Especial 1.

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Un adiós y un motivo para volvernos a ver (Jiang Cheng)

No voltee a mirarle, pero escuche claramente sus palabras y el sonido del viento romper cuando ascendió, fue totalmente desgarrador. Las lágrimas fluyeron sin retención, por primera vez en mi vida, deje que el orgullo no contuviera mis sentimientos. Podía sentir mis labios palpitar, la suavidad y la frialdad de aquellos finos labios que tuvieron total disposición a mis actos.

Toque con suavidad mi labio inferior, y lentamente tape mi boca por completo intentando contener los gemidos de mi boca. Una fuerte operación se arraigó en mi pecho, sentí mi Corazón contraerse y un vacío incesante que me aseguraba jamás llenarse.

Respire profundamente intentando calmar mis desbordantes sentimientos. Somos criaturas mágicas, criaturas espirituales y todos, por más diferentes que seamos, nos regimos por las mismas normas y sistemas.

En el mundo de los seres, cada uno tiene su otra mitad, aquella que por castigo divino fue divida de ti al nacer. Para suerte de algunos, podías encontrar a tu otra mitad algún día en tu vida, para otros, el amor no necesitaba de una profecía.

Pero los cielos eran sabios, para quienes habían esperado y se habían unido mediante el Tao, solo aquellos sabían cuan real y poderoso era aquella fuerza que emanaba el amor. La unión de dos mitades que siempre debió ser una.

Pero tal como los cielos son sabios, el destino es caprichoso y jamás dejaras qué tal fuerza quede a disposición de cualquiera. Muchas veces el encontrar tu Tao, era mucho más doloroso que vivir en la soledad por el resto de la vida.

Ese era precisamente el caso, Lan Huan, un descendiente del Clan dragón, blanco como la nieve, un linaje puro, un digno líder y, un enemigo de mi gente.

Caminé lentamente hacia la cueva donde se había quedado estos días, mire fijamente el fuego que lentamente se iba consumiendo dejando todo en una total oscuridad. Rodee el lugar hasta llegar la estrecha cama improvisada donde había dormido todo el tiempo que se había quedado en lugar, me recosté lentamente y cerré los ojos intentando tener una visión fija de su ser. No sé en qué momento había caído en el sueño, para cuando volví abrir los ojos el sol alumbraba tenuemente el interior de la cueva. Me senté y un fuerte dolor de cabeza me obligo a cerrar los ojos con fuerza, golpee suavemente con mi mano sobre la sien, y luego deje caer ambos brazos a los lados en señal de derrota.

Mi mano golpeó accidentalmente la pequeña almohada que cayo rodando al suelo, bajo esta se encontraba un pequeño trozó de tela atada con un listón. Lo tomé lentamente entre mis manos, un particular olor a hierbas medicinales e inciensos estaba impregnado en él. El olor era el mismo que estaba impregnado en el cuerpo de Lan Huan, como no saberlo, le había terminado de comprobar cuando descaradamente estampo sus labios sobre los ajenos.

Abrí lentamente aquel trozo de tela en mis manos, dentro había una pequeña flor de loto dibujada junto a elegante orquídea, al lado de esta había un poema. Era corto, no eran más de diez palabras, pero eran la cantidad suficiente para expresar dos cosas importantes, Amor y objetivo.

Cualquiera que leyera aquellos versos solo vería un hombre cortejando con dulces palabras a su pretendiente. Pero para alguien que había crecido bajo un entrenamiento táctico y en la espera de luchar por su vida a cada momento, sabía claramente el mensaje oculto en aquel trozo de tela.

Mis instintos se perdieron rápidamente cuando termine de leer, un suave voz llamo desde las afuera de la cueva haciéndome sobresaltar, mi una baga sombra en la entrada y me pare rápidamente caminando hacia mi hermana. —JieJie.

—A-Cheng, no volviste anoche, estaba preocupada por lo que vine a ver...

Mis ojos se abrieron de asombro por un segundo, no pude evitar sentí como el calor se colaba por toda mi cara, baje la mira desviándola lo más posible de ella, respire profundo y le di nuevamente la cara. —Lo siento, me quede dormido sin darme cuenta...

Ella me miro con sorpresa y preocupación, pero aun así una leve sonrisa adorno su cara. Guio su mano hacia mi mejilla y acaricio suavemente. —A-Cheng tú y él...

—Él se fue, ayer por la noche, era peligroso que siguiese aquí, tanto para el como para nosotros.

La miré fijamente intentando no fruncir el entrecejo, pero aun así no pude evitar apretar fuertemente mis puños. Ella sonrió con pesar, aquella sonrisa cálida que no era más un consuelo de compresión. —A-Cheng es realmente un adulto ahora, todo estará bien...

Sonreí asintiendo, respire profundamente mirando hacia el inminente mar y, un altivo de esperanza se estancó en mi corazón. —JieJie, tengo algo que hablar con nuestros padres y contigo, es mejor que volvamos rápido, es sobre Wei Ying.

YanLi me miro sorprendida, miro el trozo de tela que tenía extendido en mi mano y asintió levemente caminando a paso apresurado.

El resto del día se creó una junta con cada uno de los sobrevivientes a la masacre, el mensaje en el poema informaba de que Wei Ying estaba vivo, había sido rescatado por uno jade que dio espalda a las atrocidades que estaba infringiendo su gente. Hablaba de crear un lugar seguro para los seres desterrados y formar una fuerza para exponer la verdad de tales actos.

Todos guardaron silencio durante un tiempo, analizando minuciosamente el contenido en aquel trapo, ¿realmente se podían creer aquellas palabras? Y aún peor ¿Cómo era qué tal información llego allí? ¿Volverían a estar en peligro? ¿Deberían huir nuevamente? ¿O debían usar su última gota de esperanza y luchar por vivir dignamente?

Había miedo, terror y desconsuelo en la mirada de todos, el ambiente era sombrío, había pasado un mes, pero podía asegurar que todos mantenían las pesadillas tan vividas como si revivieran aquel infierno una y otra vez. ¿Qué es lo que realmente deberían hacer? Nadie podía culparnos por temer y no sacrificar sus vidas por una sola persona, aun si esta había sido el motivo de su supervivencia. Para tal razonamiento, vivir bien, era la mejor forma de agradecer tal sacrificio.

Pero para la familia Jiang, era una situación totalmente diferente, este no era solo un miembro más de su Clan, este era su sobrino, su hijo y la única descendencia de sus seres amados, este era su familia, quien se había dado a sí mismo para protegerlos, hoy tenían una posible oportunidad y aunque la oscura mirada de los adultos era escalofriante, la decisión de ir a por todo, ya estaba tomada. El Clan Jiang lucharía hasta su último aliento y nada ni nadie los detendrían de ir por su hijo adoptivo, incluso si tenían que cursar el propio infierno.

El canto del corazónWhere stories live. Discover now