Inefables [+18]

Capítulo. 24

—Necesitamos a alguien de su familia—me mira—La operación tiene que ser ya pero si se complica necesitamos permisos—Ve hacia atras donde esta la salida

—Iré yo a buscarlos, menciono un Ryan y calle 19...

—No— Dice rápidamente—Tu no puedes salir...las ordenes del director fueron claras y yo no....

—Ordenes? Que ordenes?—Lo miro—Joder dimelo ya que tienes una chica moribunda en la camilla y necesitamos darnos prisa!

—Prohibió tu salida, a menos que vayas con un grupo de personas no puedes salir de estos toldos, tenemos prohibido mandarte a algún lugar

Hijo de puta. Aprieto mis labios mientras me saco la bata, quedando en la pijama color azul con el logo del hospital, piensa que tiene el minimo poder sobre mi y me manda a su antojo, haciéndome quedar como una niña que necesita su maldita protección.

—Yo iré y tu la operaras y no te preocupes por Ashton yo asumire las consecuencias cuando sepa que sali— Pongo una mano en su hombro—Lo importante ahora es ella.

Se queda un poco pensativo y luego asiente lentamente para seguir con lo suyo. Doy la vuelta y como una maldita película todos me miran como a un fantasma cuando traspaso los portones del lugar donde estamos, soy la burla de la campaña y estoy segura, gracias a esto ahora me verán como su protegida y me quita el valor a mi maldito esfuerzo, "protegerme" de la vista de los hombres tal vez? Menudo gilipollas que va a escucharme cuando me llame.

Camino sin rumbo hasta que doy con un grupo de prostitutas que a pesar de ser como las 8 de la mañana estan vestidas como si van a fiesta a las 11 de la noche. Un cosquilleo me recorre la espina dorsal cuando me acerco hacia ellas y al parecer su líder se acerca hacia mi viéndome como su futura presa.

—Se te perdió algo linda?—sonríe y me muestra sus dientes amarillos gracias al tabaco—No pareces ser de mis niñas—me repara con la vista y sus ojos se posan en el reloj de oro blanco que traigo en la mano, el jodido regalo de Ashton que olvide quitarme

—Yo...—mi voz sale aguda y me aclaró la garganta, miedo es lo que menos debo mostrar—Soy de la brigada de medicos que esta por el parque, necesito saber donde esta Ryan...me dijeron que podria encontrarlo en la calle 19 podría decirme donde queda eso?

Sonríe con gracia y se sienta en la acera de la calle mientras saca un cigarro de sus senos y se lo mete a la boca.

—Ryan no va atenderte a menos que se le apetezca—Murmura—Asi que no hagas el intento, que el jefe no tolera a las zorritas blancas y ricas como tu—mira a las otras mujeres— Aunque el cuerpo que tienes es de puta, servirías mucho en este negocio y tendrías ganancias no te apetece?—alza una ceja y niego quitándome los aretes del mismo material del reloj

Ignoro todo lo que dice y niego—Puedo pagarle si me dice donde esta la calle—Estiro la mano hacia ella y los toma

—Sigue recto y a la derecha veras una puerta negra, en color blanco tiene un 19 en numeros romanos, esa es la calle 19—Sonrie viendo los aretes—No deberias ir sola, pueden robarte—rie y apuesto todo porqué lo que dijo no es broma, pero necesito llegar ahi, esa chica necesita apoyo y si ellos no son nada por lo menos el tipo podra darme información de su mamá. Camino como cinco minutos mas y encuentro la gran puerta, trago a la vez que observo a los lados, hay pandilleros fumando y me miran con diversión mientras toco con golpes suaves la puerta.

—Nadie va abrirte, entra—grita uno y el otro suelta una carcajada

—Si no tienes miedo hazlo—otro habla y me tira un beso y se levanta, mis ojos se hacen grandes al ver que empieza a caminar hacia mi, me apresuro a abrir la puerta y lo primero que mis ojos captan son todos los bares y gente acostada en el suelo, sucios y vomitados, los lugares estan cerrados y aparte de los borrachos esta la gente limpiando, agradezco mentalmente haber venido de día y no de noche, si no, estaría orinada. Una señora sale de un bar llamado "La Catrina" con una escoba y una pala, limpiando la parte de afuera, a mi parecer es el bar mas limpio y aparentemente mas grande del lugar, me acerco a ella a paso lento mientras me aferro con mi mano a la campana del estetoscopio que llevo colgado en el cuello, como si tal eso me protegiera.