12 | Buena suerte con eso

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– Wow... – fue lo único que Julie pudo especular.

Su madre lo miró esperanzada y tomó su mano por encima de la mesa.

– Espero que vaya todo bien con esa tal Quinn, querido.

– ¡Mamá, te dije que solo somos amigos!

– Pero te conozco, eres mi hijo. Conozco esa mirada en tus ojos... Podría decir que hasta pareces un jovencito otra vez.. – sonrió recordando viejos tiempos con melancolía.

Sin embargo John intento alejar a toda costa aquellos pensamientos de su mente. ¿Para qué había traído a Quinn a la conversación? ¿Para que la había mencionado siquiera? Aquella había sido una pésima idea.  Porque la realidad era totalmente distinta, Quinn a penas si lo veía para divertirse y después no quería ningún tipo de relación con él. Pero era eso, o no tener que verla jamás. Y el prefería acostumbrarse a tenerla de a ratos, a no poder tenerla por completo.

• • •

Quinn se incorporó de la cama de John, buscando su ropa interior que estaba desparramada por el suelo de la habitación.

– ¿Por qué nunca vamos a tu casa? – preguntó John aún desnudo, sosteniendo su cabeza con un brazo detrás de ésta. La fina sábana cubría su cuerpo hasta la cadera y sus ojos observaban cada movimiento que la rubia hacía.

– Si has ido a mi casa.

– Ir a buscarte a tu casa no cuenta. – rió y Quinn comenzó a ponerse sus jeans. – ¿Ya te vas? Quédate, es tarde. – Murmuró algo apenado. Quinn volteó a verlo con una ceja alzada y camino hasta él nuevamente, sentándose a horcajadas.

– ¿Planeas ir por un round tres? – preguntó divertida. John la abrazó por la cintura y entre risas dió pequeños besos en el cuello de Quinn.

– No. Planeo dormir, descansar para recuperar la energía que me quitaste. Bruja. – bromeó haciendo soltar una carcajada a Quinn.

– Bien, entonces debo irme. – se encogió de hombros y volvió a bajarse de encima de sus piernas para buscar su blusa.

– ¿Por qué? – preguntó apenado.

– Porque dormir literalmente con mis amigos sexuales no está en las reglas. – respondió sin voltear a verlo.

– ¿Puedo hacerte una pregunta al menos, antes de que te vayas?

– Claro. – lo miró una vez que estuvo vestida por completo.

– ¿Cuál es el hobbie que más te gusta hacer? – preguntó curioso.

– Pintar. – respondió sin más, le guiñó un ojo y se dirigió hacia la puerta.

– Llama en la semana, estaré más o menos libre. – le indicó. – Descansa, adiós.

– Adiós Quinn. 

La observó irse de su habitación con melancolía. Oh, como deseaba que pasase la noche con él y dormir abrazado a su frágil y hermoso cuerpo. Pero aquel deseo debería esperar, al igual que sus extraños sentimientos hacia la muchacha. (Aquellos que ahora, para evitar problemas, intentaba negar a toda costa).

• • •

Un sábado a la noche, Quinn no había dado señales para querer verse tampoco así que John hizo planes con sus amigos.

Luego de ensayar con la banda por la tarde, unos temas nuevos que habían surgido entre los cuatro, habían ido a cenar una pizza con cerveza a un concurrido restaurante de Londres.

– Escucha, hay algo de lo que quería hablarte. – le habló John a Brian. Éste lo miró curioso mientras le daba un mordisco a su pizza.

– ¿Debo preocuparme?

– ¿Es sobre esa muchacha? ¿Aún no lo sabía? – preguntó Roger divertido.

– ¿Qué muchacha? Hey ¿Por qué siempre soy el último en enterarse las cosas? – preguntó frunciendo el ceño.

– Tranquilo, eso voy a hacer. – John lo tranquilizó poniendo una mano en su hombro. – Veras, he conocido a una muchacha.

– Una muchachita, tiene 21 años. – lo corrigió Freddie estallado en risas y John lo fulminó con la mirada.

– Si tiene 21 años, pero no es lo que parece... No sé si los demás estaban al tanto, bueno Freddie de hecho si. Pero ahora somos amigos sexuales, tenemos sexo de vez en cuando y no pasa nada más allá de eso. – explicó, Roger soltó un silbido interesado.

– Necesito una de esas. – Murmuró burlón, Freddie volvió a reír ante el comentario de su amigo y le dió un trago a su vaso de cerveza.

– La cuestión, es que yo acepté ante ésta... Propuesta, porque les juro que desde que la ví... – bufó en señal de lo que había sentido, los demás lo miraban expectantes. – sentí algo que no había sentido jamás con nadie. Algo aquí. – señaló su pecho y Roger hizo una seña en señal de que John estaba en problemas.

– ¿Estás seguro de eso?

– Sé que suena estúpido, más aún teniendo 29 casi 30 malditos años. – suspiró negando con la cabeza algo avergonzado. – Pero es como si fuera la muchacha que yo había estado esperando toda mi vida.

– ¿Y cuál es el problema? – preguntó Brian sin comprender.

– El problema, suecos. – comenzó Freddie bromeando por los zapatos que Brian solía usar – Es que John está hasta los huevos con ésta chica, y ella solo propuso que sean amigos sexuales. Nada más que sexo.

– ¿Y qué hay de malo en eso? ¿No es eso increíble?

– No es que sea malo, si es bastante increíble y siempre me la paso bien. Pero ese es el problema, que estando con ella me la paso muy bien. Y ella, es todo lo contrario. – suspiró y antes de seguir hablando le dió un sorbo a su cerveza buscando tranquilizarse. – Ella a penas si comparte cualquier tipo de información privada conmigo, recién ayer después de considerables semanas me confesó que lo que le gustaba hacer era pintar. Solo conozco su nombre, su edad y dónde trabaja.

– Demonios... – insulto Brian ahora entendiendo de qué iba el asunto. – ¿Y por qué es así?

– No lo sé. Es como si intentara huir de todo, y de todos. Pero yo sé que esa estúpida coraza debe tener algún motivo, y que en el fondo si hay una Quinn dispuesta a sentir y no aterrarse por eso. – se encogió de hombros.

– Deaky, no lo se... Si ya la conociste así dudo que cambie, si no lo hizo por ella misma éstos 21 años... ¿Crees que lo hará por tí? – preguntó el rubio con cuidado de no herir a su amigo.

– Roger tiene razón Deaky, ¿Perdiste la cabeza por una mujer sin corazón? No lo se... Buena suerte con eso, es todo lo que puedo decir. – Brian se encogió de hombros.

John no supo qué responder. No se iba a enojar con sus amigos, ellos intentaban ayudarlo y lo que le decían no estaba tan errado después de todo.

Killer Queen | John DeaconNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