- ¡No seas mala! Estoy emocionado, ella me entiende.

- Yo también te entiendo... Sólo bromeo. Si, si así quieres llamarlo entonces si. Somos novios.

John no podía omitir otra palabra después de aquella increíble noticia, solo pudo mirar a Quinn a los ojos mordiendo su labio inferior y juntó sus frentes.

- Te amo Quinn. Te prometo que siempre, siempre te voy a cuidar. Nunca te defraudaré...

- Y yo a tí, John. Pero probablemente tengas que hacerlo tú más que yo. Soy indomable. - exclamó con aires de grandeza, echando un mechón de su cabello hacia atrás. John soltó una risa ante éste acto y besó el cuello de la rubia.

• • •

* Dos años después *

Quinn corrió a abrir la puerta principal cuando oyó el timbre resonar por toda la casa. Del otro lado de ésta, se encontró a su suegra Lilian, Paul, Julie y Paul, quienes le sonreían ampliamente.

- ¡Feliz cumpleaños querida! - exclamó Lilian, y corrió a abrazar a Quinn.

- ¡Que alegría que pudieran viajar hoy! Muchas gracias Lilian...- sonrió en el abrazo.

- ¡Hijo, cómo estás querido! - su madre paso a abrazar a su hijo, luego de que éste dejara un plato con pastel sobre la mesa del gran comedor.

- ¡Feliz cumpleaños, cuñada! ¿Cómo has estado, tanto tiempo? - Julie abrazo a Quinn.

- Muchas gracias, hermosa. Todo ha ido de maravilla... La mudanza ha sido larga, pero al fin hemos terminado de acomodar todo para mí cumpleaños... ¡Greg, Paul! Pasen, adelante.

- Permiso... Feliz cumpleaños Quinn.

Ambos abrazaron a Quinn, y una vez todos dentro, Quinn cerró la puerta.

Se reunieron en la mesa de la sala, donde ya estaban todos sentados ahí: Freddie, Jim, Roger, Dominique, Brian, Anita, Miranda, John y ahora su familia.

- Ésto es para ti... Espero que te guste.

Lilian le tendió una bolsa. Quinn la tomó con una expresión de sorpresa en su rostro, mientras los demás tomaban asiento en la mesa.

- Oh Lilian, no debieron molestarse... Su presencia es más que suficiente. - negó con la cabeza apenada.

- Anda, ábrelo... John me ayudó a escogerlo. - le guiñó un ojo.

Quinn volteó a ver a John, que se acercaba a ellas dos sonriente. Rió y negó con la cabeza, mientras abría su regalo. Al sacar el contenido, se encontró con un hermoso vestido color lavanda, probablemente llegaría hasta las rodillas, y era suelto, lo que le daba un aire fresco y juvenil.

- Oh Lilian, es realmente hermoso...

- Supe que te gustaría. - John le sonrió a Quinn.

- Muchas gracias, pero ya te dije, no debieron molestarse.

- No es nada, hermosa. Sabes que te queremos como una hija más... ¿Cómo han estado, que tal la mudanza?

Quinn le indicó su lugar en la mesa, y se sentó a su lado para comentarle cómo había ido todo.

Hace un mes, John y ella habían tomado la decisión de irse a vivir juntos. Y hoy, para sus 24 años recién cumplidos podían disfrutar del orden y limpieza de su nueva casa, después de días y días de traer cajas, desempacar, limpiar, acomodar, ordenar, etcétera. Había sido algo agobiante, pero tener a John a su lado había hecho de todo aquello una verdadera aventura, una divertida, llena de risas y mucho mucho amor.

Cuando el reloj marcó las ocho de la noche, los presentes le cantaron el feliz cumpleaños a la rubia. Y ésta, antes de soplar la vela, pensó en qué podía pedir en sus tres deseos : pero era inútil, ella ya tenía todo lo que siempre había soñado. Ahora tenía amigos, tenía a un compañero de vida que la amaba con locura, cada día más. Y tenía una familia que la había aceptado como ella era, y la quería como una hija más.

Pidió felicidad, salud, y aquel sincero amor por muchos años más, sintiendo sus ojos aguarse al ver a todos cantarle sonrientes, mientras aplaudían al son de la canción. Cerró sus ojos con una gran sonrisa y sopló las velas.

.

Cuando todos los invitados se fueron, dejando una casa vacía, confetti en el suelo, copas y platos sucios sobrea gran mesa, John se acercó a Quinn para abrazarla por detrás.

- Sólo somos tu y yo...

- Por fin solos. - bromeó Quinn, ambos sabían que no lo decía en serio.

- ¿Cómo has pasado tu cumpleaños, princesa?

- Ha sido el mejor cumpleaños de todos... Gracias John.

- No tienes nada que agradecerme a mi... Todos los que vinieron lo hicieron porque te quieren, bonita.

Rió y Quinn volteó para abrazarlo por el cuello. John posó sus manos en su cintura.

- Feliz cumpleaños de nuevo, mi amor. Espero que cumplas muchos muchos más, y deseo estar ahí para festejar todos...¡Y para tironearte de esas hermosas orejas que tienes! Te amo Quinnie...- Quinn lo observó fijo, con lágrimas en sus ojos.

- Te amo John. Gracias, no solo por hoy... Gracias por haber estado siempre ahí para mí, con paciencia y amor a mi lado, apoyándome y esperándome siempre...

- Y así será por siempre. - rió el castaño y bajó un poco para besar sus labios.

Quinn ahora lo abrazó con fuerza. Aún no caía en todo lo que había ocurrido en su vida. No solo estaba viviendo literalmente con John, acto que jamás pensó que iba a ocurrir.

Toda su vida, por primera vez, parecía tener sentido. Tenía metas y objetivos, que se había propuesto ella y que habían realizado con John. El trabajo marchaba de maravilla, la banda de John cada vez tenía más éxito y reconocimiento, tenía un hermoso y sincero grupo de amigos, con los que recolectaba hermosos momentos y experiencias con cada vez que se juntaban... Y una vez más, al final, siempre estaba John ahí, siempre.

Por fin, Quinn había terminado de derribar todos sus muros. Aquella coraza que había creado para proteger la parte más vulnerable de ella, había desaparecido con el tiempo, con amor y con paciencia, dejando ahora al descubierto a la verdadera Quinn Diana Rouge, esa que en el fondo solo buscaba amar profundamente y ser amada de la misma manera. Y todo fue en gran parte, gracias al amor, la amabilidad, la paciencia, la humildad y la perseverancia de aquel encantador ser humano : John Deacon.

Killer Queen | John DeaconWo Geschichten leben. Entdecke jetzt