CAPÍTULO 13

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Prisoner-Raphael Lake

Narrado por Aiden

Estoy esperando en la puerta de desembarque de pasajeros del aeropuerto, como Nikolai espera que haga. Mi día apunta a ser un día bastante ajetreado. Primero está todo el tema con Nikolai, tengo que ponerlo al corriente de todo lo relacionado con Katherine, sus progresos y sus derrotas. Luego tendré que esperar pacientemente a que Katherine termine su noche en el club, así como dije que haría. No porque su seguridad me importe, sino porque es la excusa perfecta para estar más cerca de ella, vigilando todos sus pasos. Ahí donde ella se estanque, estaré para darle un empujón en la dirección correcta.

Echo un vistazo a la pantalla del móvil, por si hubiese alguna novedad. No las hay.

Alzo la vista de la pantalla en el momento exacto en el que Nikolai atraviesa las puertas de desembarque. Lleva las manos enfundadas en unos guantes negros de cuero y porta un abrigo del mismo color que le llega por debajo de las rodillas. El reloj de su muñeca brilla, reflejando todas las luces que inciden sobre el. Su semblante es serio y va flanqueado por los cuatro costados por sus hombres. Camina hasta llegar a mi y sus gafas impiden que vea su mirada helada.

-Hijo, por fin nos vemos. -Me palmea la espalda con fuerza. -¿Has echado de menos a tu viejo?

-Claro. -Le devuelvo el gesto. -¿No crees que tus hombres llaman un poco la atención?

-Creo que no utilizar mi jet privado ha sido más que suficiente.

Detrás de nosotros sus hombres no paran de hablar por el micrófono que llevan en sus ropas, comunicándose con el resto. No tarda mucho en aparecer un coche negro con los cristales tintados seguido de otro del mismo aspecto. Uno de los hombres se adelanta y abre la puerta del asiento trasero, invitándonos a subir.

Dejo que Nikolai suba primero y después lo sigo. La puerta se cierra tras de mi y seguidamente veo como el mismo hombre sube en el asiento del copiloto. No hace falta que digamos nada, ellos saben a donde tienen que llevarnos, Nikolai mira a ambos lados barriendo el espacio pero sin prestar mucha atención a nada y se quita las gafas a la vez que desabrocha los primeros botones de su abrigo. Tiene un aspecto cansado aunque eso no le resta atractivo. Puedo ver el tono azul gélido de su mirada, la rectitud de su mandíbula, el espesor de sus cejas y la carnosidad de sus labios. Al igual que muchas mujeres hacen uso de su belleza para conseguir cosas, Nikolai también hace uso de sus atributos. He visto cientos de mujeres caer rendidas a sus pies, haciendo lo que sea que esos labios pidan. El es un maestro en este arte y yo un mero pupilo ávido de aprender.

-Bueno, coméntame que progresos ha hecho la arañita.

-Ninguno significativo, está metiéndose mas en problemas que haciendo progresos.

-Tu estás para supervisarla. -Acaba por deshacerse del abrigo para luego desaflojar la corbata de su traje. -Que te hicieras cargo de Rodrigo fue muy conveniente para ella, sigue así. Buen trabajo. -Su mirada se posa en mí, es dura y autoritaria, pero sé que no me está juzgando, me está reconociendo. -Planeo encontrarme pronto con ella, ya va siendo hora de que conozca al hombre que la ha contratado.

-Sí, creo que no termina de fiarse de ti. -Puntualizo. -Se muestra recelosa con el tema aunque es normal. No ha conseguido identificarte ni encontrar información sobre ti. Los chicos y yo nos hemos encargado de que no sea posible, hemos bloqueado todos sus intentos de búsqueda.

-¿Y su padre? -Pregunta mientras juguetea con los gemelos de su camisa.

-No ha pronunciado palabra sobre ti, al parecer.

-Muy propio de Gregory Montgomery. -Las palabras salen bruscas de su boca, reflejando la tensa relación que existe entre ambos. -Siempre dejando que las mujeres de su familia vivan en la ignorancia mientras el sigue contando billetes. -Se ríe por la nariz. -Aunque seguro que no está tan tranquilo como quiere aparentar.

El Juego de la ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora