Just One Day

293 63 16
                                    

Un ataque de pánico nivel diez, eso era lo que Kakyoin sentía. Jotaro y él llevaban menos de un mes conociéndose. Era demasiado pronto para un "Te amo", ése hombre era demasiado apresurado o tal vez él era muy lento. Un brebaje lleno de inseguridades pasaron por la mente de Kakyoin, sí Jotaro podía amar tan rápido, era seguro que podía aburrirse de él igual de rápido.

Pero seguramente un novio fantasma no era cosa de todos los días, eso le daba interés a su "relación"; ¡Mierda ni siquiera tenían una relación formal!
El pánico lo abrumaba, su mente decía "Debes hablar seriamente con él" pero su corazón le recriminaba "Debiste decirle que tú también lo amas".

Porque esa era la más pura verdad, Kakyoin ya había caído en las redes de Kujo, su barco de negación al amor se hundió contra aquel iceberg de encantos que Jotaro poseía.
Aquel chico era droga pura, su perfume natural era mejor que cualquier aroma en el mundo, a menudo se encontraba así mismo enterrando la nariz en la almohada de Jotaro mientras no estaba. También solía sentarse en el tanque roto mientras observaba el cielo, que en cualquier estado le recordaba a Kujo Jotaro.

La noche le recordaba a su cabello, el día a sus ojos y el atardecer a su piel. El cielo había sido creado para que el mundo no olvidará a Jotaro, el hombre más perfecto jamás creado. Obviamente podrías decir lo contrario sí te había dado unos buenos golpes, Kakyoin estaba seguro que Jotaro era bueno peleando, incluso mejor que él, o que Jonathan.
Su pensamiento divagó hasta aquel punto de inicio, Jonathan. Jonathan le contó en repetidas ocasiones las muchas cosas que debía hacer para ganarse el corazón de una persona, también le dijo que decir "te amo" no era algo que debías de ir a cualquiera, solo a la persona que pasaría la eternidad contigo.

La cosa con eso era que Jotaro no podía pasar la eternidad con él, Kakyoin no sería tan egoísta para pedirle que se quede a su lado en aquel horrendo departamento, pero tampoco tenía el corazón para mandarlo al demonio por su propio bien; maldita indecisión.

Regresando a lo que no le agobiaba, se puso a pensar porqué Jotaro podría elegirlo como persona amada, sí tan solo pudiera darse cuenta que era demasiado guapo para un chico como él, escogería a cualquier otro. Un chico como Jotaro, con esa sonrisa, ése porte, su personalidad, sus ojos, su todo; era lo que cualquier persona merecía en su vida pero él era el afortunado, aunque en muerte.

Después de huir de dónde Jotaro, se metió al cuarto de Giorno, el chico no estaba pero su montón de revistas adolescentes sí. Que no ayudaron mucho porque todas decían "Solo se vive una vez, ¡Ve por él!" Consejo que no le servía de nada.

Kakyoin haciendo uso de su capacidad para tomar la posesión de objetos, encendió el televisor, una película clásica de amor se presentó frente a él en el canal 3, "Ghost: La sombra del amor".
El nombre le llamó la atención, la trama aún más, la película le recordaba mucho a su situación, por lo que terminó llorando al final. Entendió que lo mejor sería descansar en paz pero no podía hacerlo, al cerrar sus ojos y concentrarse, sentía dónde estaba su cuerpo físico. Entre otros huesos, lleno de lodo, olvidado por el tiempo, por sus amigos y por Dios. Pobre Noriaki, destinado a quedarse por siempre entre pecadores, no podría nunca descansar en paz.

Ya más armado de valor, fué a ver a Jotaro, tenía que disculparse. Al entrar pudo divisar a un borracho Jotaro, hablando por teléfono por la que suponía era su madre.

ㅡ ¡Y una mierda que volveré Holly!ㅡ gritaba.ㅡ ¡Escucha perra, tú me mandaste al demonio ahora vete a fastidiar a alguien más!

Kakyoin estaba muy sorprendido, sabía que la mamá de Jotaro se llamaba Holly pero imposible que le hablara así a su madre, debía ser alguien más.

