Capítulo 19

465 35 6
                                    



Cuando llegó el Sábado me sentí muy nerviosa, Peter me pasó a buscar, cumplió con su promesa de ir a un viaje en crucero conmigo.
Cuando Peter paró el auto me di cuenta de que estábamos en una terminal de aviones.
-El crucero es en Estados Unidos, ¿no revisaste los pasajes?-me miró sorprendido.
Negué con la cabeza también sorprendida.
Despachamos las valijas y tuvimos que hacer tiempo hasta que llamaron a todos los pasajeros para abordar el avión, en ese tiempo no nos dijimos mucho.
Cuando subimos al avión me apoyé sobre el respaldo cerrando mis ojos.
-Estoy algo mareada..
Peter me sostuvo de la mano y se la apreté con cuidado. Sentí escuché al motor acelerarse y de un momento al otro ya estábamos por el aire.
Cuando abrí mis ojos fui consciente de que me había dormido.
-Hola-me saludó Peter mirándome con sus ojos chinos- también dormí algo parece
-Peter.. ¿A donde vamos exactamente?-elevé mis cejas.
-A Miami, damos un par de vueltas, recorremos islas, y después hay otra sorpresa, pero no pienso decir más-se rió y eso me hizo esbozar una pequeña sonrisa.
Nos trajeron cosas para comer y después me puse a mirar una película, no pude prestar mucha atención porque a mi lado tenía a una persona que estaba haciendo un esfuerzo por estar a mi lado, a una persona que no sabía mi verdad.
Suspiré y impulsivamente me apoyé contra su hombro, Peter no me alejó, agarré los auriculares y le pasé uno, él lo aceptó y puse la película de nuevo, nos la quedamos mirando.
El vuelo fue raro, hablamos poco y nada, este viaje si que iba a ser raro.

Al aterrizar un auto nos pasó a buscar y nos dejó en un lugar donde salían varios cruceros, nos subimos a uno y cuando ingresamos nos sacaron una foto como recuerdo, nos recibieron con toda la onda porque Peter tiempo atrás había mentido con que nos habíamos casado y les dijo que era nuestra luna de miel, lo cual hizo a todo mucho más raro.
Nos acomodamos en una habitación y me puse una bikini para ir a la piscina, hacía bastante calor.
No lo esperé, fui a refrescarme, cuando salí del agua lo atrapé observándome, llevé mis manos a mi panza y no pude evitar sonreír, él me correspondió a mi sonrisa, también me sonrió.
Se tiró de bomba como un nene y nado hasta donde yo estaba, entonces lo hundí riéndome, él intentaba salir a la superficie pero yo lo hundía, de un momento al otro estábamos los dos riéndonos fuerte.
Entonces me escapé poniéndome a nadar hacia el lado contrario.
Cuando salí para tomar sol en una reposera Peter se acercó con protector solar en las manos, negué con la cabeza.
-Sí Lali, me lo vas a agradecer después-asintió con la cabeza.
Otra vez volví a sentir sus manos sobre mi cuerpo, creí que nunca más iba a pasar, solo lo hizo para protegerme del sol, no para algo más. Suspiré y traté relajarme, él se recostó a mi lado.
No sabía como llevar la situación, a lo mejor había sido una mala idea pedir ese deseo, tal vez solo tenía que soltar, soltarlo a él, soltar el pasado. Pero la realidad es que algo nos une ahora.
Otra vez lo atrapé mirándome, esta vez no a mi cara, mi pancita le estaba llamando la atención.
De un momento a otro se nos acercaron unos mariachis y nos cantaron una canción, los aplaudimos y nos trajeron algo para tomar, un coctel de bienvenida.
-Peter...-lo llamé, él volteó para mirarme-¿lo estas pasando bien?
Que pregunta estúpida.
Asintió con la cabeza y tomó más de lo que nos habían traído.
-Yo.. Estuve meditando muchas cosas...-empecé a hablar y él me prestó atención- quiero buena onda, que nos centremos en.. En nuestro bebé.. ¿Podemos hacer una tregua?-le ofrecí mi mano, él asintió con la cabeza, nos saludamos así.
Pasamos el resto del primer día recorriendo el barco, al llegar la noche fuimos a cenar a un restaurante arreglado, agradecí el haber traído un vestido algo formal.
-Estas.. Estas linda-soltó Peter al mirarme, eso hizo que me hiciera un poco de ilusión, sonreí algo nerviosa.
Nos pusimos a comer y el silencio me torturó.
-No parecemos dos personas recién casadas...-elevé mis cejas- podemos.. Podemos jugar a serlo.. Por última vez-solté al cabo de un rato, Peter se me quedó extrañado- vos reservaste los pasajes para que sigamos jugando a eso.. A la pareja casada, no le estamos haciendo justicia a este viaje
Me sentí tonta por haber sugerido de eso, a Peter lo había lastimado, lo había notado en sus ojos la otra vez.
Suspiró y levantó su copa.
-Por nuestra luna de miel-aceptó chocando su copa con la mía, me quedé estática, no me lo esperaba, hice lo mismo pero mirándolo a los ojos.
Cuando el postre llegó lo comí ansiosa, después de abandonar el restaurante fuimos hasta el casino a jugar, nunca lo había hecho, gané la primera vez y con Peter lo celebramos chocando nuestras manos.
Nunca pensé que me iba a divertir en un lugar así.
Me agarró sueño bastante temprano, el embarazo me había afectado eso, me sentí algo torpe al caer sobre la cama, me daba vagancia hasta cambiarme para dormir.
Entonces pasó lo que creí que no iba a pasar, Peter me desvistió sin otras intenciones, me ayudo a ponerme un camisón, pero antes de hacerlo se agachó y besó mi panza con todo el cuidado y la dulzura del mundo, me miró a los ojos y me sonrió, eso llenó un poquito mi vacío.
Nos recostamos en la cama y cerré mis ojos para dejar de pensar en que podía llegar a pasar en este viaje o no, dejaría que la vida me sorprenda.
Cuando estaba por quedarme sentí algo, una especie de caricia, entrecerré los ojos y sentí la respiración de Peter, estaba acariciándome lo que más lo vuelve loco de mi, mi boca.
Me quedé estática sin saber que hacer, mi respiración también se aceleró, y no lo pensé dos veces, me abalancé sobre él para besarlo.
Sentí como una pasión irreal se apoderaba de mi, no podía sacar mis manos de su cuerpo, Peter se dejó besar, acariciar, cuando me fui quedando sin aire me aparté un poco.
¿Porqué no me había detenido?
Entonces no hubo tiempo para pensar de nuevo, esta vez él buscó mi boca con la suya, nos deshicimos de la poca ropa y nos volvimos a conectar como hace un tiempo atrás.
Caricias, besos, mordidas, momentos apasionados y momentos llenos de ternura, Peter se quedó acariciando suavemente la punta de mi nariz, nos quedamos mirándonos.
Finalmente nos desconectamos en parte de la realidad, volvimos a jugar a ser esos dos recién casados, esta vez era nuestra tardía noche de bodas, que finalmente se pudo concretar.
Se hizo la madrugada y nos comimos todos los dulces del frigobar, estuvimos riéndonos, contándonos cosas ridículas de nosotros mismos.
Cuando me fui a dormir no pude evitar recostarme con una sonrisa.

Segundo día, el barco llegó a una isla en la que había poca gente, solo éramos los del crucero, al tocar tierra firme bajamos con el equipo de snorkel y las patas de rana, nadamos en el mar y vimos peces.
A Peter se le ocurrió hacer algo que una vez había hecho, llevamos un poco de pan y lo fuimos desarmando debajo del agua, de un momento a otro los peces estaba rodeándonos, fue una experiencia hermosa.
Caminamos de la orilla haciéndolo de la mano y recorrimos la isla.
Cuando llamaron a todos con una sirena para volver a subir a último momento le tomé una foto a Peter con una polaroid y me la quedé en la mano, él me había hecho una cara divertida, le había hecho caso a Gastón, de ahora en más iba a retratar momentos para mi álbum de fotos. Peter después me hizo una sesión de fotos tocando mi pequeña pancita, al terminar me abrazó por atrás mientras mirábamos el mar, me quedé relajada por primera vez en mucho tiempo. En el tiempo en el que estuve viviendo con Peter él me trajo paz, algo que hace años no tenía, cuando nos distanciamos eso empezó a faltarme nuevamente, mis pensamientos no paraban de atormentarme.
Suspiré y la sonrisa se me desdibujó al pensar lo que podría pasar después de esta última locura.
Peter interrumpió mis pensamientos besando mi mejilla, me hizo una caricia y no pude evitar abrazarlo nuevamente.
-¿Nos queda mañana por la noche y después volvemos, no?-le pregunté dudosa y él asintió con la cabeza.
-Pero antes de realmente volver a nuestra realidad quiero llevarte a un último lugar-me lo susurró dulcemente y besó otra vez mi mejilla.
Cuando el atardecer llegó lo miramos juntos en silencio, bailamos al ritmo de la música y volvimos a los brazos del otro.
Éstas eran las últimas oportunidades para que me trate con algo de cariño, las últimas oportunidades en las que sería feliz.

En mi esenciaWhere stories live. Discover now