12 | Buena suerte con eso

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Aquella última semana había sido una muy agitada para John, le había llegado un proyecto de Mánchester que requería sus diseños de circuitos ( y la paga era realmente buena). Así que había estado trabajando bastante.

No había visto a Quinn por ese mismo motivo, y como el domingo tampoco lo llamó para verse decidió ir a ver a su familia a Leicester en un rápido viaje de automóvil, como solía hacer.

– ¿Cómo está todo por allá? ¿Mucho trabajo? – preguntó su madre Lilian mientras le servía un trozo de pastel que ella misma había horneado.

Su relación con su madre no era la mejor. Después de que su padre falleció las cosas habían cambiado mucho, él había cambiado mucho, y ella había quedado muy dañada por la muerte de su esposo.
Lilian había cometido más de un error en la crianza de sus hijos, errores que cualquiera podría haber cometido y que John debería haber perdonado siendo comprensivo con su madre, pero las cosas no habían sido así. Y una distante relación había quedado entre ellos. Pero a pesar de todo, su madre y su hermana Julie eran todo lo que él tenía.

– Así es. Surgió un nuevo proyecto de Manchester, me han pedido uno de mis diseños para una televisión nueva que están diseñando. – explicó orgulloso mientras tomaba el plato con pastel.

– Eso suena increíble hijo. – le sonrió de lado. – Julie ha estado trabajando bastante también en el diario. – explicó mirando a su hija sonriente.

– ¿Ah sí? ¿Cómo va eso? – miró a su hermana, que servía té en las tazas de ellos tres y de su marido Greg.

– Bastante bien, he estado haciendo un artículo sobre aquella antigua casa de la esquina Riverson, ¿Recuerdas?

– Por supuesto, con mis compañeros de escuela solíamos ir a ver si estaba embrujada. – recordó riendo. Aquella casa tenía un aspecto escalofriante por los años que tenía, y Julie estaba trabajando en un artículo para informar a todos sobre la verdadera historia de la casa.

–Bueno, esa misma. Al parecer los dueños fallecieron, pero una sobrina amable me ha dado el permiso para ir a verla y hacer unos aportes para el periódico.

– Eso es increíble Jules. – le sonrió amigable a su hermana. – Me alegra mucho oír qué todo vaya bien. Espero recibir mi copia a penas salga, ¿Eh?

– Por supuesto, hermanito. – le sonrió orgullosa. – ¿Y por allá como va todo? ¿Alguna chica nueva, rondando por ahí? – preguntó pícara y John soltó una carcajada.

– No lo sé, puede ser.– respondió riendo sin quitar la vista de su plato de pastel. Su madre lo miró con un brillo en sus ojos.

– ¿Puede ser? ¿Has conocido a alguien, John? – preguntó su madre mientras una sonrisa asomaba en su rostro. Hacia años John no tenía novia, ni llevaba a nadie a la casa. Ambas tenían la esperanza de que su John encuentre a una buena muchacha, se casen y les den nietos o sobrinos.

– No se emocionen, es solo una amiga. – alzó la vista mientras comía su pastel.

– ¿Cómo se llama? Si no fuera importante, no la habrías nombrado. – Julie se encogió de hombros.

– Algo así. Es que no somos nada, de verdad... Ella es... Distinta. – intento explicar. – su nombre es Quinn. Quinn Rouge.

– Vaya, que hermoso nombre hijo. – su madre suspiró risueña, como si en su mente ya se estuviera imaginando la mismísima boda de John con aquella muchacha que aún ni conocían.

– Lo es. Ella es muy hermosa.

– ¿Es rubia? ¿Morena? ¿Pelirroja?

– Es rubia, y tiene una hermosa sonrisa. Es diseñadora de Joyas, trabaja en Graffs... No sé si lo conocen.

Killer Queen | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora