Cortos ShiIta: Fallas en la mente de Shisui

El lado no-divertido del TDAH (15)

POV Shisui

Hay días en los que puedo tener la mente muy encendida o muy apagada. Nada de esto que estoy viviendo es una situación lineal. Los días buenos se convierten en malos y los días malos se convierten en peores; qué más quisiera que solo los pudiera olvidar.

Es una sensación de vacíos existencial la que me llena mientras pienso que he desperdiciado los mejores años de mi vida. Si tan solo me hubieran diagnosticado antes, si tan solo a mis padres les hubiera importado un poquito más…

Las enseñanzas de mano dura no ayudan, no son un buen estímulo e Itachi lo sabe. Con él es la sensación de que debo volver a aprender a ser un hombre ¿Pero alguna vez supe serlo? Tal vez solo sigo siendo el niño que tiene TDA.

La medicina ayuda lo suficiente como para decidir dejar de lado la terapia psico conductual o una cosa así. Hablar con alguien extraño no ayuda, ¿O si? ¿Prefieres Itachi, que me abra emocionalmente con un extraño o que lo haga contigo? ¿Te crees capaz de ayudarme a salir de esta oscuridad en la que vivo? ¿Crees tener suficiente luz como para hacerlo, aventarte al vacío que significa estar conmigo? Porque te lo advierto, mis demonios son muy grandes.

A veces se posan detrás de mi oreja y me susurran con murmullos "sabes que lo vas a hacer mal". ¿Y sabes qué es lo que me da más miedo, Itachi? Cuando me hablan de ti y me dicen que un día te voy a fallar de nuevo, y que ese día se acerca pronto.

Pero te miró ahí, tan apacible sobre la cama y en un sueño que es seguramente hermoso a comparación con los míos.

Y a veces me pregunto si puedo hacerlo, si puedo ser lo suficientemente valiente por los dos como para demostrarle a mis demonios que no voy a fallarte, porque hay ocasiones en las que sus voces se vuelven fuertes, gritonas, ensordecedoras y me recuerdan lo insuficiente que puedo llegar a ser contra ellos.

¿Pero acaso te importa eso, Itachi? ¿Te gusta verme vulnerable?

Te remueves un poco sobre la cama, me pregunto si son mis inquietudes las que te quitan la calma a estás horas de la noche.

A veces es inevitable seguirte mirando mientras te despiertas; ambos sabemos que no he podido dormir.

–Hola –. Articulas con voz lenta.

No me gusta despertarte en las madrugadas, aunque me lo pides porque sabes que me pongo a pensar de más. Quieres ser mi distractor, yo quiero respetar tu sueño, tratando de resolver cosas en mi cabeza por mí mismo.

–¿Un mal sueño? –.

–Esta vez no –.

Y tú lo sabes, siempre lo sabes. No necesito más palabras para que me abraces y acomodes mi cabeza hacia tu pecho con tu barbilla filosa sobre mi cabeza.

–Shhh, estamos bien –.

Pero tú insistes en ser parte de esto.

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Vayan a terapia amixes.