-No mi niña, ella no ha podido venir por el trabajo, pero te manda muchísimos besos y sus bendiciones. Intentará venir en unos días-yo asentí alegre.

-Y quié...?

-Vaya, te sienta bien el embarazo-al escuchar esa voz, me giré de inmediato.

-Carlos!-sentí una alegría bastante anormal, por la que no tuve otro impulso que el de abalanzarme sobre él para abrazarlo, provocando su dulce risa y que de inmediato me estrechara con fuerza entre sus brazos.

-Estás preciosa-me dijo antes de besar mi mejilla. Al abrir los ojos, tras Carlos pude ver a Sophie, a Lilian y su novio Mike, a las gemelas Frany y Alex... y en definitiva, a Philip, quien miraba a cualquier parte menos a nosotros. Me aparté algo incómoda, aunque no lo suficiente, supongo que era mayor la alegría de tenerlos a todos allí. Los saludé a todos de forma efusiva. A trompicones nos pusimos relativamente al día con las típicas preguntas: Qué tal todo? Cómo estás?...

En el hermoso jardín estaban Linda y Draco haciendo de las suyas... Yo obviamente me volví loca de alegría al ver a mi, ahora, enorme bolita de pelo negro y sobre todo al comprobar que me había echado de menos. En cuanto salí y lo llamé corrió entre ladridos que no reconocí como suyos y en cuanto estuvimos a la misma altura no hizo más que intentar lamer mi cara... Yo era todo felicidad en aquel momento.
Cuando al fin me calmé y decidí creerme que no estaba soñando o algo peor, todos nos sentamos a la gran hilera de mesas cuadradas colocadas en "u" que habían preparado en el centro del jardín, toda rebosante de comida que se me antojaba realmente deliciosa, dulces, carne, pasta, empanada... Me llené tan solo de analizarla.
En poco tiempo y ya todos sentados a la mesa, me sentí en familia... las voces eran el eco de mínimo diez temas distintos de conversaciones... risas, ladridos...

-Meg-la voz de Philip sonó tímida, como si no quisiera molestarme. Se sentaba a mi lado. Lo miré sin decir nada, tan solo lo observé sintiendo aún mis locos latidos en el pecho. Cuando quiso hablarme, tan solo me levanté de mi sitio para tomarlo de las manos tirando de él, obligándolo a seguirme al interior de la casa-Meg, qué?-lo llevé a la habitación que él mismo había visualizado como la que sería la de nuestro peque. Al entrar me sorprendí. No se parecía en nada al recuerdo que tenía de ella... las paredes estaban decoradas ahora con dibujos de nubes en un hermoso y suave fondo color azul cielo, tan bien pintado que parecía más que un dibujo, la foto poco nítida de un hermoso cielo azul salpicado por cientos de nubes, grandes, pequeñas, redondas, alargadas... El techo estaba pintado de blanco y el parqué barnizado en un tono miel oscuro. Los ventanales estaban abiertos, los mismos por los cuales entraba una suave brisa, la misma que movía las delicadas cortinas vaporosas de color blanco. La habitación ya estaba completamente amueblada con lo necesario para el pequeño... lo único que desentonaba era la cuna desarmada aún en sus plásticos, colocada bajo la ventana.

-Vaya-aquello más que una palabra salió de mi boca en forma de suspiro.

-"Meg, qué ocurre?"-me giré de inmediato para mirar a Philip, quien simplemente no sabía cómo debía comportarse.

-Gracias-dije tan solo mirándolo a los ojos, provocando que su frente se poblara de arrugas por no entender demasiado bien a lo que me refería-Por todo-aclaré-Esto... Nuestra familia... Por todo-antes de que las lágrimas pudieran caer, los labios de mi niño ya acariciaban los míos. Yo estaba eufórica. Mi deseo en aquellos momentos era simplemente gritar de pura felicidad. Luego obviamente, el de seguir disfrutando de ella y de los míos por mucho tiempo.

-Cómo es que están aquí tu hermana, tu padre, Lupe...?-Philip se divertía con mi tono alegre e histérico.

-Fácil, han cogido un avión-se burlaba él.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now