Cuando lo conocí mi nombre era tan poco sonado cómo el suyo y podría considerarse que éramos novatos, primero se trató de una amistad a distancia, aunque sentía atracción hacia él y me emocionaba sospechar que era recíproca, pero no hicimos nada al respecto. Pasé por relaciones cortas que no funcionaron y algunos encuentros informales hasta que finalmente tuvimos un acercamiento más amoroso, para ese tiempo ya llevábamos casi dos años conociéndonos e hicimos tan buen clic que me sentí cómoda, segura, amada.

Yo siempre hambrienta de amor. La historia de mi vida.

Era muy difícil vernos por nuestras agendas y reconozco que tampoco ayudó que a veces necesitara correr encontrando contratos en lugares lejanos a los que se le complicaba ir, tampoco tuve la capacidad de abrirme a él sobre mi pasado más allá del hecho de decirle que fue una infancia difícil, pero lo aceptó, decía estar bien, fingía estar feliz, que me amaba y ahora me siento estúpida porque tenía sentido que no lo enloqueciera mi distancia física cuando tal vez tenía amantes o libertad de gozar de la sexualidad que se reprimía en mi presencia, que no le molestara el distanciamiento emocional o la manera en la que me cerraba porque en primer lugar yo jugaba un papel de un acto del que no tenía conocimiento.

Siento que si lo amé, de alguna manera, tal vez no de la forma en la que debía o cómo quisiera, pero lo hice y el golpe de realidad fue bastante crudo ese octubre del año pasado en la que todo terminó de forma abrupta. Me hizo cuestionarme tantas cosas y desde entonces nuestra única comunicación se ha basado en pocos mensajes intercambiados de él queriendo hablar conmigo o felicitaciones cordiales cuando alguno de los dos consigue algún éxito.

Duele y es extraño tener distancia con una persona que considerabas tu amigo y con quien tuviste una relación. Es sentirse una extraña con la persona que te vio desnuda, que durante casi dos años de alguna manera compartió contigo susurros, risas, palabras de amor que claramente no fueron reales.

Fue un duro despertar y un horrible cuestionamiento sobre si hay algo mal en mí que les impide a las personas llegar a amarme.

—Me alegro por ti —susurro y le doy una leve sonrisa.

—¿Tú cómo has estado?

Mi respuesta es encogerme de hombros y dar un pequeño sorbo a mi café que ahora tiene un sabor insípido.

—Estaré mejor.

—Allen...Yo no sé cuántas veces tenga que pedirte perdón, no fue justo para ti y no debí dejar que lo supieras de esa forma.

—En realidad lo que no debiste hacer fue mentirme —Lo miro—. No te haces una idea de lo estúpida que me he sentido al respecto e incluso avergonzada.

»Avergonzada de las caricias y besos que compartimos, de todo el sexo que tuvimos ¿Si quiera la pasabas bien? Es que ni siquiera me amabas.

—Sí te amaba, sí te amo.

—Pero no de la manera en la que me hiciste creer.

—Hice mal y siempre me arrepentiré, mis miedos y problemas no tendrían por qué haberte afectado de tal manera ni hacerte sentir usada, fallé y lo reconozco y siempre me va a pesar. También sé que te he hecho daño y reconozco que me amabas, pero ¿De qué forma?

»Nuestra relación consistió en pasar más tiempo separados que juntos y cuando estábamos juntos a veces ni siquiera estábamos presente ¿Qué conocías de mí más allá de lo que todos lo saben y qué conocía yo de ti que no lo dijera unas revistas? Preferías estar afuera del país que pasar tiempo conmigo y yo buscaba los trabajos que menos tiempo me dejaban para estar contigo.

»Te engañé y eso me hace un canalla, pero no fui el único ausente en nuestra relación y no te culpo, pero quiero que abras los ojos y te des cuenta de que nuestra relación solo era un refugio para ambos y que definitivamente estás mejor sin mí. Que no fui ni siquiera al principio la persona que querías a tu lado o con la que querías compartir y lo acepté porque trataba de convencerme de que sería normal cómo otros.

Una Novia Para Max (BG.5 libro #5.5)Where stories live. Discover now