4 | Fiesta de cumpleaños

335 21 2
                                    


Miranda se desvió por la ciudad para pasar en busca de Quinn, al verla salir de su residencia observó que había hecho total caso omiso a lo que le había pedido el día que le había comentado lo de la fiesta.

Había optado por un corto vestido color rojo cereza, con un mini tajo en su pierna ( para no ser menos). Dejaba a la vista sus largas y delgadas piernas. Su rubio cabello estaba suelto con sus ondas naturales.

– Gracias por hacer caso a lo que te pedí. – bromeó al ver a su amiga entrar al asiento de copiloto. Miranda vestía un vestido color lavanda más sutil y holgado.

– Ay no te quejes, ya me conoces. ¿Cómo me veo? – preguntó emocionada. Miranda rodó sus ojos.

– Despampanante, como siempre Quinnie.

Aquel comentario hizo reír a la rubia y retomaron el rumbo hacia la casa de Freddie. 

Luego de conducir con música alegre para prepararse para la fiesta que les esperaba, llegaron finalmente a la residencia de Freddie.

– Puta madre.– exclamó Quinn al ver la gran casa de Freddie.

No solo era realmente grande, con numerosas ventanas que indicaban numerosas habitaciones, sino que contaba con un amplio jardín delantero que conectaba con el de atrás donde seguramente habría una gran piscina.

– Por ésto te preguntaba cómo era que jamás habías asistido a sus fiestas. – comentó Miranda una vez que estacionaron en la entrada, junto a varios autos más.

– Yo ahora me preguntó lo mismo.– observó entre risas mientras comenzaban a caminar hacia la entrada.

Quinn ya había sentido varias miradas encima de ella, miradas de elogio y miradas de juzgamiento.

Entraron por la gran puerta principal que ya estaba abierta, y notaron que había una considerable cantidad de gente. La fiesta ya había comenzado.

Miranda buscaba con la mirada al anfitrión, cuando un mayordomo las interrumpió ofreciendo champagne.

– Si buscan al señor Mercury les aviso de antemano que probablemente no lo vean en un largo rato, está intentando repartirse con todos. Pueden dejar los obsequios en la tercer habitación a la derecha del pasillo de la planta baja. – habló con una voz muy elegante y correcta. – ¿Champagne?

– Claro, gracias. – sonrió Miranda mientras Quinn observaba a su alrededor sorprendida.

Tenía una decoración exquisita, adornos que parecían costosos y largos cortinados color dorado. La música resonaba en toda la casa y había gente de todas las edades. Mujeres, hombres, queer, transexuales, drag, etcétera.

Y a Quinn le agradaba aquello, que fuera una fiesta de gente adulta, dónde abundaban las adicciones y pecados. Para sus cortos 21 años de edad, tenía unos gustos bastantes peculiares. Miranda en cambio tenía 27, y era un tanto más seria que Quinn.

Muchos se sorprendían preguntándose cómo aquél par había terminado siendo mejores amigas. Miranda era una muchacha tranquila, muy inteligente desde que era pequeña, creyente y esperanzada de un amor verdadero y para toda la vida.

– Quizá encuentres al amor de tu vida aquí. – bromeó Quinn mientras observaba un grupo de gente con atuendos de acróbatas pasar frente a ellas, parecía que iban a dar una presentación de acrobacia en telas ahí mismo.

– Lo dudo. – alzó ambas cejas al ver el mismo grupo de gente que su amiga.

• • •

Por otra parte dentro de la fiesta, John Deacon se encontraba entregándole el presente a su querido amigo Freddie - que ya estaba bastante ebrio -.

Killer Queen | John DeaconWhere stories live. Discover now