Let's Fall in Love for the Night

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Nunca estuvo loco

O solo.

Siempre tuvo a su Stand, sólo que nunca decidió confrontarlo, temía del poder.

Tras una larga charla con Avdol, Jotaro intentó entablar una conversación con Star Platinum, algo que fue en vano pues su individuo solo decía "Ora".

Según Avdol sería un golpe de suerte, ya que rara vez los Stands podían comunicarse y cuando lo hacían no era directamente con sus Usuarios, sino con el enemigo.

Vaya mierda.

Avdol le explicó el poder de algunos Usuarios que él conocía dentro del edificio, la única persona sin usuario Stand dentro del edificio era el gato de la señora Enyaba, el cual se llamaba Dio y era bastante desagradable.

Registró las listas con la excusa de investigación, no mintió pues estaba buscando sí acaso Kakyoin era un Stand o sí poseía uno.

No aparecía en ningún registro.

Estaba decepcionado, realmente le gustaba la idea de poder pasar un día a saludarlo, tal vez entablar una amistad y si acaso, dejar que las cosas sucedan.

Kakyoin era esa persona con la que siempre soñó.

Su princesa favorita era "La Sirenita", su peculiar cabello rojo hacía un contraste precioso, cabello que Kakyoin poseía.

El chico no parecía ser mala persona, hablaban muy poco pero sus expresiones, modos y vocabulario le hacían darse cuenta de que estaba chapado a la antigua.

No le gustaba suponer que era gay pero se hacía ilusiones.

Durante su infancia, Jonathan lo cuidó de la forma en la que un padre lo haría, entre el trabajo de su padre y su abuelo, sólo tenía a Jonathan.

Le contaba las grandes aventuras que vivió, como su cuerpo resistió al paso del tiempo gracias al Hamon.

Jonathan era su mundo cuando lo tenía a su lado, desgraciadamente había partido hacía más de diez años pero los cuentos para dormir eran sus favoritos.

"ㅡEntonces el malvado Dio tomó la máscara y ¡Boom! ¡Era un aterrador vampiro! ㅡ hacía ademanes según la palabra que lo necesitará junto a expresiones exageradas.

ㅡ¿Lo mataste abuelo Jonathan? ㅡ ya sabía la respuesta, Jonathan era demasiado bueno para matar.

ㅡ ¡Jotaro no digas eso! No está bien acabar con la vida de las personasㅡ Jonathan lo cargó entre sus fuertes brazos, su voz sonaba sería pero sin asustar al pequeño de 4 años.

ㅡ Pero ¿Cómo murió Dio? ㅡ

ㅡBueno, mi leal amigo me ayudó a amarrarlo con sogas hasta que la luz del sol salió, unas sogas invisibles que salían de su espaldaㅡ Jonathan lo recostó en la cama, listo para dormirㅡ él salvó mi vida incluso sí no tenía que hacerlo.

ㅡ¿Era mágico, Abuelo Jonathan? ㅡ El héroe de su abuelo siempre sería su personaje favorito.

ㅡ Oh sí, era sin duda muy mágico, era un chico amable y siempre dispuesto a defender al mundoㅡ Aunque Jonathan no decía que murió, lo sabía.

ㅡSeguro era rudo y medía dos metrosㅡ Al pequeño Jotaro le brillaban los ojos.

ㅡ Todo lo contrario, era bajito y flacucho, Speedwagon lo cargaba con un brazoㅡ Jonathan sonaba melancólico.

ㅡ¿Cuál era su nombre, abuelo? ㅡ

ㅡ¿Prometes nunca olvidarlo? Es un secreto que no se puede olvidar, júralo mi pequeña estrella de marㅡ Le tendió su meñique para poder hacer aquella promesa que para un niño, era sagrada.

ㅡ ¡Lo juro por mi honor! ㅡ Unieron sus dedos, la expresión decidida de Horario causaba ternura a su bisabuelo.

