Prólogo.

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Aún recuerdo mi primer día en la Midtown High School. Era, nuevamente, el primer día de clases para todos. Los estudiantes se encontraban dándose abrazos de bienvenida, incluso muchos hasta empezaron a llorar. Totalmente conmovedor.

El lugar era enorme, algo a lo que no estaba acostumbrada, pero no dejaría que eso se diera a notar. A quién engaño, me sentía asfixiada estando rodeada de tanta gente, y los murmullos de la multitud no ayudaban para nada. Recuerdo que estuve a punto de desmayarme, hasta que lo vi.

Al pasar las puertas principales, estando en el pasillo central mi vista se fue hacia esos pares de ojos. Los recuerdo como si hubiera sido ayer. Sus ojos estaban rojizos, como si hubiera llorado o daba a entender que quería hacerlo.

Quede anonada al verlo, y él probablemente me miraba como otra estudiante más. Tomé las correas de mi mochila y le sonreí, me sentí una tonta al haber hecho aquello. Pero al verlo sonreír a mi dirección me sentí aliviada, mi respiración volvió a la normalidad y la sensación de sentirme asfixiada desapareció.

-¡Hey Peter!- giramos a dónde provenía la voz, un chico robusto se acerco al castaño, noté como estos hicieron un saludo y después se dieron un abrazo.

Baje mi mirada y recordé que tenía que ir a la oficina del director, pero, ¿en dónde estaba la oficina del director? Empecé a caminar sin ningún rumbo en especifico, y de no ser por la amigable rubia que vio la desesperación en mi rostro y se acerco a ayudarme, probablemente hubiera perdido aquel día en busca de la oficina.

{...}

-Mi nombre es Astrid- dije viendo hacia la clase, el castaño y el robusto estaban ahí.

No los conocía del todo, pero me daban la pinta que serían unos buenos compañeros, o incluso amigos. Esto último lo anhelaba tanto.

-¿Algo más que decirnos?- preguntó el profesor.

-Es mi primera vez en una escuela...

-¿Estudiabas en casa?- preguntó alguien.

-He... no- respondí tratando de buscar la voz, una morena alzó su mano- Estudiaba en un internado- respondí.

-Vaya, ¿era uno especial?

-No del todo- respondí rápido- ¿Puedo tomar asiento ya?

-Claro, claro- dijo regresándome mis documentos- ¿Por qué no tomas asiento con Betty?

La rubia volvió a sonreírme, fui al asiento, no sin antes darle una última mirada a los dos chicos.

-Bueno, no me queda más que darte la bienvenida, tus compañeros se encargarán de hacer tu experiencia aquí inolvidable- se acomodo sus gafas y giró al pizarrón- ¿En qué estábamos? Cierto, todo aquel que blippeo tendrá que presentar los exámenes nuevamente- varios abucheos se hicieron notar- Ordenes del jefe, no mías.

-¿Puedes creer eso?- miré a Betty- Debería de estar en una universidad en estos momentos, la mayoría están en desacuerdo, pero vamos, desaparecimos por años, era obvio que algo así pasaría.

-Bueno, a diferencia suya, yo tengo que cursar unas materias de grados pasados- la rubia me dio una sonrisa apenada.

-No tienes nada de que preocuparte, te podría pasar mis apuntes, o ayudarte en lo que necesites.

-Gracias- respondí y seguimos prestando atención a clases.

Betty no se despego de mi en todo el día, lo cuál agradecí- ¿Sabes dónde queda mi casillero?- le tendí la hoja de papel, Betty sonrió.

-Suerte la tuya, queda cerca de los baños de chicas- menciono, pasamos el pasillo central, y después de unos cuantos pasillo paró- Es este- me regreso la hoja de papel- Nos vemos luego, tengo que ir a ver algo sobre el noticiero escolar.

Paper Rings (Peter Parker/Spider-Man)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora