love, love

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06.

Escuchaba el sonido de las bolsas acomodarse en el sofá de la habitación, Nayeon quejándose de que moría de hambre y pequeñas peleas que tenía ella misma, fingí seguir durmiendo y cubrí mi rostro con la almohada. Girando en la cama para darle la espalda a mi esposa malhumorada que se paseaba por la habitación discutiendo sola.

Unos minutos después hubo silencio y extrañada por eso levante un poco la mirada encontrándola observándome con el ceño fruncido y los brazos descansando en sus caderas.

—¡Finges dormir! Me estoy muriendo de hambre.

Lloriqueó dándome un espectáculo lleno de drama y tierno. Ella es tan linda siempre.

—¿Eso es regaño o drama? -pregunté intentando no reír.

—Me muero de hambre, ya sal de la cama.

—Hay que dormir un rato más, Nay. Es temprano aún.

Levante mi brazo y busqué su mano para halarla hacia mí, ella hizo un mohín triste mientras se abrazaba a mi cuerpo por sobre las cobijas. Una sonrisa pervertida se formó en su boca.

—¿Sigues desnuda? -preguntó.

Asentí, estaba por decir algo cuándo ella se adentro a la cobija y pude sentir su lengua cubrir uno de mis pezones. Mi piel se erizó y sentí mis mejillas calentarse.

—No, mejor vayamos a desayunar.

Intente detenerla de su increíble trabajo debajo de la cobija pero sentía su mano bajar suavemente por mi abdomen a mi zona más preciada, ¿sería posible detenerla?

—Puedo desayunarte a ti.

Sus labios subieron a mi cuello, repartiendo feroces besos y unas cuántas mordidas que iniciaban a sacarme suspiros, mi pecho estaba agitándose.

—Hace unos segundos te morías de hambre, vayamos ahora, conejita.

Ese fue mi último intento de persuadirla pero no logré hacerla cambiar de opinión y sus dedos ya estaban acariciándome con cariño en mi zona más preciada.

Ella sonrió triunfante mientras salía de debajo de las cobijas y atrapaba mis labios en un beso atrevido. Sus dedos haciendo un trabajo asombroso y mis caderas meneándose. Lindas maneras de iniciar el día.

[...]

—Señorita no voy a salir de aquí si no te pones el bikini que te compre

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—Señorita no voy a salir de aquí si no te pones el bikini que te compre.

—¿Es en serio?

—Jamás hablé tan serio, Baechu.

Observe la pieza que estaba en el centro de la cama, era tan pequeña para mi cuerpo que no pude evitar soltar un pequeño jadeo malhumorado, sabía que Nayeon había pasado horas buscando conjuntos lindos para usar en la piscina privada del hotel e igual sabía que no se detendría hasta que lo estuviera usando.

—Tú ganas...

Me vestí por el conjunto de bikini y me coloqué un short para por seguido salir rápidamente de nuestra habitación. Iríamos a tomar el almuerzo en el hotel y después a la alberca. Eran alrededor de las 01:30 PM

Hicimos el pedido para desayunar con un amable chico y en lo que la orden llegaba me dediqué a observar a mi esposa hablar por medio de facetime con mis hijas. HeeJin contaba su día a Nayeon mientras Olivia hacía muecas graciosas justo detrás de ella.

—...Entonces tendré muchísimas tareas estos días y Hyejoo no me deja en paz en ningún momento del día, extraña mucho a mamá, en serio es una molestia -se queja HeeJin con Nayeon.

Olivia se hace la desentendida y niega iniciando a reclamar que es HeeJin quién no deja de buscarla a ella.

—...¡Mamá, HeeJin está loca! No para de decir que te extraña, que necesita esto y el otro, ¿cuándo regresan?

Nayeon le explicaba a las chicas cuándo regresaríamos y las aconsejaba para seguir soportándose mientras nos aparecíamos. El chico del pedido llegó a la mesa y me sonrió para después dejar los pedidos frente a cada una.

—¿Necesita algo más? Lo que sea puedo traerle, estoy a sus órdenes.

Una sonrisa un poco torcida apareció en su boca y ya sentía una vibra de coqueteo de su parte, rezaba internamente en que Nayeon estuviera muy metida en aconsejar a nuestras hijas que en prestarle atención a este sujeto.

—Estamos bien, muchísimas gracias por el servicio.

Forme una pequeña sonrisa y él adentro su mano al bolsillo sacando un papel, lo colocó justo frente a mí, dando un guiño se alejó. Casi me ahogo ahí mismo por semejante acto, ¿qué no notó los anillos en nuestros dedos? ¿o qué minutos antes entrábamos besándonos?

—...Hasta luego mamá, salúdame a mami -la voz de despedida de Hyejoo me hizo creer que quizás tenía posibilidad en qué mi esposa no haya escuchado ni visto nada.

Error, su mano tomó el papel y lo arrugó para después dejarlo caer dentro de su vaso de agua.

—No pienso molestarme a esta hora, ¿comemos?

Sin duda me cambiaron a mi esposa, ¿qué sucedió? ¿y su escena de celos? ¿ni un escándalo?, esto es maravilloso, pero raro.

—Por supuesto, comamos.

Veinte minutos después salimos de esa zona, nos adentramos a la piscina privada del hotel, Nayeon no demoró en quitarse la ropa y quedar sólo en su traje de baño. Se recostó en su camastro decidida a tomar el sol, en todo ese proceso permanecí en el camastro de su lado observándola. ¿En serio esa es mi esposa? voy a llorar, que afortunada soy.

Me coloqué unos lentes de sol y en su misma condición de simple traje de baño me dediqué a observar el paisaje, el mar no estaba tan lejos y había muy poca gente que nos molestase.

Con el pasar de los minutos y con mi esposa dormida boca abajo en su camastro pude notar a un pervertido en el lado contrario de nosotras, un tipo de alrededor 45 años observaba en nuestra dirección casi sin parpadear. ¿Qué hoy todos los hombres del hotel acordaron en irrumpir nuestra paz?

Coloque una toalla en el trasero de mi esposa y me levante de mi camastro para ir a la piscina, si él seguía observando a Nayeon iría a encararlo. Entre al agua y fue una sensación muy refrescante, vi a mi esposa removerse en su camastro y despertar un poco desorientada, al ubicarme sonrió caminando hasta el borde de la piscina.

—No te sentí y no pude seguir durmiendo -habló con un pequeño mohín triste. —¿Puedo entrar y me cargas?

Recibí en mis brazos a mi linda esposa, se recostó en mi cuello pasando sus brazos por mis hombros y conmigo cargando su cuerpo, sosteniendo su suave trasero. Recordé a aquel hombre y lo observé, justo salía de la zona privada, sonreí despreocupada.

—¿Me das un besito, conejita?

—Los que mi linda esposa quiera.

Salió del hueco de mi cuello y acarició mis mejillas con cariño, sus labios acariciaron los míos en un beso. Sujetando mi mentón para terminar su ligero contacto, sus labios repartieron besos por todo mi rostro haciéndome cosquillas. Reí suavemente.
Este corto viaje si que había mejorado nuestra relación, lo lograríamos poco a poco. Estaríamos bien.

The Tour » im nayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora