Cap. 26: Viaje (Parte II)

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La castaña se removía entre las sábanas al sentir tiernas caricias en su espalda desnuda y en su cabello.

- Despierta pequeña.

- Mmmh, huele a café, ¿Pediste comida?

- Si, tienes que desayunar.

- ¡Qué rico se ve eso! ¿Podemos comer en la cama? Por favor, di que siiiii

Embelesado por esa manera tan de ella de hablarle, inocente y a la vez coqueta, Sesshomaru no pudo evitar soltar una leve y ronca risa de esas que a Rin le parecían tan sexys, sobre todo porque era muy extraño escucharlo reír y le encantaba que con ella sintiera la soltura suficiente para hacerlo.

- Ya le dije que estos días son de usted señorita Kimura, puede hacer lo que usted quiera. - Dijo tomando la bandeja con comida que había sobre la mesa y llevándola a la cama.

- Me encanta cuando me consientes así... Por cierto, ayer no lo noté porque ya era tarde, pero esta habitación tiene una vista hermosísima. - Dijo mirando hacia la gran ventana con vista al mar.

- Pedí especialmente esta habitación, porque sé que te gustan las vistas.

- ¿De verdad? - Él asintió. - Sesshomaru... me encanta, que lindo eres.

Rin se puso la camisa de su peliblanco que estaba tirada en el piso y se acomodó en la cama junto a él para comer. Sesshomaru se dejó alimentar por su pequeña, quien aprovechándose de la situación, le pasaba pedazos de fruta por el cuello para después lamer toda su dulzura de su piel. Él no podía evitar sonreír y pensar que era la primera vez que tenía un desayuno tan agradable como ese, además le encantaba que Rin pudiera ser tan formal cuando se trataba de trabajo, pero cuando estaban solos se sintiera en la libertad de hacer cosas como esas o amarrarlo a una cama.

- ¿Te parece si nos damos un baño? La reunión de hoy con el señor Myoga es al almuerzo. - Le dijo Rin, distrayéndolo de sus pensamientos.

- Si, es verdad, lo había olvidado por completo.

- ¡Pero si a eso vinimos señor! - Dijo entre risas.

Cuando terminaron de desayunar, Sesshomaru se levantó para preparar el baño de tina y tomó a Rin en brazos para llevarla hasta el lugar. La castaña no podía evitar carcajearse al ser cargada por su peliblanco con tanta facilidad.

- ¡Siempre me tomas como si no pesara nada!

- Pero si no pesas nada pequeña.

- Hpm. Ya te dije que no soy pequeña, soy normal, sólo que tú eres exageradamente grande. 

Él simplemente sonrió, la miró con picardía y arrogancia y la dejó caer con cuidado en la tina, con camisa y todo.

- ¡¡Sesshomaru!!, ¡eres un tonto!

Él no pudo evitar relamerse los labios ante la exquisita imagen de Rin con su camisa blanca mojada y pegada a su piel, dejando entrever su preciosa figura. Es que parecía una diosa y más aún con esa mirada retadora que lo había cautivado desde el primer momento.

Sin esperar más, se desvistió y saltó dentro de la tina y rodeando a su castaña con sus fuertes brazos, hizo de las suyas bajo el agua y la espuma de su baño. Después de un rato de jugueteos y pataleos, se abrió paso entre sus piernas, deleitándose con los dulces gemidos de Rin.

Después de un largo y agradable baño se vistieron para ir a la única reunión de trabajo que tendrían durante su viaje.

Sesshomaru y Rin estaban sentados en una mesa en el gran y elegante comedor del hotel, esperando por Myoga. 

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