada y la poca conciencia que mantenía pensaba en lo diferente que hubieran sido las cosas de no haber regresado por ese cuaderno, de darse cuenta que no lo traía consigo solo hasta llegar a casa. De no ser un omega. De tener un quirk.

Suplicaba en silencio no estar ahí, pedía que todo eso fuera solo una pesadilla y que pronto se despertara.

—Eso es —alentó el castaño acercándose para sostenerlo de la mandíbula y levantar su rostro hacia él—. ¿Por qué no nos dejas ver un poco?

—¿Deku? —escucha a la lejanía, la voz suena como si estuviera bajo agua pero le ha cautivado y causado un gran estruendo internamente. Después distingue el vago chirrido de la puerta siendo abierta pero, lo primero que nota es aquel inconfundible olor a Ámbar con Neroli colándose a su alrededor. La fragancia era embriagadora y lo llamaba como si quisiera hundirlo en la misma, siente la zaña con la que se dispersa sin aparente punto de freno, provocando que el calor comience a embriagar su piel. Aunque al principio teme dejarse ahogar por la mezcla que vuelve pesado el aire, para su sorpresa es agradablemente absorbente. Quiere buscar la fuente con su mirada pero sus orbes ya comienzan a ser empañados por una oscura neblina.

SEMPITERNO  [Katsudeku]Onde histórias criam vida. Descubra agora