LXII- Arrepentimiento

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Ya pasaron cuatro meses desde que llegó a trabajar con Kenjiro, eso es más tiempo del que ella pensó, fue ilusa al creer que sería temporal, al tercer mes estando ahí se dio cuenta que tenía dinero suficiente para comenzar en otro lado y decidió que debía irse pero Kenjiro no la dejó.

-O sea, que... no Kenjiro en eso no quedamos tú me dijiste que

-Limón,  sí te lo dije, además he hecho muchas concesiones contigo. Me pediste trabajo, te lo di; me pediste un lugar para vivir; te lo di; me pediste que tu hija viviera aquí y también te lo permití, además estás escondiéndote. He hecho muchas cosas por ti y tu vienes hoy a decirme 'gracias Kenjiro, ya me voy', no no no. Así no son las cosas-

Tras eso el Limón entendió porque Daikuro lo odiaba y siempre le decía a sus chicas que jamás vayan con él.

-O sea que... ¿yo no puedo irme de aquí?-

-Sí, así es Limón, pero no te preocupes, yo cuidaré de ti y tu hija-

-¿Cuidarnos?, sí claro-

-Vamos, no seas malagradecida y apúrate, ya casi tienes que bajar- dijo mientras le entregaba una minifalda y un top negro.

Tras esa conversación ella decidió acostumbrarse, después de todo Kenjiro no es tan mala persona, lo que no esperaba era estar embarazada, eso lo supo un mes después cuando una de las chicas le preguntó si se había hecho algo porque sus ojos y piel estaban más brillantes.

Tras escuchar eso sonrió nerviosamente, esperó a que terminara su turno y subió corriendo a su habitación, se quitó la peluca, vio su pelo y confirmó que también se veía muy bien.

-Carajo, no. No de nuevo, no otra vez-  pensó. Días después corrió a vomitar al baño confirmando lo que temía. Ella ni siquiera sabe cuánto tiempo tiene, siempre ha sido cuidadosa trabajando, pero ahora tiene dudas.

También conoce a Kenjiro y aunque con ella es bastante suave, sabe que esa noticia no le gustará, así que decidió mantenerlo en secreto hasta que supiera qué hacer.

Kenjiro la descubrió un día que fue a buscarla a su habitación, ella no lo escuchó entrar pues Kumo estaba tocando un pandero, por lo que la sorprendió viéndose de perfil en el espejo, contemplando esa pequeña curva.

-¿Qué?, vamos Limón ¿cuándo pensabas decirme- reclamó enojado mientras ella lo veía, su atención la tiene Kumo.

-Kenjiro, ni siquiera yo lo sabía, pero no te preocupes, yo dejaré de trabajar y

-¿Qué?, no no no, ¡NO! Limón tú seguirás trabajando, trabajarás hasta el día que yo lo diga-

-¡¿Qué?!, Kenjiro, estoy embarazada tú no... Daikuro no permitía que... te puedo pagar por

-Limón yo no soy Daikuro, ¡vamos!, hago mucho dejando que te quedes con tu hijo. Vamos, apúrate... ah y entérate que a muchos hombres les gustan las embarazadas- dijo y los dos bajaron.

Al día siguiente Kenjiro la lleva al doctor, el lugar está en medio del mercado, es una clínica clandestina, se ve sucia y el médico tiene pinta de carnicero.

Ella recuerda a Daikuro y como él llevaba a los doctores a su taberna, además que ellos debían ser amables y educados, jamás permitió que le faltaran al respeto a sus chicas.

El médico la ve tocarse el vientre y le dice que tardará como dos horas sacando 'eso'.

-No, no... yo no... yo quiero saber cómo va-

El médico se sorprende, avanzan por un pasillo, hay poca luz y entran a un intento de consultorio.

El médico cierra la cortina y ahí de pie le hace el ultrasonido, él le confirma que está a punto de cumplir cuatro meses y el bebé va bien.

RefugiadaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