The Tour » im nayeon.

special days

04.

El día en familia había terminado pero fue tan tarde para cuándo mis padres se fueron que la mayoría ha terminado durmiendo en mi hogar, Olivia rogó en que no hubiera una discusión está noche por la presencia de bastantes niños en casa. Fue tan vergonzoso escucharla decir eso. ¿En qué momento mis hijas presenciaron alguna discusión?

—¿Soy tan mala madre? -cuestione.

Las frías manos de Nayeon se posicionaron en mi cuello subiendo por este hasta terminar acariciando mis mejillas.

—No, no lo eres.

—Mi hija me rogó un día de no pelear, Nay debemos arreglar esto -rogué.

—¿Qué propones?

Erguí mi cuerpo y me abracé a mi esposa, aspiré su suave aroma mientras jugaba con los mechones mojados de su cabello.

—¿Recuerdas los días especiales? debemos retomarlo -decidí.

—Está bien, ¿los mismos días?

—Si, serán los mismos.

El agua nuevamente cayó sobre mí mojando el resto de mi cuerpo, Nayeon se apegó a mi cuerpo y sentí su cuerpo desnudo contra el mío. Jadeó levemente, sabía que no era una idea inocente venir a tomar el baño juntas, las piernas de mi esposa se abrazaron a mi cadera y su espalda quedó contra el cristal del baño. Me incline a unir nuestros labios en un besuqueó.

Mis manos acariciando delicadamente su cuerpo y con ella jugando con mi húmedo cabello, eso por supuesto que era caliente pero no podíamos llevarlo a otro nivel. Recordando qué hay varios niños en nuestro hogar. Mi hermana me mataría si sus bebés llegaran a escuchar a mi esposa gimiendo.

—A la cama -ordenó.

Bueno, los chiquillos pueden irse a la mierda, aquí manda mi esposa. Dejamos el baño y levemente seque nuestros cuerpos con una bata. Nayeon se encontró en el centro de nuestra cama con sus piernas abiertas dándome espacio de adentrarme ahí.

—Será rápido -aclaré.

Sus piernas descansaron en mis hombros y rápidamente inicie a darle cariño a su intimidad con mi boca. Pequeños jadeos salían de ella, su cadera se agitaba desesperada, Nayeon en este momento siempre era un caos.

Sería odioso que alguien más pudiera tenerla de este modo, jamás me gustaría compartir su cuerpo, tan sólo la idea me llenaba de rabia. Mi lengua fue reemplazada por mis dedos, me incline a besar su boca, sus gemidos se atrapaban en mi boca.

—Eres mía, Nay.

Fui a un más dura y eso pareció encantarle, mordió mi labio inferior para después asentir repetidas veces.

—¡Si! Sólo tuya.

[...]