Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)

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- ¿Si? Me alegro... Bueno doctor, con permiso... Sólo vine a firmar algo, la verdad es que estoy algo apurada. 

- Oh, bueno Rin, nos vemos en otro momento, que estés bien. 

Rin se despidió con una sonrisa y siguió caminando junto a Sesshomaru. Sintió que el peliblanco la miraba a ratos, pero decidió ignorarlo, hasta que lo escuchó hablar.

- ¿Quién era él? - Preguntó con su serio y desinteresado tono habitual.

- Es el doctor encargado de mi hermano.

- Le gustas. - Dijo sin más rodeos. Ella abrió sus ojos con sorpresa al escucharlo.

- ¿De qué hablas, Sesshomaru?

- Es demasiado obvio, te miraba como idiota.

- Te estás imaginando cosas, él es así. - Dijo con sus mejillas levemente sonrojadas, Sesshomaru frunció su ceño al notarlo.

- Y tú ya lo sabías...

- No creo que le guste, sólo me invitó a salir una vez, hace tiempo... le dije que no y dejó el tema atrás, nunca más volvió a preguntarlo. Eso es todo. Probablemente ya lo olvidó. - Lo escuchó bufar levemente y no pudo evitar reír. - ¿Estás celoso?

- No... sólo me gustaría poder agarrarte y besarte aquí mismo, para que todos los idiotas que te miran así, sepan que estás conmigo. 

Rin sonrió sonrojada, moviendo su cabeza en negación. 

- Sesshomaru, no sabía que eras tan posesivo. - Dijo riendo. - A mi también me gustaría andar por ahí libremente contigo, que no diga nada no quiere decir que no me de cuenta de como te hablan y como te miran las mujeres... pero sé que tú me elegiste a mi. - Dijo entrando a la habitación donde estaba su hermano, él entró tras ella, cerrando la puerta a su paso. - Yo sé que estoy contigo, con eso debería bastarte.

- Si me basta con que tú lo sepas, confío en ti. Y no es que sea posesivo... o quizás si, no lo sé... nunca antes me había sentido así por alguien, supongo que... sólo tengo que acostumbrarme. No puedo evitar que todos te miren de esa forma, eres demasiado hermosa.

La castaña se acercó a él, tomó su rostro con delicadeza y besó con dulzura sus labios, encontrándolo desprevenido. Él sonrió levemente al sentirla, sentir esos deliciosos labios con los suyos era una sensación embriagante a la que sin darse cuenta, se había vuelto adicto.

Rin se separó de él y tomó los papeles que estaban al pie de la cama de su hermano, como la enfermera le había indicado. Se sentó junto a Sesshomaru en unas sillas que habían en la habitación mientras leía los documentos.

- Se parece a ti. - Lo escuchó decir, ella le sonrió en respuesta. 

- ¿Me esperas aquí? Tengo que preguntar algo, vuelvo enseguida. - Él asintió y Rin salió de la habitación.

Sesshomaru recorrió la pieza con su mirada. La última vez que había estado en un hospital fue cuando falleció su papá, pero ahí era distinto. Al lado de la cama habían flores, que por lo que dijo ese idiota sonriente, probablemente las había llevado Rin. Habían varios libros y algo llamó su atención, al lado de los libros había un pequeño cuadernillo con las iniciales K.R marcadas en una esquina de la portada. Supuso que todas esas cosas eran de Rin y con mucha curiosidad tomó el cuadernillo y comenzó a hojearlo.

Por un momento sintió que se había quedado sin palabras. Era un cuaderno de dibujos, pero el nivel de detalle en cada uno de ellos era impresionante, se notaba la delicadeza y la dedicación en cada línea y no sólo eso, estaban hechos con una gracia realmente especial, que le causó un sentimiento extraño, nunca tuvo ojos para ese tipo de cosas, pero esto realmente era distinto. ¿Rin había hecho todo eso? 

DestinadosWhere stories live. Discover now