22 | Casi mágico

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John divisó a Quinn entrar por las puertas del restaurant en el que habían quedado, y también notó cómo traía consigo cientos de bolsas en cada mano.

Pasó con dificultad entre las mesas, pero aún sosteniendo esa gracia al andar. La gente volteaba a verla, algunos por asombro, otros con envidia, otros con mala cara.

- Pero si es mi princesa. - sonrió John al verla. Quinn besó rápidamente sus labios y se sentó frente a él.

- No me llames así. - lo cortó dejando sus bolsas a los lados, John rió ante tal común reacción en la rubia. - ¿Cómo ha ido todo?

- Excelente, quiero creer que me han tocado buenos colegas y que no intentan aparentar para dejar contento al jefe. - Rió.

- Estoy segura de que no, con esa sonrisita inocente compras a cualquiera. - la rubia le sonrió y John mordió su labio inferior.

- Veo que no has perdido el tiempo.

- En efecto, tengo ventaja por conocer la ciudad. Así que me he gastado unas buenas libras en toda ésta ropa y accesorios, además... Solo se tiene 21 una vez. - se encogió de hombros y John soltó una carcajada.

- Eres tremenda, Quinnie.

- No te quejes mucho, he comprado algo para ti. - le tendió una de las bolsas. John alzó ambas cejas sorprendido. - ¿Has pedido la orden ya?

- Si, pedí dos menú con pastas. Sé que es tu favorito... ¿Ésto es para mí?

- Claro. Ábrelo. - sonrió de lado.

John no sabía qué pensar. ¿A caso le estaba haciendo una broma pesada? De seguro sería alguna tontería. ¿Quinn haciéndole un regalo?.

Abrió la bolsa y sacó lo que esta contenía. Al verlo, quedó sorprendido. Era un cassette de The Rolling Stones, Some Girls. Luego volteó a ver a Quinn.

- Se que dijiste que querías conocerme más a fondo. - comenzó a explicar la rubia, y John pudo notar cómo se ruborizaba. - The Rolling Stones es una de mis bandas favoritas. Y ese es mi álbum favorito... Pensé que sería una linda manera de... Empezar ésto y me conozcas más, supongo.

John sin decir mas se paró enseguida y tomó a Quinn por el rostro, aún sentada, para comenzar a darle seguidos besos en los labios.

- ¡John ya para! Estamos en público. - rió avergonzada.

- ¡No me interesa! Voy a escuchar éste cassette una y otra vez... Qué hermoso detalle Quinnie, gracias hermosa. - sonrió y le dió un último beso para después volver a su asiento.

- Espero que no lo tengas, porque habría sido un regalo en vano.

- De hecho éste no... Conozco algunos temas, pero otros no los escuché jamás.

Indicó mirando la parte interna de la pequeña cajita dónde aparecía la lista de canciones.

Charlaron un poco más y almorzaron entre risas. Un buen viaje comenzaba, y a la vista de las personas, aunque aún no tuvieran ninguna relación, parecían una feliz pareja disfrutando de unas lindas vacaciones.

Luego de almorzar, dedicaron la tarde a visitar la ciudad. Mientras caminaban, admirando distintos locales del lugar John se acercó a Quinn para susurrarle en el oído.

- ¿Conoces la librería John Rylands?

- La conozco por fuera, pero nunca he ido...

- Bueno, no se si seas muy amante de la lectura, pero el lugar es increíble.

Quinn sonrió y asintió con la cabeza. La verdad era que no solía leer mucho porque prefería otros pasatiempos, pero estaba segura de que aquel lugar era enorme por dentro porque ya lo había visto por fuera.

Killer Queen | John DeaconWhere stories live. Discover now