Capítulo 19.

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Silenciosa oscuridad. (Wei Ying)

Mi cuerpo dolía, cada parte de mi cuerpo dolía de tal forma que no podía evitar gritar, pero aunque quería gritar fuertemente, nada salía de mi garganta y mis ojos se mantenían fuertemente cerrados. Intente hablar, quería llamar a quien sea, rogué miles de veces en mi mente porque alguien me ayudase, porque alguien viniese a calmar el dolor, pero lo único que había era oscuridad y silencio, un silencio demasiado frío para mi corazón en crisis.

No sé cuanto tiempo pase intentando ser escuchado, no sé cuanto tiempo pase intentando con todas mis fuerzas salir de aquella oscuridad, pero nada funcionaba, nada daba resultados y la fatiga finalmente me invadió por completo, estaba cansado, lastimado y solo, si el destino quería reclamar mi vida, entonces podía venir a mí, estaba listo para dejarme ir. Y fue justo cuando deje caer mis brazos, que de la oscuridad se extendieron unos brazos rodeando mi cuerpo, el dolor ceso con lentitud y poco a poco todo mi ser fue envuelto en un cálido y reconfortante calor.

No pude ver su rostro, ni podía escuchar su voz, pero aquel que me rodeaba tan cálidamente, me sostuvo con fuerzas sin dejarme caer, y aquel olor a sándalo y peonias que se filtraba atrás vez de mis sentidos, hacía que todo mi cuerpo se sintiera seguro y reconfortado, era como un vago recuerdo del pasado, como un déjà vu constante, pero por alguna razón no podía recordar de quien era aquel olor tan familiar y distante al mismo tiempo. Pero estaba bien, estaba bien no recordarlo por el momento, solo quería descansar, descansar en esos cálidos y fuertes brazos.

Tendí mi mano sobre la de aquel, su piel de jade era cálida y suave, sus manos daban la sensación de que jamás en su vida haría daño a nadie, que de estas manos solo existían para mantenerme fuertemente y seguro entre sus brazos. Sonreí a la idea de permanecer así para siempre, apoye mi cabeza en su firme pecho mientras sentía como cernía más sus brazos alrededor de mi cuerpo, sus labios se movían lentamente diciendo quien sabe que cosa. Yo solo podía mirar aquellos finos labios y perderme en sus movimientos sin entender, todo estaba en silencio, todo excepto el corazón retumbante que podía sentir en aquel pecho firme. Y así me deje llevar, me deje ir cálidamente entre confort y calidez del momento, por alguna razón no estaba solo, y eso era más que suficiente. —Lan Zhan...

Estoy y estaré siempre contigo (Lan Zhan)

La noche había caído no hace mucho, y como si el clima estuviese mostrando el desacuerdo de los dioses, una fuerte tormenta se había desatado golpeando todo a su paso. El cielo oscuro se iluminaba entre los truenos y relámpagos que explotaban en él, el viento azotaba los árboles y las plantas derribándolas sin piedad, y las olas eras cuchillas saladas que rompían entre las piedras mostrando el disgusto por haber sido bañadas con la sangre de su propia gente.

Hoy el mundo mágico estaba de luto, un luto impuesto que mostraba la furia de aquellos actos injustificables. Hoy el mundo mágico estaba de luto y los dioses mostraban el dolor de aquellas almas que tenían que abrazar antes de tiempo. Mire el cielo desde la entrada de la cueva, no podía evitar sentir mis piernas temblar, y un agudo dolor en mi pecho se implantó con fuerza, como un parásito que absorbía todo el aire en mis pulmones evitando que respirara adecuadamente.

No pude evitar que las lágrimas fluyeran, hoy mi propio Clan había mostrado el gran error que cometí durante años. Por mis manos corría tanta sangre como la de ellos. No era menos culpable y mucho menos era inocente en algún punto de esta catástrofe. Negué lentamente despejando mis pensamientos, necesitaba cordura y estabilidad en el momento. Tenía que dejar mi dolor bien en el fondo si quería ponerle fin a todo esto. Una mano cálida se posó en mi hombro, mire hacia atrás y la cara afligida de mi hermano me dio una sonrisa conciliadora junto a mil palabras no dichas en voz alta, y es que no era necesario, realmente no lo era. —Wangji, ya revise y estabilice la condición de Wei gongzu, deberías ir a su lado, prendí el fuego, pero si le ayudas, será mucho más fácil para el combatir la fiebre y entrar en calor... como su Tao tu energía es la única que puede mantenerlo estable y brindarle confort en estos momentos... Wangji, esta es la parte más fácil, no sabemos como reaccionara cuando despierte, ni siquiera puedo garantizar que despertara previamente, tienes que estar preparado...

Lo sabía, sabía muy bien las probabilidades, lo supe desde el momento en que esta guerra se desató, lo supe desde el momento en que le vi desvanecer en aquella jaula, lo supe cuando lo sostuve entre mis brazos, yo simplemente lo supe, y sabía que lo más probable era que él me odia con todo su ser cuando volviera en sí. Pero aun sabiendo las probabilidades, mi corazón rogaba por garantizar su seguridad, porque su seguridad estaba sobre todo, más aún sobre mis sentimientos.

Asentí a sus palabras y me encaminé hacia Wei Ying. Estaba temblando visiblemente y sus ojos se arrugaban en muestra del dolor que estaba sintiendo, pero aun así ni un solo ruido salía de su boca, ni siquiera un pequeño gemido de dolor o algún sollozo desprevenido, no había nada. Me senté a si lado y dude en tocarlo, me sentía impropio, sucio, no era digno ante él, pero aun así no pude evitarlo y lo tome entre mis brazos llamando su nombre una y otra vez. Tal vez, solo tal vez, aún había una esperanza de que escuchase mi dolor y sintiera mi amor por él. Y aunque paso el tiempo sin respuestas, ese leve movimiento de sus labios, casi podía jurar que lo escuche decir mi nombre en mi cabeza... —Lan Zhan...

—Estoy aquí Wei Ying, estoy aquí, jamás me volveré a ir...

En el silencio, también habla el corazón. (Wei Ying)

No sé cuanto tiempo dormí, estaba inmerso en cálidos recuerdos, recordé la sonrisa de mi madre mientras me sostenía entre sus brazos y tarareaba dulcemente una canción de cuna. Había muerto hace tanto tiempo que creí olvidar su rostro, pero por alguna razón se volvió claro otra vez.

También soñé con Jiang Cheng y YanLi, estábamos comiendo la deliciosa comida que prepara YanLi mientras Jiang Cheng alegaba que no entrenaba lo suficiente. También soñé cuando la tía Yu y tío Feng Mian me contaban sus anécdotas de adolescencia junto a mis padres, mientras Jiang Cheng y YanLi reían escuchando atentamente a mi lado.

Era una sensación cálida que inundaba mi ser, pero por alguna razón aquellos recuerdos se fueron desvaneciendo lentamente cuando una voz apareció. No podía distinguir de quien era, pero aquella voz que me llamaba constantemente estaba cargada de dolor y angustia. Por alguna razón nació en mí la necesidad de buscarle y consolar a quien sea que me llamase de esa manera. Podía sentir el dolor palpable en aquellas dos palabras que pronunciaba citando mi nombre. —¿Quién eres? ¿Dónde estás? No puedo verte, ven a mí...
Aquella vos se hacía cada vez más angustiante, pero por alguna razón por más que buscaba y respondía a sus llamados, no podía encontrarle, no podía verle. Busque y busque, durante tanto tiempo que el agotamiento envolvió mi cuerpo, me deje caer en el suelo y mire el amplio cielo nocturno que cubría todo el lugar, extendí mis manos y cerré mis ojos con fuerza, fue en ese momento que mi corazón grito. —¡Estoy aquí!, ven por mí...

Sentí una luz caliza chocar con mis párpados y aquella voz se hizo tan cercana, que podía sentirla cosquillear en mis oídos. Una calidez envolvió mi cuerpo y sentí dos fuertes brazos envolverme, fue entonces que los recuerdos llegaron a mi mente, el olor a sándalo y peonias que inundaban mis fosas nasales me hicieron sonreír, y la necesidad de abrir mis ojos para ver a la persona delante de mi espanto todo tipo de miedo a preocupación. Sabía quien era, era imposible no reconocer la calidez de aquella voz neura y preocupada. Abrí lentamente mis ojos y justo frente a mí, dos orbes tan brillantes y dorados como el sol, me estaban mirando cargados en lágrimas y preocupación.

Por alguna razón ninguna palabra salía de mi garganta, había una calma innata dentro de mi ser, no sentía ni el más mínimo miedo estando entre aquellos brazos, pero ante la angustia y la necesidad de calmar a aquel que me llamaba y sollozaba tan amargamente mientras me sostenía con fuerza, solo pude sonreír y llevar mi mano a su mejilla mientas acercaba mis labios sellando los de él en un cálido beso con la intención de ser escuchado. —Está bien, si no puedes escuchar mi voz, escucha mi corazón Lan Zhan... volviste por mí.

El canto del corazónМесто, где живут истории. Откройте их для себя