Capítulo 28

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Él se me quedó mirando un rato, el silencio que se produjo estaba matándome por dentro, quise cavar un pozo bien profundo para desaparecerme.
Corrió el pelo de mi cara con cuidado.
-Lali..-él suspiró- tengo sensaciones y sentimientos encontrados.. Ya se que te dije que hay cosas simples en la vida, pero hay otras que no son tan simples..
Mis ojos fueron poniéndose brillosos por la angustia de su respuesta, quise levantarme pero él tiró de mi brazo para que me sentara nuevamente.
-Ya hablaste Peter, dejá que vaya a terminarme el helado en la habitación de huéspedes-le pedí desanimada.
-Lali no se que me pasa, no entiendo que me pasa, quiero poner distancia para pensar las cosas bien y no me sale, nada de lo que pienso me sale-suspiró nuevamente, ¿frustrado?
-Si te hace sentir mejor a mi me salió todo mal-traté de ponerle humor a la situación.
-Solo no quiero lastimarte... Vos lo hiciste, me lastimaste, pero tampoco mereces seguir pagando por eso, Lali por esto es que te pido tiempo-Peter me acarició dulcemente una de mis mejillas- si lo que buscas es algo de paz en mis palabras lo que sí puedo afirmarte es que me importas
Eso hizo que mi interior se revolucionara.
Asentí con la cabeza tratando de ser comprensiva.
-Esta bien.. Esta bien, pero igualmente me voy a comer helado a mi habitación-me puse de pie y fui hasta la heladera, después me desaparecí.
Me puse a ver una comedia romántica para poder llorar tranquilamente, para descargar mis emociones reprimidas.
Cuando la película terminó decidí irme a dormir, otra vez los pensamientos me molestaron, no me dejaban conciliar el sueño.
-Lali, La-Peter me llamó cuando estaba por quedarme dormida.
-¿Qué?-le pregunté por los ojos chinos del sueño.
-¿Queres que me acueste acá al lado tuyo? No soy el enemigo Lali, ya no... Quiero cuidarte y que te sientas bien, puedo quedarme y hacerte compañía, no pienses que soy una persona fría, sabes que no lo soy..-él se sentó en el borde de la cama.
Semi dormida le dije que podía quedarse al lado mío.
Sentir el calor de su cuerpo me trajo lindos recuerdos, solo quería abrazarlo, y lo hice, no me reprimí, nos quedamos así, en silencio, me sentí más relajada y eso ayudó a que me durmiera.

Otra semana pasó y cuando me desperté fui a lo de Eugenia aún sintiéndome mal.
Salí del baño de su casa y ella me miró preocupada.
-Creí que la etapa de las nauseas y el mal estar ya habían pasado-suspiré.
Mi amiga me preparó sopa de calabaza para almorzar algo tranquilo.
-Así que con Peter las cosas están raras..-ella siguió con el tema del que estábamos hablando.
-Yo ya no se, ya tendría que darme igual todo, tengo que disfrutar del presente pero.. No me perdono lo que hice Chinita... Ahora podríamos estar muy felices, dormir haciéndonos mimos, despertarnos y vivir una mañana apasionada.. Pero arruiné esas posibilidades..-suspiré.
-Lali mi corazón, seamos sinceras.. Si no hubieses tenido ese plan de mierda nunca te habrías acercado a una persona como Peter, los dos son de dos mundos distintos pero.. Por algo este bebé está presente en este momento.. Eso aún los une, y los va a unir de por vida-Eugenia levantó mi cara con una de sus manos- yo creo en esas cosas.. En el destino.. Para mi fue el destino que todo se tenga que dar así..-suspiró- dejá de hacerte la cabeza, el pasado ya pasó, viví el ahora
Ella me dio un cálido abrazo y después me preparó algo de té.
Ella me mostró cosas que le había comprado a mi bebé.
-¿Todavía no saben que es, no?-me miró con curiosidad, negué con la cabeza.
-Con Peter no queremos saber.. Él me acompaña a hacerme los estudios, el bebito está sano, se va a revelar el misterio cuando nazca-le sonreí.
-No puedo creer que vos que sos Miss ansiedad estás tragándotela y esperando pasa saberlo-mi amiga se burló de mí.
Le tiré los almohadones por la cabeza, terminamos riéndonos.

Cuando llegué al departamento me descalcé y abrí la heladera.
-Lali, ¿que haces descalza y abriendo la heladera?-Peter me retó, acto seguido me trajo para los pies.
-Me cagas a pedos y no me saludas.. Todo mal con vos Lanzani-elevé mis cejas mirándolo, lo hice reír.
Se acercó hacia donde estaba y me puse de puntas de pie, besé su mejilla, él hizo lo mismo.
-¿Que queres comer hoy?-me preguntó mientras ponía la mesa.
-Comida china..-le dije antojada, él asintió con la cabeza, se puso a llamar por teléfono- chow fan, chow mien, no entiendo nada, algo que tenga arroz, verduritas y alguna proteína
Él se rió cuando le dije eso, lo escuché ordenar, después terminó la llamada y me atrapó comiendo de sus chocolates.
-En un rato cenamos..-me retó dulcemente y solté lo que estaba comiendo, él caminó hasta donde estaba y me dejó acorralada contra la mesa de la cocina.
Pasó uno de sus dedos sobre mi boca y se lo lamió.
-Sabes que el chocolate también es mi perdición..-suspiró, ¿molesto con él o molesto conmigo? Él se apartó un poco y acto seguido tiré de su brazo para tenerlo nuevamente frente a mi.
-¿Estas jugando conmigo Lanzani?-me quedé mirándolo firmemente.
-Jamás.. Jamás jugaría con vos.. Yo..-él me respondió mareado.
-Tiempo-repetí harta de eso.
Lo solté y me fui directo a ducharme, quise que el agua caliente me relajara, cuando salí me quedé contemplando mi panza en el espejo empañado.
Me miré la cara y me quedé pensando si este último tiempo había sido feliz, había sido todo simplemente distinto, después llegué a la conclusión de que no había sido feliz, entonces tomé una decisión drástica.
Almorcé con Peter intentando mantener una conversación para disimular lo que iba a hacer.
Cuando anocheció él esta vez no se quedó a mi lado, entonces me puse mi ropa, agarré algunas cosas y las metí en mi valija, bajé por el ascensor y abandoné el edificio, me dio miedo parar a un taxi de la calle, pero al final lo hice, le pedí que me dejara en mi edificio.
Cuando entré me quedé mirando todo, todo estaba en su lugar como si nada hubiese pasado, cuando la realidad era que sí, muchas cosas pasaron.
Me metí en mi cama con un solo pensamiento en mi cabeza: dejar el pasado atrás y soltar a Peter Lanzani, ya mucho mal le hice, él merecía ir por ahí con liviandad, sin tener que pensar en mi, sin sentir culpa de tal vez lastimarme, renuncié a mis sentimientos para que él pueda ser feliz, acababa de cometer el más grande acto de amor que podía hacer, solo quiero su felicidad, ya me da igual la mía.

En mi esenciaOnde histórias criam vida. Descubra agora