Capítulo 24.

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⚠️ADVERTENCIA: contenido +18 no explicitó⚠️

El canto anhelante de las olas. (Wei Ying)

Los días habían pasado con rapidez, por un mes completo la tristeza y debilidad de mi cuerpo se empeñaban en consumir mi vida lentamente.

Caminé a la orilla del mar como cada noche desde que Lan Zhan salía de la isla. A pesar de que la mayor parte del tiempo me mantenía con los ojos cerrados en un silencio sepulcral, era realmente raro cuando realmente conseguía descansar. Mis sueños de hace mucho tiempo dejaron de ser apacibles, creo que cada vez logro distinguir menos entre las pesadillas y la realidad, al final de cuentas es el mismo infierno.

Me entré hacia las olas precipitadamente como cada noche que vengo, nada cambio. Mi cola desapareció, aquellas brillantes escamas que decoraban mi cuerpo, ya no está y seguramente jamás volverán a estar.

Me dejé caer entre las olas, como si me tirara a una esponjosa cama de plumas. A pesar de ser tan tarde, el mar se sentía cálido envolviendo mi cuerpo y, por alguna razón, cada vez que mi corazón se sentía desesperado, el sonido de las olas se sentía como el suave canto de una madre.

No sé cuanto tiempo pase allí, balanceando de espaldas entre las olas, esperando hundirme hasta el fondo del mar. No sabía cuanto había pasado, ni cuanto tiempo debía haber estado llamándome Lan Zhan como para que corriera tan desesperadamente hacia mí.

Solo me di cuenta de su presencia por la agitación de las olas cuando estaba lo suficientemente cerca como para levantarme. Poso sus manos en mi cintura y me levanto con ligereza mientras me miraba con aquellos orbes dorados llenos de preocupación.

Sus ojos temblaban y me miraba de arriba a abajo con la respiración agitada. No pude más que mirarle confundido y, al comprender solo pose una de mis manos en su mejilla para calmarle.

Sonreí dejándole observar y comprobar por sí mismo que todo estaba bien. Él daleo la cabeza acunando su mejilla en mi palma y cerro los ojos unos segundos calmando su respiración.

Cuando sus orbes dorados volvieron a mirarme, sentí como sus brazos me atrajeron a él hasta sellar todo el espacio que había entre los dos. Y siquiera antes de que pudiese reaccionar o pensar en algo, sus labios se encargaban de elevarme tan alto en los cielos como jamás pensé. Un cálido beso que lentamente se volvía monopolizaste y salvaje.

Mi mente se sintió un torbellino en ese momento, pero mi Corazón  sintió una calma que era difícil de explicar. Sus fuertes manos en mi cintura se deslizaban suavemente hacia mi espalda baja, acariciaban mi cuerpo como las olas del mar cuando nada en libertad. Aun con tanta ropa encima, podía sentir sus manos cálidas y mi piel quemar en cada sector por donde aquellas pasaban.

Él beso se rompió solo cuando nuestra respiración rogó por parar, un jadeo ahogado salió de mi garganta, aquel sonido lascivo que en cualquier momento habría acabado con mi vergüenza, ahora no hacía más que sorprenderme. No podía hablar, pero aun así mi cuerpo expresaba tal satisfacción. Tal sonido cargado de emociones que solo se liberaban siendo sincero conmigo mismo, había empezado a amar a este hombre, de una manera difícil de comprender.

Por lo que cualquier signo de decoro, quedo muy lejos cuando aquel beso finalizo. No me importa la prudencia en tal momento, Lan Zhan tampoco dijo palabra alguna, solo me miro con esos dorados ojos que parecían estar en llamas. Su mirada era tan penetrante que me sentí totalmente descubierto frente a el.

El canto del corazónWhere stories live. Discover now