ㅡ ¡No eres mi puta madre, eres una idiota que cree en algo que no existe!ㅡ

Oh. Si era su madre, vaya la cosa.
Analizando lo que sucedía, Kakyoin suponía que la mujer era una pesadilla, después de todo, Jotaro era un caballero, era imposible que fuese tan mierda con alguien.

ㅡ¡Adiós imbécil!ㅡ colgó el teléfono, escuchando un "Bebé, escucha" antes de que lo azotará.

Jotaro se acurrucó entre el cojín de cereza y  el delfín para llorar como niño pequeño en el sillón. No era un adulto rudo, era un adolescente que estaba pasando por cosas difíciles, necesitaba un poco de amor sincero. Kakyoin en un impulso de amor (o estupidez) se hizo notar, avanzando a él.

Jotaro se recompuso de forma rápida y en posición de defensa.

ㅡ¿Qué quieres?ㅡ el tono de su voz era rudo.ㅡ ¡Lo nuestro debe terminar, entiendo que no me ames como yo lo hago pero no te atrevas a ser un desgraciado y burlarte de mí!

Ni eso pudo detenerlo, Kakyoin avanzaba lentamente hacía él con los brazos abiertos, tenía que amarlo como nadie lo había hecho en un largo tiempo. Jotaro seguía protestando, intentando que el chico se detuviera, el corazón de Kujo no podría seguir siendo golpeado.

Kakyoin finalmente se detuvo frente a él, lo miró con dulzura reflejada en los ojos. Jotaro tenía esa mirada matadora pero en el fondo quería que se fuera para seguir llorando en paz.

ㅡ Jotaro, yo también te amoㅡ lo abrazó.

El chico más alto se tiró de rodillas, el dolor en su pecho era demasiado, los brazos de aquel chico le daban un refugió, desde que había salido de su casa por marica no había llorado, estaba sacando todo lo que su interior envenenaba. Se sentía amado y amaba. No podía ser más feliz pero en ése momento no necesitaba una pareja que le diera sexo, necesitaba el apoyo emocional que el pelirrojo le estaba brindando.

Jotaro lloraba cuál niño pequeño, casi que lo sentía como un pobre infante que perdió a sus padres, porqué esa era la realidad. Kakyoin consideraba que los padres lo habían perdido a él, Jotaro valía muchísimo.

ㅡ Vamos corazón, sácalo todo, no reprimas más tus sentimientosㅡ Kakyoin daba cariños a la espalda de Jotaro, le hablaba en voz suave.ㅡ No hiciste nada malo Jotaro, está bien, está bien, te amo, aquí estoy para tí.

Estar en los brazos de Kakyoin era como estar en suaves mantas pero impregnadas de amor sincero, amor puro. Sentía los besos en su frente, las palabras de apoyo, las caricias, todo eso le daba confianza, incluso el rizo le hacía sentir mejor.

Ya más calmado, Jotaro fué consentido por Kakyoin toda la tarde restante, incluso tomaron un baño juntos, Jotaro estaba destruido por esa mujer pero Kakyoin tomaría cada pequeña parte y la pondría dónde pertenece. Jotaro casi no habló en todo el día, no sabía qué decir, hasta que la noche cayó.

ㅡ Kakyoin...

ㅡ ¿Qué ocurre Joot?ㅡ Le preguntó con un tono dulce.

ㅡ Yo te amo más.ㅡ Ocultó su rostro entre las sábanas.

ㅡ Creo que yo lo hago másㅡ se acercó para darle un beso dulce y se levantó para irse.

ㅡ ¿Podrías dormir conmigo?... Solo esta noche sí quieres, por favor.ㅡ Sujetó su mano para impedir que se retirará de ks habitación.

ㅡ Está noche y todas las que quieras.ㅡ Kakyoin se recostó a su lado, abrazando su cuerpo, permitiendo recostar su cara en su pecho, escuchando su corazón.

ㅡ No te vayas nuncaㅡ

ㅡ No lo haré.








El Departamento del Tanque Roto • JotaKakTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon