Capítulo 37

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Mientras Vesta, Raksha y los demás demonios se ponen en marcha para ir por Fey, el demonio corre sin saber exactamente hacia dónde va. Lo único que le importa es mantenerse alejado de la joven para protegerla de él mismo.   

La imagen en su cabeza no deja de repetirse una y otra vez sin darle tregua. Y el miedo que siente por ello se hace cada vez más grande.

—Ya basta... —Dice sin dejar de correr —¿Por qué nos mostraste todas esas imagen? ¿Por qué luego de eso, Vesta no me teme lo suficiente como para alejarse...?

Mientras corre, Borja ignora el pequeño dardo que en algún momento se clavó en su pierna derecha hasta que comienza a sentir nuevamente esa característica somnolencia que lo obliga a detenerse poco a poco.

—¿Ibas a algún lado, calamidad? —El hombre comienza a acercarse lentamente con el arma en su mano. —Te atrapé cual cazador atrapa a su presa, ¿no lo crees?

—¿Qué quieres...? —Pregunta Borja mientras intenta permanecer despierto.

—Hace años me arrebataste lo que más amaba en la vida, demonio. Ahora que tengo la oportunidad, haré lo mismo contigo y te arrebataré a tu preciosa bruja.

—No te...

—Pero quizás podamos llegar a un acuerdo antes de que te duermas ¿te parece? —Borja lo mira en silencio —Dime dónde está el maldito Bosque de los demonios, y no le pasará nada a tu preciosa "hija".

Al oírlo, el miedo de Borja por que le pase algo malo a Vesta habla por él, aceptando el trato del humano, pero sabiendo que es muy probable de que acabe traicionándolo.

—Al menos le daré tiempo... —El humano se atreve tomar al demonio del hocico para levantar su cabeza y obligar a mirarlo.

—Dónde está —Dice con seriedad mientras ve su reflejo en aquellos ojos somnolientos que luchan por no cerrarse. —Vamos demonio, si te duermes antes decírmelo no te aseguro que despiertes, o que cuando despiertes vuelvas a ver a tu querida bruja.

—Al... Sureste... —El hombre deja caer la cabeza del demonio para correr hacia el caballo negro que lo espera para dirigirse rumbo a la dirección indicada.

—Casi lo olvido —Dice dejando caer una pequeña bolsa frente al demonio —Si la alcanzas antes de dormirte estarás bien. Si te duermes antes de eso, suerte si alguien te encuentra antes de desaparecer —El caballo corre a toda prisa mientras la risa del hombre se aleja de los oídos de Borja.

—¿Q-qué hice...? —Borja cae dormido con unas de sus garras a escasos centímetro de la bolsa que lo despertaría de aquel tan extraño sueño —Vesta...

***

Rumbo a la dirección indicada por el somnoliento demonio, el hombre y su endemoniado caballo corren a toda velocidad con la esperanza de que aquello sea verdad.

—Ya habíamos venido por aquí, Ren —La voz del demonio rompe la concentración del humano. —¿Por qué esta vez será diferente?

—Porque tú lo vas a encontrar. Tú, y esta cosa en la que he trabajado durante tres largos y asquerosos años. Confía en mí.

—Siempre lo hago, Ren. Siempre lo hago. —Luego de unos minutos de silencio, Karak vuelve a hablar —¿Seguro que es buena idea dejarlos solos?

—Descuida, son lo que menos me importa en este momento. Además nadie hará nada di valoran la vida de ese mocoso...

***

En el interior la celda, Fey intenta abrir la puerta mie tras el pequeño llora encerrado en lo que parece una gran jaula colgada cerca del fuego.

—Tranquilo, pequeño —Dice Fey mientras fuerza la cerradura.

—¡Fey! —Llora el pequeño, intentando alejarse lo más posible del fuego —¡Tengo miedo!

—Tranquilo amiguito, todo estará bien. Lo prometo. —Un ruido metálico lo hace ver que aquello que debía ayudarlo a abrir el cerrojo se ha roto —¡Mierda!

—Tranquilízate —Dice Mirilia.

—¿Cómo quieres que me calme? ¡Ese niño está en peligro y no puedo hacer nada! ¡Posiblemente Vesta esté en peligro y yo aquí encerrado como un animal!

—¡Fey! —El humano y el demonio blanco ven sorprendidos al niño que parece estar dejando salir su magia debido al miedo.

—Mierda... —Dice Fey —Tiene que haber una forma de salir de este lugar antes de que... —El relincho de caballos lo pone alerta mientras intenta idear una forma de hacer que Stolas se tranquilice a pesar de ser casi imposible.

***

—Remena... —Dice Ryuka con voz exhausta —No podemos hacer estos saltos tan seguidos.

—Tenemos que llegar con ellas cuanto antes, Ryuka. —Saca la esfera de la bolsa.

—Pero...

—¡Cuidado!

Remena logra apartar a Ryuka del camino del animal que corre desbocado junto con su jinete, quien las mira de soslayo al pasar junto a ellas, restándoles importancia y continuando con su camino.

—Ese caballo... —Murmura Ryuka.

—Ese hombre es... —Voltea a ver a su hermana —Algo pasó. —Guarda la esfera de nuevo en el bolso para tomar las manos de Ryuka —Tenemos que seguir. Solo un salto más.

—Está bien.

Ambas cierran sus ojos para concentrarse y desaparecer. Sin notar, que aquel hombre las observaba mientras se alejaba.

—Son brujas ¿por qué no hiciste nada?

—Porque no me interesan. Solo me interesa ese lugar y acabar con cada uno de los malditos seres que lo habitan. Mientras esos idiotas se entretienen con el demonio blanco, el mocoso brujo y ese humano, yo podré destruir ese lugar tranquilamente y sin interrupciones.

Poco a poco, el demonio que lo acompaña comienza a ver el nivel de locura del humano. Las cosas se están tornando cada vez más oscuras de lo que inicialmente eran. En este momento, el plan ya no está siendo llevado a cabo con cordura.



 En este momento, el plan ya no está siendo llevado a cabo con cordura

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El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora