Capítulo XXXIV

2.1K 144 39
                                    

Nouveau réveil

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nouveau réveil

Cuando era muy pequeña, siempre estaba asustada de algo o alguien. Esta persona o cosa, hasta podría decir que era un monstruo, se posaba junto a mi cama. Observándome por horas mientras yo me quedaba petrificada entre las sábanas, mi cuerpo estaba rígido y helado, similar a la sensación de posarse sobre un cubo de hielo que estaría próximo a romperse. Lo único que era capaz de mover eran mis ojos, incluso mi pecho estaba paralizado y el aire no pasaba adecuadamente por mis pulmones. Todo dolía... dolía, dolía tanto que el sentía que moriría del susto.

Necesitaba a mi madre para que sacara a este extraño de la habitación, ayudándome a volver a respirar y quitar este dolor en mi pecho. Después todo fue empeorando, ya que la sombra fue moviéndose dentro de la habitación hasta quedar sentado sobre mi cuerpo. Lo tenía encima, impidiéndome respirar el poco aire que ya pasaba por mis pulmones. Los gritos no salían de mi garganta, me encontraba seca y apretada, incapaz de soltar alguna palabra. Mis pupilas se contrajeron, mas cuando jure ver una sonrisa en sus labios. A pesar de no ver mas que una sombra, sabia que esta se divertía con mi situación.

Estoy asustada... mamá, ayúdame

Todo esto se ha repetido desde que oí esa conversación a escondidas de mis padres. Ellos estaban discutiendo, mas en aquel tiempo que era bastante frecuente. Solo tenía seis años y la situación nos estaba llevando al colapso. Siempre peleaban, ya fuera a la hora del almuerzo o cuando íbamos todos a dormir. Gritándose cosas horrorosas, deseando nunca haber estado juntos. Mamá lloraba, mientras mi padre ocultaba su rostro entre sus manos, tapando aquellas lágrimas de frustración de ese tiempo. Los dos sufrían de distintas maneras. Aunque fuera muy pequeña junto a Adrien, ambos sabíamos que ellos dos estaban pasándola mal, incluso más que nosotros.

Escondiendo su dolor ante nosotros.

Mis pesadillas y trastornos del sueño habían iniciado desde que los oí a escondidas. Adrien dormía plácidamente, incluso podría decir que unas letras Z salían de su nube del sueño. Adrien fue bueno para dormir profundamente, incluso con ruidos a su alrededor. El día en que bombardearan Paris o se ocasionara una catástrofe global, Adrien no sería capaz de darse cuenta de lo que ocurre. Al menos gracias a eso, era capaz de escabullirme de nuestra habitación silenciosamente. En ese tiempo aun dormíamos juntos en una habitación común donde descansábamos en un camarote. Cuando cumplí ocho años fue entonces que nuestros padres nos separaron y empezamos a dormir en cuartos diferentes, uno frente al otro. Desde ese entonces, mis problemas aumentaron. Adrien fue separado de mi y esto fue uno de los mas grandes provocativos de mis terrores nocturnos.

Esa noche fue una de muchas donde me estaba absorbiendo el miedo. Tenia nueve años, y a pesar de todos los años que habían transcurrido, aun no era capaz de acostumbrarme a esto y jamás podría si era sincera conmigo misma.

—Bichito.

Un sonido agudo, similar al de unas cadenas rotas se oyeron en mis oídos. Abrí mis ojos de golpe, sintiendo mis lagrimas correr por mis mejillas. Esta vez era capaz de respirar, aunque fuera una respiración agitada y un palpitar frenético. Ahora, la habitación tenia un poco de iluminación. La luz del pasillo se metía por la puerta que estaba un poco entreabierta, dejando que un pequeño rayo de esperanza entrara en este frio cuarto donde debía dormir sola. Parpadee varias veces, dejando que mis lagrimas corrieran libremente, mientras una cálida, pequeña y tierna mano acariciaba una de mis mejillas. Agudice mi visión la cual anteriormente estaba borrosa, percatándome de la persona que estaba a mi lado.

Unis par le coeur ||Adrinette +18||Where stories live. Discover now