Cap.52

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//Ese misma noche//

Mientras más pasaba el tiempo en el auto y se acercaban a ese lugar, más recuerdos les invadían la mente, sintiendo un sentimiento tan familiar, como si viajaran en el tiempo.

- ¿Cuánto tiempo, no?.- trato de romper el hielo Bielorrusia, mirando con una sonrisa nerviosa a su hermano. Kazajistán miraba por la ventana como la nieve caía calmada sobre el lugar, pintando de blanco todo a su paso.

- Si...- respondió simple sin despejar su vista del exterior. El bielorruso suspiro con fracaso, era claro que ninguno estaba contento de regresar al lugar que dejaron de llamar hogar.

El auto que los transportaba se detuvo cerca de la gran casa.

- Llegamos...¡Yey!.- hizo manos de jazz mirando con falso entusiasmo al kazajo, este le miro serio.

- Yey...- exclamo con una voz monótona saliendo del carro. Bielorrusia le siguió con el poco entusiasmo que tenia, tratando de mantenerse sereno.

- Muy bien...según Alemania debe estar aun adentro...- el bicolor hizo una mueca de disgusto recordado la llamada que le había hecho el alemán. 

- Espero ya halla terminado...

Ambos caminaron juntos sin saber que esperar ahí dentro. Apenas entraron escucharon a lo lejos música.

- Eso es...¿Mariachi?.- cuestiono el azulado apenas escuchando trompetas, guitarras y violines en la planta alta.

- Si que debe estar mal...- Bielorrusia se comenzaba a preocupar. Según las palabras de Alemania, Rusia le llamaba entre lloriqueos diciendo lo tonto que fue por creer que usar a México seria una buena idea. Kazajistán suspiro con fastidio, ahora tendrá que lidiar con un ruso llorón y melancólico. A paso largo decidió ir a encarar a ese inmenso país esperando verlo llorando en una esquina. 

- N-No hay que ser duros con él Kas, debe estar muy decaído debido por lo que paso.- el Bielorruso le siguió detrás imaginando las miles de escenas de su pobre hermano sufriendo por amor.

Siguieron el origen de la música, llegando hasta la antigua oficina de su padre, escuchando con más claridad la música junto a los "cantos" que en realidad eran gritos casi afónicos y desafinados del ruso.

- "Me marcho hoy, yo sé perder...Pero, ah-ah-ay, ¡cómo me duele!".- lograban escuchar desde el interior de la habitación.- "Ah-ah-ay, ¡cómo me duele!"...

Estando frente a la puerta, ambos se miraron, pensando en que harían cuando entraran a esa habitación. Kazajistán abrió la puerta, encontrándose con lo que ya habían imaginado. El lugar estaba hecho un desastre, muchas cosas, entre ellos libros, papeles y decoración estaban rotos y esparcidos por todas partes, había botellas de distintos alcoholes tiradas y vacías por cualquier lugar, viendo que el gabinete donde provenían estaba casi a la mitad de botellas, recordaban que esa vitrina estaba llena; y como ultimo toque, Rusia sentado en el suelo recargado en su escritorio, con una botella en una mano y su celular en la otro, justo de ahí provenía la música. El ruso les vio entrar, a los primeros segundos trato de reconocerlos, pero con su cabeza dando vueltas, le era difícil identificarlos.

- ¡Hermanos!.- grito mostrando una sonrisa y estirando sus brazos a ellos, para luego bajarlos borrando su gesto.- Mi familia...

- ¿Pero que hiciste aquí?.- el kazajo siguió viendo con desagrado como gran parte de la sala fue destruida. Bielorrusia se acerco a paso lento a su hermano, poniéndose en cuclillas a su lado.

- Rusia ya deja eso...- quiso quitarle la botella a medio tomar que tenia, pero el ruso se negó, volviendo a tomar de ella.

- Por favor solo déjenme sufrir...- reclamo limpiando su boca con su brazo.

¡Cambio De Planes!Where stories live. Discover now