Nos dicen de pequeños que los lazos mas fuertes son los que tienes con tu familia, pero ¿Qué sucedería si ese lazo es lo que mas deseas destruir?
Adrien era un chico que paso la adolescencia deseando algo que se le era prohibido, mientras que Marine...
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—Ya... te... di... je... —golpeo la mesa varias veces, provocando que sus pechos se movieran de paso.
Me estaba volviendo un pervertido, pero no podía serlo con Chloe, menos con ella. Aunque ese outfit apretado de invierno le quedaba de la bomba
—¡debes usar la fórmula de aquí! ¡aquí! —señalo su libro de apuntes de segundo grado de instituto—. ¡¿Por qué eres tan tonto?! —empezó a picar mi frente muchas veces, siendo brusca y sin pisca de delicadeza. Mi cabeza iba de atrás hacia adelante sin mayor esfuerzo por sus puntiagudos golpecitos—. estoy gastando mi tiempo enseñándote matemáticas..., ¡clases que tomaste antes que yo! ¿Qué tienes en la cabeza? ¿culos? ¿tetas?
Tus tetas estan bonitas..., mierda
—Oh~, perdoné usted, maestra Chloe —desvié mi mirada de su extravagante y delicioso escote, frunciendo el ceño por su maldita actitud—. No me culpes por ser un idiota y las matemáticas se me den como la mierda. Son difíciles y tú las haces peor con esa actitud.
Nos gruñimos mutuamente, Chloe estaba sobre la mesa, dejándome ver la separación de sus pechos. Debía desviar muchas veces mi mirada para evitarlos y no observarla con esa mirada de pervertido que me caracterizaba. De alguna forma se me estaban contagiando las malas mañas de Adrien. La oí chasquear sus dedos frente a mi rostro, mirándome molesta y enojada al mismo tiempo.
—Mis ojos están aquí, Couffaine —tiro el libro sobre la mesa, levantándose para ir camino a la puerta. Ahora mismo nos encontrábamos en su habitación, completamente solos—. ¿Por qué tengo que lidiar contigo?, eres un dolor de culo.
Soltó a regañadientes antes de salir y desaparecer al fin de mi vista.
Lo mismo digo, culona
En primer lugar, no es mi culpa estar en su habitación estudiando la maldita materia que nunca se me ha dado bien. Hace unos días me encontraba en la biblioteca quejándome como siempre de las benditas matemáticas que me dificultaban la entrada a la universidad, y por mi suerte —o mala, en términos de Chloe—, me encontré a esta chica y su dulce voz me dijo..., "ridículo, totalmente ridículo..., ¿Cómo un chico de tu edad sigue con problemas con la maldita matemática? ¿de verdad eres mayor que yo?, ¿Por qué eres tan idiota?, oh lo olvide..., eres un idiota, idiota". Muy amable de tu parte, bruja gruñona. Ahora entiendo por qué ella y Marinette son mejores amigas, se parecen bastante, en especial cuando se molestan con uno.
Puse ambos codos sobre la mesa, apoyando mis mejillas sobre los nudillos. Mi relación con esta chica es peculiar, muy peculiar y sinceramente no sabría definir si la odio por lo molesta, pesada y odiosa que es o la quiero como una buena amiga. Chloe era una chica extraña y por alguna razón, se quedaba conmigo y me ayudaba cuando estaba en problemas —bueno, algunos. Ya que lo que respecte a mis hermanitos incestuosos Chloe no estaba enterada. Ella sabia gran parte de mi vida, pero definitivamente no la dejaría ver lo más profundo, por dos simples razones: trauma y golpes.
