Capítulo 20

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El dolor sana con una cucharada de miel (Wei Ying)

Había despertado entre los brazos de Lan Zhan, aquel hermoso rostro me miraba fijamente con aquellos orbes cargados en angustia y aflicción. Una parte de mí tembló ante las imágenes de los sucesos recientes, pero aquel aroma cautivador que desprendía aquel hombre y la calidez con la que envolvía mi cuerpo, disipó todo tipo de miedo y angustia.

Pose mis manos en sus mejillas, sonreí intentando calmar su afligida mirada, él no dijo absolutamente nada, pero sus ojos hablaron más de lo necesario. Había miedo, desilusión, desesperanza e incluso vergüenza en aquellos dorados y cristalinos ojos. Quise hablar para apaciguar aquel sentimiento arraigado en su alma, quise consolarlo con dulces palabras, pero en el momento que abrí mi boca ni siquiera un sonido ahogado salió de esta, no había nada, no había voz, no había sonido alguno que proviniera de mí. Respire profundamente cerrando los ojos e intente calmar mi corazón, no entendía el porqué, pero una calma innata crecía en mí aun con este hecho tan insólito. Abrí lentamente mis párpados mirándole, él murmuró suavemente mi nombre e instintivamente sonreí acariciando su mejilla, rodee su cuello con mis brazos y le aprisioné con fuerza intentando calmar toda la angustia arraigada en su alma.

No sé cuanto tiempo nos quedamos de esa manera, él mantenía su cabeza entre el hueco de mi cuello y yo acariciaba lentamente las finas hebras de su cabello. Me separé lentamente de él, era un grato sentimiento, pero sabía que no era el momento de estar en paz, no con todo lo que acababa de pasar. —Wei Ying...

Me separe lentamente de él y apunte el piso empezando a escribir con mi dedo en la tierra. —«¿Qué es lo qué pasó?»

Lan Zhan bajo su mirada y vi como su labio inferior tembló antes de responder. —Mi tío nos encerró a mi hermano y a mí dentro de una presión bajo un sello espiritual, tarde demasiado en salir... lo siento, todo fue mi culpa Wei Ying...

Tome su mano y la apreté provocando que dirigiera su mirada hacía mi, negué fervientemente y sonreí intentando disipar su sentido de culpabilidad. —«Nada de esto es culpa de Lan Zhan, este rencor lleva tanto tiempo en el corazón de los seres mágicos, que incluso muchos olvidaron cuál fue el comienzo del mismo. Estos sucesos eran inevitables, tarde o temprano tenía que pasar, es solo que no espere que fuera tan pronto y de esta manera...»

Lan Zhan llevo su mano a mi mejilla y me acaricio suavemente mirando a los ojos, sus dorados orbes estaban tan llenos de dolor como mi alma. —Lo siento... nada justifica lo que ellos han hecho.

Apreté fuertemente mis puños y no pude evitar cerrar mis ojos para retener las lágrimas que se acumulaban en estos mismos. Las heridas eran demasiado recientes, y a pesar de no creer en que tomar la justicia por contienda propia era apropiado, esta vez estaba demasiado cegado y dispuesto hacer lo que fuese por vengar a cada una de aquellas vidas inocentes que fueron arrebatadas injustamente. Abrí mis ojos, negué mirándole y suspiré con resignación. —«Lo hecho, hecho esta»

Lan Zhan me miro de una forma complicada, bajo su mirada fijándola en las palabras escritas en la tierra y asintió suavemente, cierta parte de él, era reticente ante los hechos, pero desde el fondo de su ser sabía que aun si yo quería reclamar venganza, estaba en todo mi derecho, después de todo, lo que los clanes mágicos habían hecho a mi gente, era totalmente imperdonable e inhumano. —Yo... me quedaré a tu lado sin importar lo que Wei Ying decida...

Lan Zhan tomo mis manos mirándome fijamente con seriedad y respiro profundamente esperando un momento antes de seguir hablando. —Pero tienes que prometerme, que sin importar que decidas hacer, jamás me dejaras aún lado en esta vida. Wei Ying, soy tu Tao, soy la mitad de tu alma y tú eres el complemento de la mía, pero fuera de ello, ignorando tal motivo y aun si no fuese de esa manera, quiero estar a tu lado, quiero estar junto a ti sin esta razón de unión...

El canto del corazónWhere stories live. Discover now