Capítulo I -Recuerdos-

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Viernes 6:30 am, suena la alarma que dejé anoche, no quiero levantarme, tengo sueño aún, busco el despertador para desactivarlo, es temprano todavía, de pronto escucho los pasos fuertes de alguien acercándose a mi habitación, es Rachel Silva, una mujer de aproximadamente cincuenta años, estricta pero amorosa, que ha estado pendiente de mi padre y de mi, desde que regresé del internado hace tres años, lleva trabajando para él, como unos 10 años. Ha sido una empleada muy fiel.

Abre la puerta de mi habitación, entra y se acerca hacia donde están las ventas, las abre y separa las cortinas luego viene hacia mi cama a quitarme las sábanas, siento como el frio penetra en mi piel y los rayos del sol entran a mi habitación, trato de envolverme en mis cobijas nuevamente para seguir durmiendo, pero lo vuelve a quitar, con una voz mesurada me dice que mi padre está esperándome para que desayunemos juntos, porque tiene algo que decirme.

-Lo peor de vivir con tu padre, tienes que levantarte temprano, solo quiero dormir - digo entre dientes, me levanto sin opción a quedarme en mi cama.
Me dirijo al baño y tomo una ducha con agua caliente, para lograr confortarme de lo sucedido anoche, no tengo energía, trato de ser positiva y animarme para continuar el día y pasar desaparecida, salgo del baño y busco un conjunto casual, decido por un jeans y un top de color negro, sudadera gris, un abrigo de color negro y unos sneakers (tennis) blancos y con el cabello suelto, un día normal para ir a la universidad. Ya casi estoy lista para bajar, cuando suena mi movil, reviso es un mensaje de texto.

Mensaje: Jonathan Eliot
¡Hola guapa, buenos días! te tengo malas noticias... posiblemente hasta la próxima semana llegue a la ciudad, todavía sigo con mis abuelos, recuperándome ¡te quiero amiga!

No veré a Jonathan, pensé que llegaría esta semana, la última vez que lo vi fue antes del accidente que tuvo practicando equitación en el rancho de sus abuelos en California, no ha regresado a la universidad ni en la ciudad, han pasado ya dos meses, pero bueno... otro día será, espero que mi amigo ya esté recuperado, mejor bajo, antes que me...

- ¡Señorita Candela...! Rachel, grita mi nombre, -¡ya voy! - indico con fuerza en la voz, para que no me grite nuevamente; me molesta que me griten. Como que no entendiera que ya voy a bajar, ¡Dios...!- digo en voz baja.

Tomo mis libros y mi bolso salgo de mi habitación, camino hacia el pasillo que conecta con el segundo piso, bajo las escaleras, dirigiéndome con algo de prisa hacia donde se encuentra el comedor. Saludo a mi padre y me siento al lado de él, sin responderme el saludo, significa que algo anda mal, aunque su actitud desde que regresé del internado no es que sea la mas cordial que digamos, desde que supo que decidí regresar y estudiar en la universidad de la ciudad, trata de no pasar tiempo en casa, y si lo está, siempre esta ocupado y evita verme.

Trato de ignorar y empiezo a desayunar, cuando veo de reojo, me lanza una mirada fulminante, en mi mente preguntándome ahora que hice, para el todo lo que hago o lo que toco lo arruino, solo estoy esperando que me dirá ahora, aunque sea un regaño, esta bien por lo menos recordarme que tengo un padre y el una hija, eso espero.

Se el porqué o por lo menos eso creo. No me animo a preguntar y mi padre el señor perfecto, empieza a verbalizar.

-Candela, ¿dónde fuiste anoche?

-Desde cuando te ha importado donde he estado, al fin recuerdas que tienes una hija, demasiado tarde Ian- digo internamente, sorprendida de lo que acabo de escuchar, es la primera vez que me pregunta donde estuve, ¡¿a caso pasó un eclipse o algún suceso astronómico que haga a Ian Louder hacerme esa pregunta o es alguien sustituyéndolo?!

Vuelvo a la realidad, escuchando su voz fuerte y molesto. Pregunta nuevamente
-¿Me puedes decir dónde estabas, esta casa no es un hotel donde puedas llegar a las 2:00 am, como si nada, o la hora que te plazca, sino sabes, vives bajo mi techo, hay reglas que respetar y sino te gustan pues lo siento por ti, hasta que tengas 23 te puedes largar y hacer de tu vida un infierno si quieres, pero mientras estés viviendo conmigo, vas a entrar a una hora de personas decentes, queda claro?

SUEÑOS EN LA REALIDADWhere stories live. Discover now