Capítulo 20.

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Tiro el cuchillo al suelo y salto a los brazos de Marvel, si hacer caso del dolor en la pantorrilla ni de los rugidos del público del Capitolio, que suena en directo por los altavoces. 

No me puedo creer que lo hayamos conseguido. ¡Podremos volver los dos a casa! 

Un aerodeslizador aparece sobre nosotros y de él caen dos escaleras. Marvel me ayuda a subir el primer peldaño y la corriente eléctrica nos paraliza. Una vez que llegamos arriba unos médicos vestidos con bata, mascarillas y guantes nos separan.

Me tumban en una camilla y me inyectan algo que me hace dormirme. Lo siguiente que se es que estoy en una habitación distinta. Todo el techo brilla con una suave luz amarilla. Noto algo líquido en los brazos y ahogo un pequeño grito al ver que los tengo llenos de tubos transparentes. Intento levantarme pero una correa me sujeta la cintura.

De repente se abre la puerta y aparece una chica morena. Posa una bandeja sobre mi regazo y se va sin decir palabra. Me vuelvo hambrienta hacía la comida y me sorprende ver que solo hay un caldo, una manzana y un vaso de agua. Llevo dos semanas sin comer algo en condiciones y se les ocurre ponerme esto.

Una vez terminada la comida noto una presión en el brazo y me desmayo. Y así son el resto de los días; me despiertan para comer y me vuelven a dormir. Finalmente un día al despertar compruebo que ya no tengo los tubos en el brazo, ni tampoco la correa que me sujetaba.

Antes de levantarme observo cada milímetro de mi piel desnuda. No hay rastro de arañazos, ni de las cicatrices por las picaduras de las rastrevíspulas y tampoco hay rastro del corte que me hizo Peeta antes de morir. Mi piel esta más suave y limpia que nunca.

Me pongo de pie y compruebo que puedo andar perfectamente. Entro al baño y veo un montón de ropa sobre una silla. Me estremezco al ver que es el traje que levábamos los tributos en el estadio. Tras una larga ducha, me pongo la ropa y salgo por la puerta en busca de Marvel. No le he visto desde que nos separaron en el aerodeslizador y de eso puede que haya pasado una semana.

Algo me toca el hombro y grito hasta darme cuenta que es Denise.

-¡Vaya recibimiento! -dice riéndose. Sigue llevando esa estúpida peluca turquesa. Sin pensarlo me tiro a sus brazos y nos quedamos así un minuto.

Me guía hasta una gran sala al final del pasillo. En ella están Elvin, Cashmere y Gloss. Corro hacia ellos sin vacilar. Se que ahora me estarán grabando un montón de cámaras, y que debería ser más arrogante como siempre he sido pero me da igual. Abrazo a Gloss con todas mis fuerzas mientras Cashmere me acaricia el pelo. 

-Buen trabajo, Glimmer. -exclama sonriendo y con lágrimas en los ojos. 

Tras unos minutos de abrazos y felicitaciones vuelvo a pensar en Marvel.

-Tranquila, está bien. Hemos pensado que sería mejor que os reencontrárais en directo en la ceremonía. -contesta Gloss como si me leyera la mente.

-Vale.

Elvin y yo salimos de la habitación y nos dirigimos hacía el vestíbulo del centro de entrenamiento. Un nudo se me forma en la garganta al recordar que los tributos que conocí aquí no volverán nunca.

Nos metemos en el ascensor y subimos hasta la duodécima planta. Cuando las puertas se abren, los dos estilistas que ayudan a Elvin vienen corriendo a abrazarme. Parecen muy felices de que este aquí.

Me llevan a un comedor donde me dan un buen plato de rosbif con guisantes y panecillos. Una vez terminada volvemos a mi habitación y Elvin desaparece un rato mientras el equipo de preparación me arregla.

-Vaya, no tienes ningún rasguño. -dice uno. -Sin duda han hecho un buen trabajo de pulido.

Sonrío y me miro al espejo; estoy mucho más delgada que antes, pero mis curvas no han desaparecido. Mientras me maquillan, peinan y me arreglan las uñas no dejan de hablar de los juegos. En ese momento me doy cuenta de que los del distrito 1 no son tan diferentes a ellos. 

Elvin entra con un vestido rojo brillante y me lo mete por la cabeza. 

-Vaya. -digo sorprendida. 

-Ponte los zapatos. -contesta Elvin ayudándome a subirme a unos tacones negros.

Doy varias vueltas en frente del espejo como hice el día de mi primera entrevista con Caesar.

-Estás maravillosa. -dice una de las estilistas mientras yo sonrío victoriosa.

Llevo mi melena rubia suelta y completamente lisa. El maquillaje no es excesivo; tan solo un poco de rímel en las pestañas y brillo en los labios. El vestido me llega hasta los tobillos y es de tirantes. Tiene un poco de escote pero no demasiado.

Elvin y yo bajamos en el ascensor hasta la planta donde nos entrenábamos. Me llevan debajo del escenario, que huele a pintura fresca y hay serrín por el suelo. Allí están Gloss y Cashmere junto al equipo de preparación, que ya listos para salir al escenario que está sobre nosotros y a pocos metros hay una pared improvisada donde estará Marvel.. Es tradicción que en la entrevista, primero salga todo el equipo de preparación al escenario y después el tributo vencedor, que se sentarán en un lujoso sillón. Este año no se como lo harán.

-Escucha Glimmer... -comienza a decir Gloss, pero un hombre me lleva hacía un circulo de metal y no puede terminar la frase.

Me pongo sobre una plataforma metálica comienza a elevarse y los gritos del púbico cada vez se oyen más. 

Los ProfesionalesWhere stories live. Discover now