Rodrigo Coppola, un cerdo donde los haya. Me reúno con él esporádicamente para intentar extraerle el mayor número posible de trapos sucios. Tenemos entendido que están captando a las chicas más bonitas que entran a sus locales con el fin de experimentar con ellas y usarlas como armas, contra nosotros a ser posible. El imbécil ni siquiera sabe a quien le está vendiendo toda la información.

—Me siento tan impotente... —comenta, mientras aprieta los puños contra sus muslos. —Ella está viva, lo siento en mi pecho.

No sé que decirle, no sé si lo correcto sea dejar que siga alimentando sus esperanzas de esa manera. Alina lleva desaparecida un año y todos sabemos que las posibilidades de que siga viva son escasas por no decir, nulas.

—Haremos todo lo posible por saber que ha pasado con ella.

Mi respuesta no es la que espera, no le infundo más esperanzas.

¿Cómo hacerlo si yo hace meses que las perdí y acepté que mi amiga de la adolescencia se había ido? Alina Romanova es la hermana pequeña —por un par de minutos— de Lev, toda una belleza de ojos azules como los zafiros, pelo rubio como los rayos del sol y una apariencia tan fría que congela la sangre. Ambos quedaron huérfanos a una edad temprana y Nikolai los metió de lleno en su programa para huérfanos. Desde entonces, hemos sido inseparables.

—Parece que ya sale. —anuncia Lev.

Levanto la mirada y efectivamente, Katherine Montgomery acaba de salir de su local con el teléfono pegado a la oreja y hablando con alguien al parecer de forma apresurada. Me conecto el auricular al oído y me zambullo de lleno en la conversación que está manteniendo. Al parecer Cassie Brown es una chica de aspecto inocente a la que le gusta pasárselo bien, está completamente borracha en este momento.

Ambos vemos como Katherine monta en su coche y lo saca del aparcamiento entre movimientos frenéticos. Pasa por nuestro lado y me parece ver como se saca la peluca de un manotazo.

—Parece que tiene que rescatar a su amiga borracha.

—Menudo caos de chica.

—Sí, no creo que sea alguien con quien te llevaras bien.

Una sonrisa ladeada se dibuja en la cara de Lev ante mi afirmación, sabiendo que ese tipo de personas no congenian bien con la paz mental que él profesa. Lev es un tipo serio, al menos ahora sí.

Esa idea que lleva revoloteando por mi cabeza vuelve con más fuerza. Lo miro, evaluándolo antes de hablar.

—Cómprate un disfraz para Halloween.

—No gracias, hace aproximadamente quince años que dejé de hacer ese tipo de cosas. —me sonríe con sorna.

—Lo digo en serio. Mañana vamos a una fiesta.

Se gira en el asiento, encarándome.

—¿A ti se te ha ido la cabeza o que te pasa? Se supone que no puedes presentarte frente a ella hasta que lo ordenen.

—Ya se que mi cara es difícil de olvidar. —digo con sarcasmo. —pero creéme cuando digo que lo tengo controlado. Quiero estudiar a mi presa más cerca.

—¿Presa? ¿Así que lo que Nikolai quiere es que sea eliminada?

—No es eso.

—Os andáis con demasiado secretismo en lo que respecta a ella.

Se cruza de brazos y vuelve a mirar hacia afuera, claramente molesto por no ser incluido en todos nuestros planes. Nadie sabe el motivo real de porque hago lo que hago y pretendo que siga siendo así hasta que esté segura de que ella es quien cree Nikolai que es.

El Juego de la ArañaWhere stories live. Discover now