La ansiada semana de la conmemoración a la mujer inició, por lo que reyes de aledaños asistieron, en especial el rey Stefan y sus hijos. Maldea estaba de festejo. En palacio se palpaba el júbilo, especialmente en el harem, con bailes y festines singulares.
Sebastiana y Eloise se habían recuperado y evitaron hablar del asunto ocurrido, especialmente porque fue un llamado de atención de la misma reina; aunque Eloise no quedaría con los brazos cruzados.
Sabas continuó evitando a Eider, sólo se presentó para cuando fuera necesario, es decir, por asuntos políticos; pero, no perdió de vista a Ramiro quien merodeaba alrededor de la reina como mosca en la miel, logrando verdaderamente fastidiarlo.
Yannick por su lado, continuó cortejando a Quirina; pero Kenat no consiguió hablar con la reina, debido a los últimos acontecimientos y asuntos políticos, no daba lugar para mencionar la intención con Rufina. Tal comportamiento ofendió severamente a la joven.
Fueron días atareados y tranquilos a lo que respectan escándalos. La corte aún no había decidido coordinar la mención de matrimonio para su alteza.
*
Eider estaba en sus últimos retoques frente a su espejo. Recorría con su mirada su vestido rojo. Al rato analizó a Betania que terminaba de acomodar la cama. Llevaba ausente en sus pensamientos desde hacía días. Las doncellas terminaban de acomodar la falda del vestido y se alejaron para que ella pudiera moverse hacia Betania que no había percatado tal cercanía.
— ¿Sucede algo, Betania? —dio un respingo y giró con respeto a Eider.
— No, alteza.
— Has estado muy callada estos días. —simplemente la muchacha infló su pecho al tomar aire y la miró con firmeza.
— Disculpe majestad, pero hay algo que me ha estado mortificando —de pronto las puertas se abrieron, la presencia de Osvald interrumpió el ambiente.
Eider volvió a Betania con preocupación.
— Tienes la mera confianza de decirme.
— No logro entender por qué la señorita Tadea continúa en el harem —bajó la mirada con intimidación—. Ella intentó asesinarme —Osvald al escuchar la queja irrespetuosa de la joven se acercó a ellas. Eider con su aparente molestia no perdió su postura rígida y frívola—. Qué clase de castigo le ha dado si merodea por el harem con una sonrisa triunfadora.
— ¡Como osas hablarme así! —escupió Eider con voz firme—. ¿Estas cuestionando mis decisiones? —Betania no subió su mirada, pero permaneció en la misma postura—. Nosotras nos conocemos de jóvenes; pero ahora soy la reina, te elegí como mi dama real, te protejo y tienes el ímpetu de dirigirte así conmigo. —la dama tragó saliva y se arrepintió haber despertado el enojo de la reina.
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EIDER. Travesía de una Reina
RomanceEn un poderoso imperio, yacía Eider, una doncella sin dotes y prospecto. El rumbo de su vida cambió para siempre, asumirá una responsabilidad de donde no podrá escapar y poniendo en riesgo su vida y la de sus seres queridos. El amor y el poder será...