18.

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Los seis siguen bajando la calle tratando de no andar muy rápido para no dar el cante.
Fingen risas y conversaciones alrededor de Harry, quien lo único que finge es estar despreocupado cuando en realidad sabe que no lo está.
No trata de imponerse a lo que ellos pretenden hacer ya que al fin y al cabo él sabe que eso sería peor y no serviría de nada.
Siempre fue así y siempre lo seguirá siendo.

"Tenías razón mamá, quizá es mejor que me den una buena hostia" piensa, tratando de convencerse de que sí es así. Se contiene las lágrimas al pensarlo, no quiere que le vean más débil de lo que ya ven que es.

-¿Me invitáis a la fiesta? - dice una voz detrás de ellos. Esa voz. La voz que hace que Harry se sienta a salvo. Los seis chicos se giran para verle aunque a uno de ellos no le hace falta hacerlo para saber quién es.

-Déjanos si no quieres meterte en problemas tú también - dice uno de ellos, el que sigue teniendo a Harry sujeto del brazo.

-Mejor dejadle a él - hace una mueca con la cabeza - si los que no queréis tener problemas sois vosotros.

-¿Y si no lo hacemos, qué? ¿Nos vas a castigar? - todos le ríen la gracia.

-Yo no, pero a lo mejor los cuatro policías que tenéis detrás sí hacen algo - todos se giran queriendo comprobar si lo que dice es verdad.

El chico que tenía agarrado a Harry le suelta y éste empieza a alejarse e ir hacia Louis para abrazarle en cuanto le alcanza.

-Ya te vamos a pillar, Harry. A ver cuándo te vas a empezar a defender tú solito como los hombres de verdad - grita uno de ellos desde el coche patrulla.

-Muy hombres no debéis de ser vosotros si en vez de ir uno solo vais los cinco en manada como los monos - contesta Louis, sacándole el dedo y sin soltar a Harry.

En cuanto los policías meten a los chicos en los coches, uno de ellos va a agradecerle a Louis haberles avisado y le pide a Harry que se pase un día por la comisaría para comentar lo que ha pasado algo más detalladamente.
Harry le asegura que se va a pasar en cuanto pueda y seguidamente se despiden entre ellos.

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-Gracias - dice Harry con media sonrisa en cuanto suben al coche, antes de que Louis arranque - ¿Cómo sabías la dirección?

-Tengo mis contactos - ríe antes de empezar a preguntar todo lo que necesita saber - ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ¿Y tú coche?

-Es una larga historia pero sí, supongo que estoy bien y mi coche ya no es mi coche - Louis no entiende nada, pero empieza a mover el volante para salir de ahí.

Harry quiere contarle todo lo que ha pasado, pero realmente le avergüenza y sabe que si lo hace no va a poder seguir conteniendo las ganas de llorar y gritar.

-¿Podemos ir a donde te llevé el otro día? - pregunta mirando fijamente el perfil de quien está conduciendo. Este asiente - ¿Sabes ir?

-Me vas a tener que guiar. El otro día estaba demasiado enfadado como para fijarme en ello.

Ambos se miran por unos segundos con una sonrisa cada uno, y después ninguno dice nada más.
Harry le va dando alguna indicación de vez en cuando para no terminar en medio de la nada (aunque se muere de ganas), y Louis va haciendo lo que le dice.

-Y ahora girando a la derecha llegamos a los aparcamientos del Supercor - termina con la última indicación tras media hora de viaje.

Bajan del coche y empiezan a caminar hasta donde está la roca donde se subieron la otra vez, donde se lleva subiendo Harry desde hace años.

Roommate 28Donde viven las historias. Descúbrelo ahora