26 | No tuve opción

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John despertó con una sonrisa en su rostro. La noche anterior, habían hecho el amor con Quinn, y había sido fantástico. Tan mágico como siempre, aquella química que había en los dos era obvia, y le bastaba para ver qué Quinn, en el fondo y por más que no quiera confesarlo, también sentía lo mismo que él.

Abrió los ojos y volteó en su lugar en la cama, en busca de aquella hermosa mujer. Pero al voltear, una vez más ella no estaba a su lado. Rápidamente se incorporó, ya algo cansado de nunca poder despertar a su lado. ¿A caso se ponía un maldito despertador todos los días? Se levantó y echo un vistazo a la habitación, su maleta no estaba allí. Frunció el ceño.

Corrió al armario donde estaba guardada toda su ropa, y notó que su ropa tampoco estaba allí. Ni las bolsas con todas las cosas que había comprado en el viaje. Un escalofríos recorrió su cuerpo. No podía ser. Como aún estaba desnudo de la noche anterior, busco su ropa torpemente del suelo y se la puso a la velocidad de la luz.

Salió casi corriendo de la habitación, y de la misma manera bajó las escaleras en busca de algún rastro de ella. Pero en cambio, se encontró a su madre desayunando en la cocina mientras leía tranquilamente el periódico.

- ¿Dónde está Quinn? - preguntó John algo agitado de toda la corrida que tuvo hasta bajar al primer piso.

- Buenos días cariño, su amiga... ¿Miranda? tuvo un accidente... Me dijo que te lo había dicho antes de irse.- comentó su madre algo extrañada.

- ¿Miranda? - preguntó extrañado. - ¿A qué hora se fue? - preguntó mirando la hora, mientras buscaba sus llaves.

- ¿A dónde vas? Espera un segundo... ¡John! - su madre se paró rápidamente siguiéndolo mientras éste salía apurado de la cocina. - ¡Ella ya se fue hace horas! ¿Qué te ocurre? ¿A caso se fue sin decirte nada?

John paró en seco. No podía preocupar a su madre. Pasó una mano por su rostro, frustrado.

- Ahora lo recuerdo, estaba dormido cuando me lo dijo. - mintió para tranquilizar a su madre.

- Me asustaste... Ya comenzaba a pensar que aquella niña se fue sin decirte nada. Por cierto, ¿Por qué no has ido con ella?

- Ha surgido de último momento. - mintió una vez más y dejó las llaves donde estaban para subir de mala gana a la habitación otra vez.

Su madre lo observó irse con una expresión preocupada en su rostro. Presentía que algo andaba mal... Pero no quiso meterse, después de todo John ya tenía 30 años y no era un niño.

John volvió a la habitación de invitados, en busca de alguna señal de la repentina huída de Quinn. No encontró nada, hasta que vio una pequeña carta en la mesita de noche al lado del reloj.

La tomó y se sentó en la cama para leerla.

" Lo siento mucho. No tuve opción... Llámame cuando regreses a Londres.

Quinn."

Soltó una risa amarga y negó con la cabeza. Arrugó el papel en una bola y lo lanzó por la habitación, sin importarle mucho dónde caería.

Acababa de arruinar absolutamente todo, y no se la perdonaría tan fácil.

• • •

Quinn le contó todo a Miranda a penas llegó a Londres. Y no se sentía bien, en lo absoluto. Pensó que huir de esa manera sería la mejor opción, para dejar de sentir esa incomodidad... Pero se dió cuenta que huyendo de sus inseguridades, lo único que había provocado era un gran problema... Y un gran daño hacia John.

Killer Queen | John DeaconOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz