46.

59 4 11
                                    

Pensé que sería el mejor verano de nuestra vida, y que no volvería a tocar este cuaderno hasta que volviésemos, pero me equivoqué, y no solo en eso.

Me da rabia imaginar lo que viste cuando estábamos en la playa.

No era lo que te piensas.

Y no es una frase de esas que dicen en las películas ñoñas, es algo que digo totalmente en serio.

No me acuerdo de casi nada de lo que pasó en ese momento, pero te aseguro que ni siquiera sabía que Eleanor estaba ahí.

Pensé que eras tú, no sé, se me cruzaron los cables después de lo que bebí.

No sé qué pasó, de verdad. Casi no me acuerdo.

Pero no me acuerdo solo de cuando estaba en la playa, sé perfectamente lo que pasó después.

Tengo las escenas repitiéndose una y otra vez en mi mente.

Cada palabra, cada gesto, cada vez que te miraba.
Te miraba y sabía que habías estado llorando, pero no tenía ni idea de por qué, y puede que ahora ya lo sepa.

No sé por qué te fuiste después de que nos besáramos con todo el tiempo que estuvimos queriendo hacerlo y sin atrevernos.

No me coges a las llamadas, no contestas a los mensajes... parece como si nunca nos hubiéramos conocido.

Tengo miedo por lo que me puedas decir cuando te vea y te pregunte, miedo a que me digas que en realidad nada fue como yo lo estaba viviendo o como pensé que tú también hacías.

Quiero hacer como que no me importa la cantidad de miedo que le tengo a la conversación que vayamos a tener.

Con o sin miedo, necesito esa charla y saber el por qué de todo. Creo que, a pesar de lo que haya podido hacer, me merezco saberlo.

Harry aprieta el puño de rabia antes de pasar a la siguiente hoja.

No te entiendo.

¿Ni siquiera eres capaz de verme a la cara?

Puedo entender que tu situación sea jodida, pero al menos deberías tener los cojones de venir y decirme a la cara que no eres capaz de hacer las cosas.

Sé cómo te sientes, porque sé cómo se siente uno después de no hacer algo por el miedo y pánico que se puede tener, pero estabas ahí.

Te vi asomado por la ventana cuando me estaba yendo, después de que me dijeras que no estabas.

Y podría haber vuelto, pero sabía que, ante el miedo, pocas cosas se pueden hacer.

Estoy sentado en la roca, en nuestra roca, o bueno, en la tuya, porque este lugar es tuyo, tu lugar seguro.

Yo pensé que tú eras mi lugar seguro, pero quizá ahora lo está siendo el alcohol, la música y este lugar, pero sin ti, porque no vienes.

No te odio a ti por irte sin explicarme nada y ahora ni siquiera abrirme la puerta, me odio a mi por pensarme que los dos íbamos a poder hacerlo dejando atrás todo nuestro pasado como si se tratara de cualquier otra cosa.

Me odio porque te eché yo de mi vida comiéndole la boca a alguien a quien odio y a quien no tocaría ni queriendo.

Me llevo odiando muchos años, porque siempre tiendo a joder cada pequeña cosa que parece estar reconstruyéndose en mi vida.

Harry sigue leyendo con algo de dificultad ya que las letras cada vez se entienden menos.

Y por eso ahora no me importa lo que pueda pasar si sigo bebiendo de esta botella.

No me importa si después de esto me tiro al río o cojo un bus y me voy a quién sabe dónde.

Sé lo que puede pasar si sigo bebiendo estando en medio de la nada, pero no me importa.

Me importabas tú, y sigues haciéndolo, pero no sé si yo te importo a ti.

Sé que tú madre es importante para ti. Es una madre, a todos nos importa una madre, queramos aceptarlo o no.

Pero lo único que haces es depender de ella.

No estás viviendo tu vida, estás viviendo la suya, la que ella quiere.

Igual que ahora a mi no me importa lo que me pueda pasar, a ella no le importa lo que te pueda pasar a ti.

Nunca le ha importado lo que querías o dejabas de querer, porque sólo quiere que seáis lo que ella es, que tengáis sus creencias y mismos pensamientos, que vuestra vida ronde alrededor de la suya.

Si de verdad le importaras, no te habría hecho lo que te ha hecho, ni dicho lo que te dijo.
Te habría ayudado cuando sabía que eras acosado por cinco gilipollas y, aunque le costara, te habría preguntado sobre tus estados.

Si yo tuviera el valor, te diría todo esto a la cara, te lo gritaría mil veces hasta que te dieras cuenta, sin importarme cuantas veces te enfadaras conmigo o me pegaras para desahogarte, pero no soy capaz.

Sé, por experiencia propia, que la ausencia de una madre es demasiado jodida, y no puedo hacer que tú sientas eso que siento yo cuando me despierto un sábado y quiero ir a hablar con ella.

No puedo hacer que caigas en la realidad de esa forma. Sería demasiado y no quiero verte mal.

Tarde o temprano caerás tú solo, y estaré para abrazarte siempre que lo necesites, y si ella no te coge a una llamada, podrás llamarme a mi o a cualquier otra persona que de verdad se merezca escucharte.

Gracias por dejarme escuchar tu historia y por haber escuchado la mía.
Ahora me quedaré aquí esperando y convenciéndome de que vendrás y empezaremos a escribir nuestra historia en conjunto.

Lo siguiente que ve Harry son otras pocas hojas en blanco y, al final del todo, lo que escribió él cuando aún tenía la esperanza de que Louis viviera.

Cierra el cuaderno y lo deja sobre el escritorio antes de coger el móvil para llamar a Zayn.

-Por fin te dignas a cogerme a una llamada, hijo de puta - dice Harry en cuanto le escucha al otro lado de la línea, dejando caer las lágrimas que llevaba conteniendo un largo rato - Parece mentira todo lo que Louis decía de ti. Erais como hermanos, os criasteis juntos, sabías absolutamente todo de él, y ni siquiera trataste de impedir que le mataran. Se te tendría que caer la cara de vergüenza. Me das asco.

-Perdón - contesta éste.

-¿Perdón? El perdón le tendrías que pedir a Louis, no a mí. Quizás no podríamos haber hecho nada, pero habría servido de algo que estuvieras presente para hacer cualquier cosa antes de que le desenchufaran como si fuera un juguete sin el más mínimo valor. ¿Dónde cojones estuviste, Zayn? ¿Dónde has estado que fuera más importante que la muerte de un amigo?

-Salí del hospital y me fui directo a buscar a mi padre. Nosotros no podíamos hacer nada, y lo sabes. Mi padre sí podía, era su tutor legal, pero no sabía dónde estaba y no me cogía a las llamadas. Quise ir, claramente quería, pero no llegué a tiempo. Estuve investigando, junto a mi padre, dónde se encontraba Troy. - hace una pausa esperando que Harry diga algo - Está muerto, Harry. Murió poco después que Louis, por un accidente. Según lo que pude informarme, había bebido demasiado y se había metido en varias peleas. Tenía demasiados enemigos, y creen que uno de ellos fue quien le atropelló, aprovechando su desubicación.

-¿Por qué no me lo dijiste antes? - se limita a preguntar Harry.

-Quise hablar contigo el día del entierro pero, en cuanto me acercaba, te ibas a otro lado. Habría dado lo que fuera por estar con Louis hasta el último minuto, Harry, pero no pude. Él era como mi hermano, tú lo has dicho, y tenía que hacer cualquier cosa por impedirlo.

Harry no dijo nada más. Colgó directamente la llamada y volvió a abrir el cuaderno, dispuesto a escribir.

Roommate 28Donde viven las historias. Descúbrelo ahora