Capítulo 4

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Desperté porque mi teléfono no dejaba de sonar.
-¿Alo?-fue todo lo que pude decir, tenía mucho sueño.
-Me parece que vos tenes algo mío... Por cierto gracias por dejarme en el medio de la nada para que pueda hablar con los caballos-Peter Lanzani se rió, la situación le había causado gracias- tuve que tomar el subte..
Eso hizo que me riera.
-No lo creo...
-Para que me creas te compré un souvenir de los que venden las personas adentró del vagón, una lupa-lo noté divertido- ey, vos me debes mi juego de llaves, noté que estacionaste mi auto en la puerta de tu edificio, ¿podes manejarlo hasta mi hotel?
-¿Crees que acaso tengo tiempo para estar atrás tuyo todo el día?-elevé mis cejas fastidiosa- tengo una reunión ahora, cuando termine paso, así que nos vemos más tarde, chau Peter
¿La reunión?: mi desayuno con mis amigas.
-¿Que estuviste haciendo últimamente Lali?-Eugenia fue directo al tema del cual no quería hablar.
Me atraganté con el café con leche.
-Sí, nos estuvimos viendo casi nada en el último mes-Candela coincidió.
-Estoy con mucho homeoffice, haciendo cosas...-traté de no entrar en detalles.
-No estas ocultando algo-Candela adivinó-¿que estas haciendo?
-Estoy trabajando en seducir a una persona...-volví a tomar mi café y nuevamente me atraganté porque mis amigas me intimidaron con su mirada- no puedo decir más, cuando sea el momento les voy a contar más
-¿Así que nos vas a presentar un novio? ¡Que alegría La! Santiago era un estúpido, no tenían nada en común, eras mucha mina para él-Eugenia se mostró feliz.
-Mejor no digo nada más-suspiré-¿que tal la vida de ustedes?
-Yo lo de siempre, salgo con chicos pero ninguno es digno de mi-Eugenia nos guiñó un ojo.
-¡Amiga quiero tu autoestima!-Candela se rió- y yo... Creo que voy a alquilar un departamento con Andrés, a mi me aumentaron el mío de ahora y bueno, nos amamos, es un gran paso, pero siento que podemos darlo
-¡Que lindo eso!-la abracé- me alegra que ustedes estén bien, tienen razón, tenemos que vernos más seguido
Comimos cositas y seguimos tomando té, café, jugos hasta que se hizo el mediodía.
Tuve que volver a mi departamento para hacer algo con mi realidad, mi trabajo real, el homeoffice del banco.
Saqué cálculos y verifiqué sueldos, verifiqué mil cosas más, cuando miré la hora ya eran las cuatro de la tarde, me vestí formal y corriendo fui a buscar el auto de Peter, lo estacioné en la puerta.
-Tengo una reunión con Peter Lanzani-anuncié a su secretaria.
-El señor Lanzani esta ocupado en este momento-la chica me respondió como si fuera una contestadora automática.
Perdí la paciencia y la miré mal.
-¿Donde está su oficina?
-En el último piso, pero no puede atenderla...
No la dejé terminar, corrí hacia el ascensor y toqué el botón del último piso, me puse a pensar que decirle, al llegar había otra secretaria.
-¿Tiene una cita con el Señor Lanzani?
No me gasté en responder, abrí la puerta y lo vi en una situación comprometedora, estaba.. ¿tomando un café? Con una chica de piernas largas, hermosa, que estaba sentada a su lado, ella no estaba disimulando su interes hacia él, entonces le arrojé las llaves de su auto para que él las atajaras, se cayeron al suelo, di media vuelta para irme.
Estaba por subirme nuevamente al ascensor cuando Peter Lanzani puso su brazo para que la puerta no se cerrara.
-Me voy para no seguir interrumpiendo tu reunión de trabajo..-hablé muy acelerada, toqué el botón para bajar por el ascensor y Peter tocó el botón para pararlo-¿qué haces?
-No es lo que parece-levantó mi cara con una de sus manos.
-No me debes explicaciones, no me conoces.. ¿Hace cuanto nos conocemos? Dos días.. Tres.. Ya te traje las llaves de tu auto? Lo estacioné en la puerta-no dejé de hablar hasta que él puso su mano sobre mi boca.
-Dejame demostrarte que ese chico que estaba en el campo el otro día es el que realmente soy, yo te vi sin máscara, ahora permitime a mi mostrarme sin una-eso lo dijo rozando sus labios con los míos, ¿cuando llegó estar tan cerca mío?
Mi cuerpo memorioso dejó que Peter Lanzani me acorralara en la pared del ascensor.
-Esta bien-le respondí para safarme de la situación- a ver... Convenceme de que no sos como todo lo que se dice en las revistas, ¿cuan distinto sos?-elevé mis cejas.
Peter destrabó el ascensor y llegamos a la plata baja.
-Vení, te invito a vivir un día como amaría vivirlo siempre, pero no es mi realidad, es la realidad que me gustaría, pero la que no tengo porque tengo obligaciones desde que tengo uso de razón-estiró su brazo y me ofreció su mano-¿te animas Mariana? A escaparnos de todo y todos...
Sus palabras me dejaron sorprendida, pero como tenía un plan que seguir asentí con la cabeza, tomé la mano de Peter.
Peter paró un taxi con la mano y ambos nos subimos.
-¿A donde los llevo?-nos preguntó el taxista.
-A la terminal de aviones-le respondió Peter completamente tranquilo.
-¡¿Qué?!-lo miré desconcertada, ¿aviones?
-¿Que es lo que me gustaría hacer siempre? Fácil, viajar.. Siempre que lo hago es para trabajar, pero ahora planeo solo disfrutar, disfrutar de tu compañía-elevó sus cejas coqueto- total, vos también podes faltar a tus obligaciones, también sos una heredera..
¿Qué haría sin poder hacer algo con mi verdadero trabajo?
-¡Esto es una locura Peter!-lo miré algo mal- no tengo papeles, ropa, nada..
-Vos quedate tranquila, yo arreglo todo-besó mi mejilla.
El taxi nos dejó en la terminal de aviones y Peter habló con un par de personas, no tuvimos que hacer ni una cola, una persona nos condujo hasta la pista de aviones.
-¿Este es tuyo?-pregunté por preguntar, pero para sorpresa mía él asintió con la cabeza.
-Bueno... Es de mi familia, era de mi papá, ahora es mío-estiró su brazo y tomó mi mano- las damas primero
Di unos pasos y me puse a subir la escalera sin saber exactamente que estaba haciendo, ¿donde estaba metiéndome?
  Peter se acomodó bien en un asiento a mi lado, el avión al cabo de unos minutos ya había despegado, cuando estuvo en el aire nos trajeron miles de cosas para comer, tomé mucho vino, todo era una locura.
-Hace tiempo quería escaparme de la rutina, gracias por animarte a esto conmigo-me sonrió alegre como un nene, la verdad era que se veía adorable, pero traté de borrar nuevamente ese pensamiento de mi cabeza.
Dormí gran parte del viaje, miré una película, escuché música, cuando volteé Peter Lanzani estaba mirándome.
-Todavía no me preguntaste a donde estamos yendo...-me miró extrañado.
-Me da igual saberlo-suspiré- me da igual todo
-Mariana estamos camino a donde se conocieron mis papás, la bella Italia, Roma... La ciudad del amor-terminó de decir eso y me quedé completamente sorprendida, la piel se me erizó, me traicionó- vos me dijiste que sos una mujer más, no lo sos, algo... Una corazonada me dice que no lo sos, solo quiero corroborarlo..

En mi esenciaWhere stories live. Discover now