¿Estoy Loco? Es por Amor | 707 yandere x MC

《CAP 62》Oscuridad

Narra MC

Pensé que jamás saldríamos. Él se negó por mucho tiempo, insistía en decir que no se iría hasta no haberlos matado a todos, pero finalmente se dio cuenta de que era algo absurdo después de haberle rogado cientas de veces. Los seguidores nos habían rodeado, eran muchos, no hubiésemos salido de ahí si Seven no hubiese utilizado a Rika como rehén.

Casi nos matan, sentí mucho miedo al correr por mi vida así. Solo se escuchaban disparos detrás de nosotros. Seven había conseguido un arma, eso nos dio tiempo para huir.

Alcanzamos el auto, por suerte, este seguía ahí. Seven arrancó y en cuestión de segundos perdimos de vista a ese horroroso edificio.

—MC.

Pero, aunque la pesadilla de Mint Eye parecía haber acabado... Aún me sentía intranquila...

—Oye, ¿me escuchas?

—Ah... Sí.

—Iré a comprar algunas cosas a esa tienda. Espera aquí.

—Bueno...

Seven salió del auto y entró a la pequeña tienda frente a la gasolinera.

Lo único que tenía que hacer era esperar. Esperar en ese silencio, aunque no era un completo silencio. Aún podía escucharla murmurar levemente; una voz débil, agonizante. No dejaba de decir su nombre, como si estuviese llamándolo.

—V... V... V...

Escucharla era la peor parte de estar en silencio, escuchar a alguien sufriendo lentamente... Era como una tortura. Algo me decía que tenía que hacer algo, pero mis piernas no querían moverse. ¿Por qué sentía tanto miedo?

Acerqué mi mano a la puerta del auto, iba a abrirla, ir a la cajuela... Quizá yo podía evitarlo... Pensaba que tal vez, solo tal vez, quizá debería...

La puerta del conductor se abrió. Aparté mi mano de mi puerta.

—Regresé.

Seven entró y se sentó en el asiento. Trajo dos bolsas con compras dentro, de una de ellas sacó dos sándwiches.

—Solo encontré esto, pero el hambre nos matará si no comemos algo ahora, ten— me entregó uno de ellos y también una cajita de jugo. —Hay toallas en la otra bolsa, puedes limpiarte la sangre con ellas.

Lo cierto era que el estómago me dolía desde hace dos días debido al hambre, no esperé más y me devoré el sándwich. Por suerte, dentro de la bolsa habían más, comí tantos como pude. Seven también comió uno tras otro mientras manejaba; ambos moríamos de hambre.

Durante el camino, hice lo que pude por limpiarme la sangre que tenía encima. Mientras me limpiaba el rostro con la toalla, el auto se detuvo, y Seven salió.

Me asomé por la ventana y vi a Seven abriendo la cajuela.

—M-mi... Sol... ¿D-dónde... Dón... De... Es... Tás...?— Rika no dejaba de murmurar, él debió molestarse.

—CÁLLATE YA, ERES TAN DESESPERANTE— escuché golpes y unos gritos muy débiles.

Después de unos minutos, Seven cerró fuertemente la cajuela y volvió a subir.

Fue un viaje muy callado. No hablamos, aunque creo que algunas veces llegamos a cruzar nuestras miradas por un segundo. Quería preguntarle a dónde íbamos, pero mi boca no quería soltar palabras.

・・・

Narra la autora

El auto hizo una última parada en una gasolinera y en otra tienda. El pelirrojo salió y después de unos minutos regresó. No pasó mucho tiempo cuando el auto volvió a detenerse, esta vez llegando a su destino.