Capítulo 39

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La mirada del demonio se enfoca en la pequeña bolsa que reposa sobre el suelo frente a él.

Al levantarla, se da cuenta de que su interior no es igual al material anterior que lo despertó. En el interior de la bolsa solo hay arena y excremento de conejo.

Los gruñidos del demonio no se hacen esperar por la osadía de haber querido engañarlo. Entonces toma una decisión medida por la ira.

—¡¿A dónde vas?! —Remena se atreve a alzar la voz —Vesta no está en esa dirección.

—Lo sé —Dice entre feroces gruñidos —No busco a esa mocosa... Primero quiero una presa mas jugosa.

Dicho eso, El demonio comienza a correr en la misma dirección que el humano sobre el caballo.

—Ese humano se arrepentirá de haberse querido burlar de nosotros... ¡Detente!

El demonio frena en seco.

—¡¿Qué haces?! ¡Tenemos que ir por Vesta! ¡Cierra la boca!

Las brujas ven cómo el demonio tropieza mientras parece discutir con él mismo sobre algo.

–¿Qué le ocurre? —Pregunta Ryuka —¿Qué está haciendo?

—Está peleando por el control de sí mismo —Dice Remena antes de caminar hacia él.

—Déjate de estupideces ¡Ese sujeto va a destruir el bosque y luego lo perderemos! Me importa una mierda el bosque... ¡Vesta no está ahí!

—El humano tardará al menos dos días en llegar al bosque. Ni Vesta ni Raksha tienen ese tiempo. ¿Qué pasó con el juramento que le hiciste ese día?

"Te seguiré a donde sea que vayas"

El demonio recuerda aquel momento. Su rodilla clavada en la tierra para hacer una reverencia a la joven bruja jurarle lealtad.

"Y yo estaré a tu lado cuando lo logres"

Aquel juramento la hizo sonreír por haberle prometido estar a su lado siempre. 

Esa promesa, que ha roto incontables veces desde que el viaje inició. Recordarlo hace que se enfurezca.

—No somos una mascota —Remena da un paso hacia atrás al oír las palabras del demonio. Pero algo en su expresión hace que se detenga —S-Somos su familia...

Remena sonríe con un temple de orgullo ante la última palabra del demonio.

—¿Qué vas a hacer? —Se atreve a preguntar.

—Iré por Vesta, y la voy a proteger —Dice con una seria expresión mientras camina junto a las brujas, dejando que estas se suban a su lomo para evitar retrasarse o dejarlas atrás.

***

En medio del desastre, Fey continúa gritando por ayuda mientras Stolas llora en la jaula rodeada por las llamas que aparentemente, no le afectan en lo absoluto.

—¡Ayuda...! —El humo comienza a asfiaxiarlo —Maldita sea...

—Fey... —Mirilia se acerca a él para evitar que se desplome —Fey resiste.

—P-por favor que alguien nos...

—¡¿Qué es todo esto?! —Un par de hombres entran al lugar para encontrar el infierno del otro lado de la puerta.

—¡Fey! —Oyen al niño mientras llora en medio de las llamas.

—Dios mío —Balbucea uno de los hombres haciendo un crucifijo con la mano. —¿Qué significa todo esto?

—¡Fehu! —Ambos hombres desvían la mirada hacia el hombre que corre desbocado para intentar entrar a la habitación —¡Fehu!

—¡Fehu! ¡No entres! —Los hombres lo detienen.

—¡Suéltenme! ¡Arak, Ruja, déjenme! ¡Fehu!

—¡Papá!

—¡Mi hijo! ¡No...!

Sorpresivamente, las paredes parecen comenzar a humedecerse hasta hacer que pequeños ríos caigan de ellas hasta formar un charco cada vez más grande que apaga las llamas a medidas que las va alcanzando.

—¿Qué está pasando? —Pregunta uno de los hombres —¿Qué es...? 

—Fehu... —Raksha llega junto a Fehu, quien intenta a toda costa liberarse de los hombres que lo detienen —¡Remena!

—¡Rápido! —La voz de Remena se escucha en la habitación —¡Raksha, tienes que tranquilizar a Stolas! ¡Recuerda que a Rynna le pasaba lo mismo!

—¿Cómo a Rynna?

Al cabo de unos segundos, recuerdos del pasado terminan inundando su cabeza.

—Stolas, pequeño no te asustes.

Al oír su voz, el pequeño voltea asustado para ver a la mujer que ya se encuentra cerca de él.

—Sé que es aterrador, Stolas; pero tienes que controlarlo.

A pesar de su esfuerzo, Raksha ve más de un problema. Las llamas no la dejarían pasar, Stolas parece temerle; pero lo más importante ¿Cómo haría para que un niño tan pequeño y tan asustado controlara aquella magia tan destructiva.

—Remena —Raksha nota el cambio de expresión en el infante al oír ese nombre —¡Remena! ¡Necesito que vengas aquí!

Al oírla, Remena no sabe qué hacer o qué decir, ya muchos problemas hay cerca de ella como para dejar su lugar.

—¡¿Aun no?! —Voltea a mirar a Ryuka, que permanece arrodillada junto a la joven que no deja de retorcerse frente a ella y al demonio —Vamos demonio, hazla despertar pronto.

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El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Where stories live. Discover now