Capítulo especial: Akaashi keiji.

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Buenas! Me paso por aquí para dejar este capítulo especial sobre mi querido Akaashi. No descarto escribir alguno más cuando me ataque la inspiración, pero por ahora este será el único. 

Espero que os guste ;)

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Akaashi lo sabía mejor que nadie. Sabía que el mundo no era un cuento de hadas y que, a veces, por muy poco que te importe salir herido, hay decisiones que se toman para evitar dañar a quien quieres.

La primera vez que conoció a Bokuto Koutarou tuvo un pensamiento parecido que descartó al instante. Primero, pensó que podría enamorarse de él; después, que le haría daño. Keiji siempre ha sido demasiado trágico, por mucho que no le guste admitirlo. Pero su predicción se cumplió. Sus corazonadas siempre lo hacen.

Para cuando se quiso dar cuenta, ya estaban saliendo. Akaashi nunca se ha creído una persona con suerte, pero todos los años al lado del bicolor siempre le han demostrado lo contrario. Se entendían y se querían. Nada podía salir mal. LLevaban saliendo desde que acabaron la preparatoria y la universidad junto a la carrera ascendente de Bokuto solo parecían un pequño obstáculo de muchos. Pero se equivocaba. Akaashi también se equivoca mucho. Más de lo que le gustaría.

Vivieron juntos un par de años en los Akaashi llegaba algunas noches a una casa vacía y se tumbaba en una cama helada a la espera de Bokuto. Porque Bokuto siempre entrenaba mucho por aquel entonces, pero siempre volvía a casa. Siempre volvía y se aferraba a él, enterrando su rostro en su cuello haciéndole cosquillas que le despertaban poco a poco.

"¿Qué tal tu día", solía preguntarle con su voz de recién levantado, acariciando su pelo y respirando su colonia como si no la tuviera ya tatuada en la memoria.

"Una mierda, pero ahora... ahora mucho mejor".

Y, a la mañana siguiente, con los rayos del sol colándose entre las cortinas blancas, la casa a la que siempre llegaba de noche dejaba de estar vacía y el frío de la cama ya no le helaba los huesos.

Solían despertar a la vez, besarse un rato, a veces acostarse, y rodar juntos. Entonces, Akaashi siempre era el primero en levantarse para preparar el desayuno, seguido siempre de Bokuto y su sonrisa. Estaba tan enamorado. Keiji a veces se pregunta si volverá a querer a alguien de esa forma o si el bicolor le habrá dejado completamente incapaz de sentirse así de nuevo con alguien que no sea él.

Por aquel entonces, Akaashi creía que estaba bien. Se escuchaban, se apoyaban y pasaban el tiempo que podían juntos. De hecho, estaban mejor que bien. Keiji era tan tranquilo que su calma se contagiaba a Bokuto; y Kourarou era tan animado que conseguía sacar al pelinegro de la rutina. Iban a citas, se hacían sorpresas y decoraron su pequeño apartamento juntos. Keiji nunca pensó que se convertiría en alguien que se pondría feliz de ver dos tazas a juego sobre la encimera de la cocina; una hasta arriba de café y la otra de zumo de naranja (porque Bokuto odia el café con todo su ser). Pero lo hizo.

Y los años pasaron tan lentos y sigilosos que, para cuando se dio cuenta, había terminado por fin la universidad. Y se graduó. Bokuto lloró por él en la ceremonia. Todavía debe de conservar alguna foto de aquel día. Fue un día feliz. Aquellos años, en general, habían sido una etapa feliz.

Poco después, Bokuto entró por primera vez en un equipo profesional. Lo celebraron juntos, como siempre, entre besos y risas. Completamente ajenos ante la tormenta de problemas que eso mismo les causaría.

I Belong Where You Belong | TsukiyamaWhere stories live. Discover now