Un día nada común de escuela

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Una mañana, Shisui estaba enojado consigo mismo.

Pasó toda la tarde y noche terminando su resumen de cinco cuartillas de su lectura de cuarenta hojas, más los diez ejercicios del final del capítulo, durmió 3 horas y le costó toda una vida entera levantarse de la cama. Antes podía dejar que el celular se descargara por la alarma sonando cada cinco minutos, pero ese día se sentía motivado porque la clase le gustaba; incluso, el día anterior había desconectado parcialmente sus redes sociales para no verse en la tentación de utilizarlas.

No llegó tan tarde, eran las 7:30 am y la clase había iniciado hacia media hora si la profesora era tan puntual como siempre. Mientras corría a la facultad, pensó en utilizar la vieja confiable e ingresar al salón de clases sin su mochila y si le preguntaban algo, decir la excusa de que había salido al baño (por lo general, su tarea siempre estaba dentro de su camisa para disimular).

Lo único que le disgustaba de ese edificio eran los cuatro pisos que tenía que subir; había contado infinidad de veces los setenta y seis escalones que eran hasta arriba y los veintiséis pasos desde que ponía un pie en la cuarta planta hasta su salón. Si bien había un ascensor, necesitaba una tarjeta especial para poder utilizarlo.

Se maldijo por su falta de condición física cuando subió de dos en dos los escalones hasta el segundo piso, a partir de ahí, caminó bofeado. Corrió con su último aliento los pocos metros hasta su salón y primero miró su reflejo en la ventana de la puerta: rizos más alborotados que nunca, ya debía amarrarse ese pelo en una coleta alta o en su defecto, cortarlo.

Para su sorpresa, el salón estaba completamente vacío.

Cerró la puerta un segundo y se quedó con la mano en la perilla otro; abrió la puerta al tercero esperando regresar a la dimensión donde él estaba llegando tarde y no demasiado temprano. ¿Qué había pasado con todos?


Desconcertado, se marchó.


Asustado, miró su celular: se había apagado. Pero para su buena fortuna, ese día había empacado su cargador. Solo tenía que llegar al segundo piso y entrar al centro de cómputo, desconectar alguna de las máquinas y utilizar discretamente su teléfono.


Cuando levantó los ojos de la pantalla ennegrecida, miró a Itachi entrando a uno de los dos salones.

La comadreja era lista, más que él; seguramente la clase era didáctica y habían solicitado el salón de computación.

Si, eso debía de ser.

Fue hasta donde había entrado Itachi, dispuesto a ingresar con toda cortesía por su tardanza. Pero cuando llegó, solo estaba la comadreja en la primera fila recostado en su silla mientras esperaba que la computadora encendiera.

—¿Qué haces aquí? —indagó, curioso y olvidando todo lo ocurrido hasta ese momento—. ¿Dónde están todos?

—En sus casas —pero Shisui no lo entendía.

—¿Por qué?

—La profesora avisó en la noche que no habría clases hoy.

—¡Qué! ¿A qué hora dijo eso la vieja loca?

—Como a media noche.

Shisui la odió. Era buena persona, pero detestable en ese punto.

—Eso no resuelve mi duda, ¿Qué haces aquí?

Itachi removió sus lentes hacia su cabello para verlo a los ojos sin los cristales de por medio. Su vista, al igual que la de él, estaba cansada.

—Se dice "buenos días, mi amor, me alegra de verte mi vida, te amo mucho".

Shisui repitió las mismas palabras de la comadreja, avergonzado.

—Bueno, estoy en el centro de cómputo porque iba a enviarte un mensaje a tus redes sociales, ya que no contestabas el teléfono. Te he estado marcando desde ayer en la noche para avisarte.

Si, definitivamente Itachi era un amor.

—¿Entonces estás aquí porque...? —pero Shisui aún no lo entendía.

—Porque me gusta desperdiciar mis preciadas horas de sueño a lo loco —le dijo sarcástico—. Estoy aquí porque sabía que tú estarías aquí.

—¿Cómo sabes que llegaría a la clase?

—Realmente era cincuenta, cincuenta. La clase te gusta pero sé lo impuntual que eres. Así que decidí venir para arriesgarme a no encontrarte. No quería que pasaras cuatro horas solo... —pero antes de que el mayor pudiera soltar un "owww" enternecido, Itachi continuó—: Te conozco, si no veías a nadie con quien te lleves bien, sin dudarlo volverías a casa, y si lo hacías, no regresarías a la escuela para la siguiente clase; la cual estás a una falta de reprobar, por cierto.


Después de eso, fueron a desayunar a la cafetería y pasear por el campus. 





♥♥♥♥♥♥♥♥

De repente pensé que ya no tenía recuerdos de Vietnam hasta que leí un capítulo de un libro de  JAJAJA

Aprovechando, les voy a platicar algo que no tiene que ver con la historia: 

Últimamente estuve explorando el mundo de la escritura larga y más detallada ¡Y me encantaría saber su opinión al respecto! A mí a veces me aburre porque siento que no avanza la trama, pero por eso me gusta retroalimentarme con ustedes en este libro uwu.

También estuve leyendo a diferentes autores de diferentes fandoms, y me voy haciendo un poquito de todo lo que me gusta o me gustaría incluir para narrar uwu.

Siento que estos capítulos y cualquier otro desde que me estoy instruyendo más, pues quedan más decentes lol. Definitivamente, algún día este libro merece ser homologado. 

Además, hace días leí sobre los tipos de narrador y me quedé impresionada con lo de narrador omnipresente y el narrador observador y yo como: khé, no era uno solo?

Por cierto, wattpad me acaba de informar que llevamos cinco meses en esta cuenta, y yo así como: khé vrg, tanto tiempo tardé en entender cómo escribir y usar los guiones largos? Ah. 

Cortos ShiIta: Fallas en la mente de ShisuiWhere stories live. Discover now