V

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Alternando la mirada de una figura a otra, Tadashi observa como las dos personas que se han sentado con él devoran su comida en menos de cinco minutos antes de ordenar, de nuevo, toda la carta del lugar. El camarero les sonríe encantado anotando los pedidos y desaparece rumbo a la cocina mientras el resto de personas allí los miran como si fueran unos bichos raros. Yamaguchi no les juzga porque parece que acaban de entrenar, por lo que simplemente se limita a comer de su plato escuchando como discuten por quinta vez, pensando que "vaya, echaba de menos ese tipo de compañía".

--¿Puedes dejar de hacer tanto ruido? Comes como un puta vaca --espeta Kageyama furioso a Ushijima, quien le mira con el ceño fruncido y las mejillas llenas de arroz.

O puede que no la echara tanto de menos.

--A lo mejor son ellas las que comen como yo y no al revés.

--¿Qué?

--¿Qué?

--¿Te estás riendo de mí?

--No.

--...

--...

--¿Sabes? Cállate y come, que no te soporto.

Yamaguchi en realidad piensa que parecen llevarse bastante bien, pero prefiere guardarse ese pensamiento para sí mismo; no tiene intención de morir tan joven.

Según cuenta Tobio, los dos están visitando Tokyo por algo de una concentración deportiva (Tadashi se huele que también andarán por la ciudad más conocidos) de jóvenes promesas del voleibol y algunos profesionales. Le explica que sus compañeros ya se habían largado al hotel, pero que él tenía hambre y se negaba a probar la asquerosa comida del bufé otro día más. Tras mucho esfuerzo, al final consiguió escabullirse del entrenador y el resto del equipo, pero cuando llevaba ya tres calles recorridas se dio cuenta de que alguien le seguía. Y ese alguien era Ushijima, como no, que le había seguido solo porque le había escuchado hablar sobre algo de comida y él aprovechó la oportunidad porque llevaba tiempo queriendo probar una cosa que se vendía en un local famoso del centro.

Tadashi supuso que Ushijima seguía siendo... tan él como siempre.

--Es como un helado --le había intentado explicar el mayor con bastante ímpetu--, pero de arcoíris, ¿sabes?

La verdad es que no se esperaba que fuera eso lo que tantas ganas tenía de probar, pero tampoco lo dijo. Justo al lado de un Ushijima muy serio que hablaba del dulce, ve que Kageyama rueda los ojos en un gesto dramático y una ligera sonrisa escapa de sus labios. Eran un dúo extraño, pero se entendían en cierta forma.

--¿Y tiene algo de especial? --había preguntado con una sonrisa amable.

--Un cuerno.

--¿Perdona? --¿había escuchado bien?

--Que le ponen un jodido cuerno de caramelo --aclara Kageyama limpiándose la boca con una servilleta, para después mirarle con su famoso gesto de fastidio--. Y dos orejitas de galletas o algo así.

--Es que es un helado de unicornio --termina de explicar Wakatoshi, como si eso que acabara de decir fuera lo más obvio del mundo.

Ah.

Después de comer y de que los dos titanes firmaran algunas camisetas (porque obviamente la gente no es tonta y sabe que pocas veces -o nunca más- coincidirán con dos estrellas del deporte en el mismo sitio) los tres se encaminan al centro en busca del dichoso helado. Tobio le ha preguntado si puede acompañarles porque: a) probablemente acabe estrangulando al mayor si se quedan mucho tiempo a solas y b) no se veían desde hacía demasiado y le echaba de menos. Tadashi no pudo resistirse a lo último (en realidad, hubiera aceptado a la primera, incluso sin razones de peso) y echó un rápido vistazo a la agenda de su móvil solo para asegurarse poder permitirse pasar el día fuera. Como de todas formas ya era viernes lo tuvo más fácil.

I Belong Where You Belong | TsukiyamaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang