Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)

839 91 80
                                    


- ¿Aló? ¡Señor Jaken! ¿Dónde está? ¡Ya es hora!

- Ay esta chiquilla impaciente... ¡Estoy llegando!

- Ya, que bueno, lo esperaré abajo.

La castaña revisó por última vez que todo estuviera en orden en el departamento del Taisho y salió emocionada a buscarlo.

- Tome señor Jaken, le traje un café.

- Gracias Rin.

- Ahora vamos rápido, ¡El avión de Sesshomaru ya debe estar por llegar!

- Ay chamaca irrespetuosa, ¡Señor Taisho! Y la boca te queda ahí mismo.

- No sea tan gruñón.

Viajaron hasta el aeropuerto mientras Rin le conversaba emocionada y aunque él la regañaba a cada segundo, tenía que admitir que viajar con ella era mucho más entretenido que hacerlo solo. Además, Rin siempre se preocupaba de llevarle café o alguno de los dulces que tanto le gustaban. 

Al llegar, Jaken salió a recibir a su jefe y lo ayudó a cargar sus maletas en el maletero. 

El peliblanco abrió la puerta trasera del auto y en ese momento se encontró con una castaña muy feliz esperando por él. Rin rodeó su cuello con sus brazos y antes de decir algo, lo besó.

- ¡Oye niña! ¡No te cuelgues así del señor Sesshomaru!

- Déjala Jaken. - Le dijo sin separarse por completo de ella, Rin no pudo evitar reír en medio de su beso.

Verla ahí, riendo y feliz lo hizo sentir inexplicablemente mejor. El viaje de regreso había sido una verdadera tortura, además de que todos los pensamientos de lo ocurrido la noche anterior lo tenían casi mareado, tenía una resaca terrible, como pocas veces en su vida. Quizás no sólo se debía a haber bebido de más, en el fondo sabía bien que, aunque no quisiera admitirlo y aunque las cosas no fueron más allá, se sentía culpable.

- ¡Hola!

- Hola pequeña, pensé que no te vería hasta más tarde.

- Espero que no se moleste señor Taisho, pero salí antes del trabajo para recibirlo como corresponde. 

Una leve sonrisa de lado se pudo ver en la cara del peliblanco al escucharla... Realmente, Rin era todo lo que necesitaba para sentirse bien.

- Tu jefe está muy complacido. 

La castaña soltó una risita feliz. 

- Te ves algo cansado, ¿Estás bien? 

- Si, sólo necesito darme un baño para recuperarme del viaje. 

Fueron hasta su departamento y Sesshomaru se encontró con la mesa puesta y todo listo para cenar.

- Qué rico huele eso pequeña, ¿cocinaste tú? - Preguntó divertido.

- Claro, aproveché estos días que estuviste de viaje para aprender a cocinar y poder sorprender a mi hombre... 

Él la miró incrédulo con sus ojos entrecerrados, sin poder borrar la sonrisa divertida de su cara. 

- ¿De verdad? 

Rin se carcajeó al ver su expresión.

- No, pero pedí comida de ese lugar que sé que te gusta mucho... Pensé que quizás vendrías con hambre.

Él la miró enternecido y se acercó a abrazarla. Rin se sorprendió un poco por ese gesto, pero no dudó en abrazarlo de vuelta y llenarlo de besos.

DestinadosWhere stories live. Discover now