En mi esencia

Capítulo 3

Cuando se hizo el fin de semana desee poder descansar, pero eso no fue así, el mismísimo Peter Lanzani me llamó para un día de campo.
Busqué en internet que ponerme, e intenté hacer mi mayor esfuerzo por parecer sencilla y elegante.
Le pasé la dirección de otro edificio cerca del mío para que no sospeche de mi, me quedé simplemente afuera de éste hasta que él llegó.
-Lindo lugar eh-comentó y asentí con la cabeza.
Me senté en el asiento del acompañante.
-¿Vamos?-le sugerí, él me puso mi cinto se seguridad y recién ahí asintió.
-Vamos-repitió y puso en marcha su auto.
Puse música para que no reine el silencio.
-¿Pudiste solucionar las cosas que tenías el otro día?-quiso saber, me puse a pensar que mentira le había dicho, cuando recordé asentí con la cabeza.
-Otras cadenas hoteleras, quieren aliarse con la mía.. No sos el único que quiere eso-elevé mis cejas, él se rió.
-Seguro solo solo lo quieren para tener una junta con vos, una especie de cita, laboral y pero en definitiva cita..-Peter no pude evitar sonreír.
Me puse s tararear las canciones que pasaban en la radio de los nervios,  ¿que carajo estaba haciendo?
Llegamos a un lugar lleno de pasto, lleno de vacas, animalitos, sí, millones.
-¿Qué hace una persona como vez en un lugaf como este?-elevé mis cejas.
-También heredé este lugar, era el favorito de mi mamá, así que también crecí entre vegetación y animales, las apariencias pueden engañar-se rió- solo te traje acá como prueba, cualquier persona como vos ya estaría espantada y deseando que vuelva a la ciudad
Suspiré y cerré mis ojos, bajé del auto.
-Si tu deseo era espantarme no lo estas logrando-elevé mis cejas-me gusta el campo-esa sí era una verdad-también crecí entre todo esto...
Eso a Peter lo sorprendió, trajo un mantel con una canasta y agradecí el que haya sol para no tener frío.
-A ver...-puso las cosas en el suelo y se sentó- ya está, esta todo listo..
Me agaché no muy convencida y agarré rápidamente la botella de champagne.
-¿Ya?-se extrañó divertido- traje cosas para merendar, eso planeaba que sea para más adelante
-Me gusta el alcohol, no reniego de eso-intenté abrir la botella sin éxito, por eso se lo pedí a él, segundos después lo hizo-gracias
Agarré las copas y serví, bebí la mía, necesitaba estar alegre para seguir fingiendo el estar alegre de estar en su campo rodeada de sus animales.
-Mariana sos una chica rara... Algo en vos siento que me dice algo, siento que tengo mucho por conocer-se quedó mirando firmemente mis ojos, asentí con la cabeza.
-Pero estás haciéndolo.. ¿no?-traté de sonar lo más coqueta posible.
Él hizo lo de darme una frutilla y ponérmela en la boca, yo la comí y no perdí su mirada en ningún momento.
-Ninguno puede negar lo sensual que sos-soltó como si nada, elevé mis cejas-siento que cuando llegaste a esa fiesta tu intención fue tirarme un hechizo para que no puede dejar de pensarte, las cosas que podríamos hacer..
Todo se volvió con doble sentido y eso me alertó.
Peter Lanzani se abalanzó sobre mí tomándome por sorpresa, me besó y ambas copas con champagne se derramaron en el mantel, su mano fue hacia mi pelo y tiró de éste mientras sentía la intensidad de su boca, el calor empezó que me subió hasta las mejillas me alertó otra vez, quise separarme.
-No Mariana no...-me lo pidió con la voz entre cortada- siento que no quiero apartarte...-hizo una caricia en la punta de mi nariz, me la besó con cuidado-no se que tenes...
-Solo soy otra más del millón Peter, recordá eso...-traté de safarme de él sin éxito.
-Hay algo en tu esencia...-empezó, de un momento al otro decidí dejarlo aturdido para que dejara de pensar, por eso lo besé yo, tenía que sacrificarme.
Peter Lanzani me cargó del suelo abandonando nuestro plan inicial y me llevó hasta su casa de campo, me dejó apoyada sobre la cama y cerré mis ojos, él seguro creyó que del placer, pero no, no quería mirarlo a los ojos, a esos ojos que vi en viejos diarios, esos ojos que una persona especial miró alguna vez y se volvió loco por él, no pienso caer en eso.
Peter me desvistió lentamente besando cada parte de mi piel, yo dejé que el hiciera lo que quisiera, pero la naturaleza humana me traicionó, y realmente sentí placer, quise golpearme con algo en la cabeza por eso, pero mientras Peter estaba entretenido por hacerme todo tipo de cosas.
Cuando se colocó sobre mi no pude evitar tener que mirarlo, me acarició una mejilla.
-En tu esencia hay algo que me vuelve loco..-me lo dijo, me lo dijo rozando sus labios sobre los míos.
Entonces activé el plan B para que dejara de pensar.
Fui bruta, fui frontal y di lo mejor de mí para que él lo pasara bien, de un momento a otro me tomó de sorpresa y quedé nuevamente bajo de él.
-Quiero que sientas muchas cosas... Que me desees Mariana, ¿me deseas ahora mismo?-me hizo esa simple pregunta acariciándome dulcemente y la respiración se me acelero-¿me deseas?
Cerré mis ojos y apoyé mi cara contra la almohada completamente fastidiosa.
-Sí, te deseo Peter
Peter Lanzani logró que me aferrara a su cuerpo como si fuera el último cuerpo humano de la faz de la tierra, cuando terminamos él se quedó dormido, yo me puse de pie y corrí al baño, me agarraron nauseas, solo arcadas, me quedé de rodillas pensando en qué había hecho, quería morirme, literalmente morirme.
Asqueada, enojada conmigo misma volví a la habitación para empezarme a vestir, estaba lista para irme, agarré las llaves del auto de Peter y me subí, no supe como manejarlo, no era como el viejo auto que había heredado de mi mi papá, era moderno.
Al cabo de un rato lo logré, arranqué el motor y me fui hasta la puerta del edificio lindo, lo estacioné ahí, caminando llegué al mío, corriendo fui hacia la ducha, quería borrar cada rastro de Peter Lanzani en mi cuerpo, pero fue imposible.
Una vez limpia y cambiada me metí en la cama sintiendo una angustia enorme, me había acostado con mi enemigo, no pretendía llegar a tanto, no pensaba hacer eso.
Muchos dicen que jugar con fuego es malo, ahora realmente lo sé, jugué con fuego y terminé con quemaduras leves, pudo haber sido mucho peor.