ㅡSu nombre era...ㅡ"

Ahí llegaban sus recuerdos, no podía recordar el nombre de aquel que juró nunca olvidar yacía olvidado en lo profundo de su memoria.

La batalla contra un vampiro llamado Dio, en el viaje fallecieron dos personas, el señor Zeppeli y aquel del cual no recuerda el nombre, una historia ocurrida durante la juventud de Jonathan.

Sonaba imposible, como un cuento de hadas o un cómic de acción.

Lo que solía ser una realidad para Jotaro se fue convirtiendo en ficción gracias a la adolescencia, la madurez y los comentarios crueles a menudo hacía su padre sobre llenar la cabeza de su hijo con mierda.

Ahora la ficción volvía a ser una realidad, se arrepintió de hacer caso a los comentarios ajenos y más que nada por dudar de su abuelo.

"Sí el fantasma de mi departamento fuera Jonathan me gustaría que me abrazara..."

Esa noche, Jotaro lloró hasta quedar empapado en lágrimas de arrepintiendo puro; en cuanto el hombre cerró los ojos volvió a sentir la calidez de ser abrazado por quién realmente se preocupa por ti.

En sus sueños, danzaba en un gran salón, su pareja era Kakyoin, al fondo de la sala estaba Jonathan dándole esa mirada de aprobación que siempre tuvo, rodeado de sus amigos más cercanos y los únicos que tiene, soñó como nunca lo había hecho antes.

Cuando despertó aún era de madrugada, sólo pudo pronunciar el nombre de aquel que hacía un compás en su corazón cuál vals.

ㅡ...Kakyoin...ㅡ susurró con timidez, casi con miedo.

El departamento se iluminó en tonos verdes que recorrían el departamento cuáles tentáculos, no le asustaba, ya no más.

ㅡ¿Eres el fantasma eh? ㅡ Aunque la voz del fantasma no sonó, sintió la afirmación.

Se levantó de la cama para observar aquel espectáculo de otro mundo; las luces verdes que emitían sobre la oscuridad eran como las estrellas mismas en el firmamento.

Su Fantasma sin duda no era malo, sólo algo juguetón, tenía tantas preguntas que hacerle y tan pocas respuestas que se le podían otorgar.

ㅡ¿Conoces a Kakyoin? ㅡ No hubo respuesta.

Las esmeraldas que se sostenían de los Tentáculos cuáles frutas a un árbol caían de a poco, como sí pensar en el Crush de Jotaro le pusiera triste.

ㅡ Mi nombre es Jotaroㅡ sintió que debía presentarse correctamente, después de todo, él era el invasorㅡ y él es Star Platinumㅡ sacó a su Stand con cuidado de no asustar a su Fantasma.

De los Tentáculos esparcidos se reunió un ser que suponía que era un Stand, el Stand de su Fantasma, era verde y brillante, tenía relieves como un melón pero el brillo de la luna en su plateado decorado.

ㅡMe gustas, es decir, me gusta el Stand ¿O tú Stand? Yo, perdón, soy nuevo en estoㅡ era su primera interacción directa, no quería arruinar el momento.

El Stand hizo un gesto como sí riera por su torpeza, se le acercó a Star Platinum para poder tocar sus manos, sentía los tentáculos pasar con confianza e indagar en el rostro de su Stand, era como sí viera a una persona después de muchos años.

Los Stands jugaban entre sí, para Jotaro era como jugar con un pulpo, sentías la succión en tus dedos e intentaban sacarlos pero son quitarte al animal de encima, se sentía cómodo con aquel que fuera su Fantasma.

Aunque no pronunció ni una palabra, le hacía entender que le apreciaba, ya que se sentía seguro en su casa, con él.

No notó que el tiempo pasó hasta que a las tres con quince de la madrugada, se escuchó el correr del agua, luego de eso, el Stand se esfumó sin despedirse.

El Departamento del Tanque Roto • JotaKakWhere stories live. Discover now