Capítulo 31

12 0 0
                                    

La ansiada semana de la conmemoración a la mujer inició, por lo que reyes de aledaños asistieron, en especial el rey Stefan y sus hijos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La ansiada semana de la conmemoración a la mujer inició, por lo que reyes de aledaños asistieron, en especial el rey Stefan y sus hijos. Maldea estaba de festejo. En palacio se palpaba el júbilo, especialmente en el harem, con bailes y festines singulares.

Sebastiana y Eloise se habían recuperado y evitaron hablar del asunto ocurrido, especialmente porque fue un llamado de atención de la misma reina; aunque Eloise no quedaría con los brazos cruzados.

Sabas continuó evitando a Eider, sólo se presentó para cuando fuera necesario, es decir, por asuntos políticos; pero, no perdió de vista a Ramiro quien merodeaba alrededor de la reina como mosca en la miel, logrando verdaderamente fastidiarlo.

Yannick por su lado, continuó cortejando a Quirina; pero Kenat no consiguió hablar con la reina, debido a los últimos acontecimientos y asuntos políticos, no daba lugar para mencionar la intención con Rufina. Tal comportamiento ofendió severamente a la joven.

Fueron días atareados y tranquilos a lo que respectan escándalos. La corte aún no había decidido coordinar la mención de matrimonio para su alteza.


*

Eider estaba en sus últimos retoques frente a su espejo. Recorría con su mirada su vestido rojo. Al rato analizó a Betania que terminaba de acomodar la cama. Llevaba ausente en sus pensamientos desde hacía días. Las doncellas terminaban de acomodar la falda del vestido y se alejaron para que ella pudiera moverse hacia Betania que no había percatado tal cercanía.

— ¿Sucede algo, Betania? —dio un respingo y giró con respeto a Eider.

— No, alteza.

— Has estado muy callada estos días. —simplemente la muchacha infló su pecho al tomar aire y la miró con firmeza.

— Disculpe majestad, pero hay algo que me ha estado mortificando —de pronto las puertas se abrieron, la presencia de Osvald interrumpió el ambiente.

Eider volvió a Betania con preocupación.

— Tienes la mera confianza de decirme.

— No logro entender por qué la señorita Tadea continúa en el harem —bajó la mirada con intimidación—. Ella intentó asesinarme —Osvald al escuchar la queja irrespetuosa de la joven se acercó a ellas. Eider con su aparente molestia no perdió su postura rígida y frívola—. Qué clase de castigo le ha dado si merodea por el harem con una sonrisa triunfadora.

— ¡Como osas hablarme así! —escupió Eider con voz firme—. ¿Estas cuestionando mis decisiones? —Betania no subió su mirada, pero permaneció en la misma postura—. Nosotras nos conocemos de jóvenes; pero ahora soy la reina, te elegí como mi dama real, te protejo y tienes el ímpetu de dirigirte así conmigo. —la dama tragó saliva y se arrepintió haber despertado el enojo de la reina.

EIDER. Travesía de una ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora