0.06 Forest

397 70 6
                                    

—Así que aceptó la misión —dice como si fuera ignorante de la noticia, aun si la pasada tarde no ha podido dejar de pensar en otra cosa que no sea en su conversación con el cenizo, más la vulnerabilidad que presentó a recuerdos del pasado y la cul...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Así que aceptó la misión —dice como si fuera ignorante de la noticia, aun si la pasada tarde no ha podido dejar de pensar en otra cosa que no sea en su conversación con el cenizo, más la vulnerabilidad que presentó a recuerdos del pasado y la culpabilidad de recomendarlo a sabiendas de que estaban en pleno invierno. Ser consciente de que pasarían tres días en el exterior provocaba que no pudiera dormir bien por la noche.

No menos, ahora se encontraba en la oficina del de ojos escarlata en medio de una conversación sin objetivo definido, moviendo impacientemente su pierna como si fuera a recrear el sonido de algún tambor y prestando más atención a las aves —que logra ver transitar tras aquellos ventanales— que a su suplente jefe. Sabe que el movimiento frenético de su pierna y orbes ya han sido notados, pero sencillamente no puede detenerlos.

—Sí, salieron hoy por la mañana; fue una buena idea de tu parte para asegurar el éxito de la misión.

—Claro… —responde desviando nuevamente su mirada a los cristales que reflejan el brillo de los rayos de luz vespertinos. De alguna manera, seguir enfrascado en el mismo asunto que ha deliberado toda la noche comienza a sacarlo de quicio. Ya estaba hecho, ¿qué más daba? Pero nuevamente logra desorientarlo, como si repasarlo en su cabeza no fuese suficiente, pero sí que ha logrado detener el temblor de sus piernas.

Pues… ¿Qué demonios? Debía estar feliz, o por lo menos satisfecho. No tendría que encontrarse al cenizo de regreso a su oficina y tampoco lidiar con la fragancia que lo perseguía cual fuese un imán. Volvió a respirar. Pero lo único que le funcionaba era apretar la mandíbula, simular una mirada neutral a lo que escuchaba como un témpano de hielo y pensar en que pronto saldría del despacho.

—En cuanto tengamos el informe podremos hacer las cosas adecuadamente —agrega el alfa buscando tranquilizar el altercado interino del héroe. Veía en sus ojos, que miraban en todo momento al suelo, más bien, a cualquier lado al que pudiésemos adherirse si eso significa no mirarlo a él, además del camuflado temor rodeando sus iris, que, aparentemente yacían ahí por sus precipitados e inconscientes actos.

—Es verdad, tendremos un gran avance —responde esbozando una sonrisa leve para brindarle credibilidad a sus palabras. Pero sus orbes aún continúan tan perdidos en la nada que no se tomó el tiempo de siquiera disimular en ello, al otro extremo de un edificio vecino, observa a las personas caminar de un lado a otro, su forma de caminar es diferente. Caminan como si nada les preocupara, ¿qué clase de trato debía hacer para actuar similar a todos ellos?

—Son héroes de élite, no tienes que pensar en más. Estarán bien.

—Sí yo lo sé —responde de inmediato y después se levanta dispuesto a finalizar la conversación. No planeaba seguir dando indicios de lo pérdida que está su mente, pues desde que ha regresado a Japón, los recuerdos no hacían más que regresar a él. Calaban su cabeza y se logran escabullir en cada momento, tuviesen o no la oportunidad o el permiso de hacerlo.

SEMPITERNO  [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora