El Departamento del Tanque Roto • JotaKak

•Ｓｅｇｕｎｄｏ ｐｅｎｓａｍｉｅｎｔｏ•

Es amable y cálido, me quita el frío que solía tener

Me preguntó sí estaría consciente que no debería hablar conmigo, porque todos los que hablan conmigo terminan de forma trágica.

A Hierophant Green le agrada mucho, me ruega regresar al día siguiente, cómo sí pudiera dejarlo o moverme a otra parte además del edificio

Para mí suerte es bastante grande y nunca me aburro escuchando los secretos que retumban tras las paredes, mi rutina diaria es acompañar a los inquilinos, me hace pensar que sirvo de algo.

Desayuno junto a la vieja Enyaba, es un milagro que siempre notó cuando deja prendida la estufa y suelo apagarla.

"...Estoy harta del maldito fantasma que vive en el edificio, te lo digo hijo, debería irme a vivir contigo…"

Cuando ella termina sus llamadas voy a visitar a la joven Yukako, es adorable como intenta obtener la atención de un chico de su clase, de verdad está enamorada.

"...No es cómo qué me molesten los rumores de un fantasma o algo así, ya te digo Rohan, puras tonterías... ¡Lo de Reimi fue diferente!..."

El mejor amigo de Yukako la suele llamar muy seguido, al parecer le interesó mucho, creo que quiere escribir algo sobre mí.

Me gusta despertar a tiempo a Giorno para que vaya a la escuela, lleva semanas sin notar que su despertador no está conectado.

"ㅡ¡Adiós, papá, tengo que irme!

ㅡ¡Ten cuidado, no te vayas a golpear con algo por ir tan rápido Giorno!

¡Si me caigo estoy seguro de que el fantasma me atrapará! ㅡ se escucharon sus risas al fondo.

Aunque lo dice como una broma, lo haría sin duda, Giorno es muy torpe para ciertas cosas pero sin duda es mi inquilino favorito, me recuerda al nieto del señor Zeppeli.

Ya para las ocho de la mañana, me aseguro de que el edificio esté en buen estado, revisó que todos mis vecinos tengan sus cosas en orden, se sorprenderán de saber qué cosas tan sencillas como apagar el calentador del agua o desconectar una lámpara ayudan mucho a sus cuentas.

Pero a mitad del día me gusta subir al departamento donde vive Jotaro, es tranquilo, o lo era antes de su llegada.

Pero no me quejo de él, sus libros son interesantes y su estilo musical es muy de mi época, me hace pensar que tal vez nuestros tiempos no están muy apartados.

Cuando Jotaro se va a la oficina junto a Avdol yo voy a la puerta, el distraído de Polnareff suele dormirse sin cuidados.

Cada que han intentado robar, yo cierro las puertas, sí alguien busca información, le muevo la silla para que despierte.

"...Cielos, que buena suerte tengo"...

Mi día a día es bastante feliz a comparación de los demás fantasmas, supongo.

Alguien que suene ser muy amable conmigo indirectamente es Avdol, deja comida en la oficina, no debería ser capaz de comer pero siempre siento una necesidad de llenar mi estómago, tal vez se relaciona con mi muerte pero aprecio los gestos que hace por mí.

"...Te traje una paleta, no es mucho pero estoy seguro de que alcanza para tu antojo…"

Luego de eso, se retira, respetando mi privacidad.

Cuando Giorno regresa de la escuela soy el primero en recibirlo, su padre no regresa de trabajar después de las seis.

El señor Bucciarati piensa que Giorno le hace la comida y lo considera un hijo estupendo.

Giorno piensa que su papá regresa a hacerle la comida luego de eso, vuelve al trabajo y lo considera el mejor padre del universo.

Pero la realidad es que me gusta cocinarle a Giorno, no tiene filtros como lo harían otros niños de su edad, se siente casi como un amigo aunque no me siento completo.

"...Demonios, mi papá debería casarse, mejor no, no quiero que el maldito de Abbacchio me robe a mi papá…"

Me río de sus ocurrencias hasta que escucho como las pisadas de Jotaro entran al departamento, bajo lo más rápido que puedo para verlo.

Tiene una mirada cansada pero no infeliz, su ropa viene sucia de ordenar papeles llenos de polvo sin contar uno que otro corte en sus dedos por las hojas.

Me mira sin saber dónde estoy, me sonríe sin saber sí le sonrió de vuelta y luego dice:

ㅡ Ya llegué a casa.

Y me siento completo.