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13.

Al abrir los ojos una luz muy floreciente me golpeó, ¿desde cuándo la luz artificial molesta tanto? Sé en qué lugar estoy aún sin haber recorrido mi mirada, esté aroma es característico de mis lugares más odiosos; el hospital.

Sonreí un poco al notar a Tzuyu entrar a la habitación pero mi rostro se desfiguro cuando noté a un doctor detrás de ella. Profesiones más respetadas pero que preferiría se mantuvieran lejanas a mi.

—Hola linda.

La agradable voz de Tzuyu me envolvió y de pronto me sentía en casa, cómoda. En paz.

—Señorita Bae, ¿sabe cómo llegó aquí?

El doctor se acercó hacia mi y hacía algunas revisiones en sus aparatos a los cuáles les desconozco los nombres, mi cabeza parece reventar y esté hombre quiere interrogarme. ¿Qué necesidad?

—Por supuesto que no, ni siquiera sé quién soy.

Tzuyu abrió muy grandes sus ojos y tomó su celular casi para avisar que había pérdido la memoria, lamentablemente no es así y si me acuerdo que ya lo perdí todo, mis hijas, mi esposa y mi bienestar emocional.

—Dime que esa es una mala broma -rogó Tzuyu.

—Es broma, linda.

El doctor me regañó con la mirada y siguió haciendo preguntas que a duras penas respondí. No tenía ánimos de estar ahí respirando. Todo mi cuerpo dolía, los efectos de la droga estaban pasando pero aún todo se sentía tan nuevo, podía sentir la presión del agarre de Kwan en mi piel, su respiración agitada en mi cuello y mis ganas de llorar incrementaban.

Tenía tanto miedo aún, mis ganas de llorar estaban elevándose y elevándose pero no puedo, es cómo si se atascara en mi pecho y me agobiara desde ahí. Burlándose de mi.

Tengo un gran nudo en la garganta y los ojos me picotean, alertándome que en algún momento las lágrimas avanzarán.

Quiero tanto un abrazo pero al mínimo roce de tacto siento que estallaré. Me siento tan sucia, marcada quizás. ¿Por qué tuvo que suceder esto? ¿Por qué se una persona que yo consideraba especial? ¿Cómo lograría confiar en alguien ahora? si la persona que más tiempo pasaba conmigo y sabía todos mis secretos me hizo esto.

—Cuéntame que sucedió, Bae.

Regrese a la realidad por la voz interesada de mi mejor amiga, me reincorpore en la camilla y suspire pesadamente. ¿Cómo podría explicarle sin entrar en una crisis? Me pondría a llorar como bebé.

Tzuyu tomó asiento en mi camilla, sujeto mi mano y la presionó con cariño.

—Yo... -por supuesto que quería hablar pero mi voz no parecía tener la fuerza para hacerlo, quería llorar sin parar.

—Entiendo si no te sientes lista para contármelo, yo puedo esperar, sólo quisiera saber una cosa.

Asentí, agradecía que me entendiera así que yo podría responderle eso. Aclararle su duda.

—¿Quién fue? ¿Ha sido Kwan?

Me limite a asentir y ella no preguntó algo más. Al menos ella no me forzaría a contarlo todo en esté momento pero estoy segura que otras personas si y debía prepararme mentalmente para confesarlo.

—Jamás estuve tan asustada cómo cuándo te vi ahí inconsciente, estabas perdiendo tú color. Pensé que morirías, Bae.

—No lo hice, lamentable u afortunadamente, Tzu.

Llevó su mano a mi mejilla y me acarició con el mayor cariño posible. Transmitiéndome todo su amor en ese pequeño acto.

—T/N, significas tanto para mí, deja de bromear en qué no moriste, no podría ni explicar cómo estaría ahora si eso hubiese pasado, eres mi hermanita.

Rompió en un sollozo al terminar de hablar acaricié su mejilla y la acerque a mi, permitiéndome besar múltiples veces sus mejillas.

—Tzuyu por favor no me dejes sola con los que entrarán, no quiero estar sola en ningún momento. Te necesito únicamente a ti.

—No me alejaré, lo prometo.

[...]

Después de varias horas, exámenes y hablar con la policía las primeras personas entraron a verme a mi habitación

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Después de varias horas, exámenes y hablar con la policía las primeras personas entraron a verme a mi habitación. Mis padres me dieron un sermón horrible en que intentara dejar de tentar a la muerte, ¿cómo les explico que ni la muerte me quiere?

Cuándo Irene entro me golpeó el brazo por "asustarla" y después demoro quince minutos en pedirme perdón y recordarme que soy su hermana favorita, obviamente lo soy porque soy su única hermana. Sana me lleno de besos y me recordó que no perdiera mi luz jamás. La amo por eso.

La siguiente persona que entraría no tengo idea de quién es, observé hacia la puerta y suspire cuando noté a Nayeon entrar.

—Me diste un gran susto -habló.

—Lo siento -sus ojos estaban rojos y levemente
hinchados, seguramente por el llanto. O alguna alergia.

—No, no te disculpes, amor.

Que me llamara de esa manera tan linda me animaba a tratarla con más confianza. Busque su mano y jugué con las yemas de sus largos dedos.

—Si. Si debería disculparme, Nayeon -dije mientras miraba nuestras manos unirse.

—¿Por qué? T/N, sabes que esto no es tu culpa,
¿verdad? -preguntó Nayeon en voz baja.

—Lo es, si tan sólo te hubiera tomado la razón esto no hubiese sucedido, yo estuve mal en no creerte. Eres mi esposa y siempre tuve que apoyarme en ti, no lo hice.

—T/N, no es tu culpa. Nuestro matrimonio tiene solución pero lo que te hicieron para terminar aquí no es tú culpa, jamás lo sería.

Me incliné hacia mi esposa y besé su boca. Me sentí bien con solo sentir sus suaves labios pero la sensación me duró poco por la voz de mi mejor amiga.

—Yo sé que prometí estar contigo todo el tiempo pero esto se está poniendo raro, ¿puedo irme?

—Regresas ahora, no te alejes mucho, por favor Tzuyu.

Apenas Tzuyu está fuera de la habitación Nayeon me sostiene del cuello, obligándome a mantenerle la mirada.

—Amor... ¿qué ha pasado?

—Abusó de mi.

Y ahí me encontraba ahogando sollozos y explicándole a mi esposa todo lo que había sucedido, contándole quién era el que la molestaba por textos y que la hizo reunirse con aquel hombre. Todo tenía una explicación, nuestros problemas se resumían en la falta de confianza a Kwan.

The Tour » im nayeon.Where stories live. Discover now